El hombre, de 52 años, que se apellida Zhou participó en una pelea masiva en 1990 que se saldó con muchas víctimas, informa The Beijing News.
Cuando los agentes de Policía empezaron a investigar el incidente, Zhou se asustó y decidió mantener un perfil bajo. Tenía miedo de que se abriera una investigación contra él.
Para sobrevivir se vio obligado a trabajar de manera ilegal en fábricas y minas, mientras recogía basura en la calle.
Pero para 2020 se cansó de estar siempre escondido y se entregó en el departamento de Policía más cercano y confesó allí que había participado en aquella pelea.
Cuando los agentes levantaron los archivos y revisaron si Zhou estaba entre los criminales buscados, no encontraron nada. Al escuchar esto, el fugitivo se echó a llorar, ya que los 30 años escondido de la justicia resultaron en vano.
Además, en todo ese tiempo Zhou no vio a sus padres que fallecieron mientras él estuvo oculto. Para ayudar al arrepentido, los agentes de Policía contactaron con su familia y le compraron un pasaje para que por fin pudiera ir a casa.