En 2015, tras 21 años, abandonó Chile para mudarse a Múnich, donde se encuentra la sede de ESO. Allí se prepara el llamado Extremely Large Telescope (ELT), el que, según la organización europea, será el "mayor ojo que mire al cielo". En su diseño trabaja Guisard.
"Este será el telescopio más potente del mundo. No por su diámetro, sino por el tamaño de su espejo central. Este tendrá un diámetro de 39 metros. Podrá recoger más luz y así ver mucho más lejos", explica.
Está previsto que ELT sea instalado entre 2025 y 2026 en el desierto chileno. Sus cielos claros no tienen nada que ver con los de Múnich, afectados por la contaminación lumínica. Una bóveda celesta que el ingeniero recuerda con cariño. "Los cielos son muy oscuros, perfectos para los astrónomos, sobre todo para sacar fotos nítidas".
Y es que, más allá de ingeniero óptico, Guisard es también astrofotógrafo.