En la actividad tomaron parte el alcalde de Caldiero, Marcello Lovato; el embajador de Italia en Rusia, Pasquale Terracciano; el embajador de Rusia en Italia, Serguéi Rázov; el presidente de la Federación Internacional de los Combatientes de la Resistencia, Vilmo Hanti, y el presidente de la asociación Conozcamos a Eurasia, Antonio Fallico.
Vladímir Tulisko tenía 22 años, cuando fue abatido el 25 de abril de 1945 durante un tiroteo con los alemanes en retirada, cerca de Caldiero, en el noreste de Italia. El joven había sido enviado a ese país a realizar trabajos forzados por los nazis, pero logró escapar del cautiverio en verano de 1944 y unirse a grupos de resistencia que actuaban en la región de Veneto, formando parte de la división Pazubio.
María Bertilla Marin, en aquel entonces una niña de 12 años, conoció a Willj moribundo y después durante años depositó flores sobre la tumba del guerrillero soviético.
"Vi a un joven que yacía en el viñedo, crispado del dolor y con el rostro cubierto de sangre... Este cuadro se grabó en mi memoria para toda la vida, lo único que pude hacer por él fue llevarle flores a su tumba todos los días", refirió ella.
Al constatar que en ciertos países actualmente se hacen intentos de ensalzar a los nazis y sus cómplices, el diplomático los calificó como absolutamente inadmisibles.
"Los crímenes de los nazis no tienen justificación ni plazo de prescripción. Nuestro deber de ciudadanos consiste en recordar la valentía, la firmeza y el heroísmo de los militares y los guerrilleros que dieron sus vidas por la victoria sobre el nazismo", agregó.