El informe de situación ofrecido por el Ministerio de Sanidad este 30 de octubre reporta también 239 nuevos fallecimientos, dejando un total de 35.878 muertes en personas diagnosticadas con coronavirus.
En los últimos 14 días el conjunto del país muestra una incidencia acumulada de 485 casos por cada 100.000 habitantes, muy por encima de los 361 que se registraban hace una semana.
Además, el enclave norafricano de Melilla también muestra una situación preocupante, con una incidencia 1.276, muy por encima del umbral de 250 que España marca como límite para declarar el escenario de "riesgo extremo" en un territorio.
En los últimos 10 días España realizó algo más de un millón de pruebas PCR y de antígenos para detectar el coronavirus, ofreciendo una positividad del 13,8% (con una tasa de 2.310 positivos por cada 100.000 procedimientos).
Sólo en los últimos 14 días fueron detectados 228.208 casos positivos en todo el país.
El aumento de los contagios se traduce en una mayor presión hospitalaria: actualmente hay 18.162 pacientes por COVID-19 ingresados, ocupando el 14,7% de las camas de hospital disponibles en todo el país.
España decretó un estado de alarma de seis meses (hasta el 9 de mayo) para tratar de doblegar la curva de contagios.
Ahora mismo la estrategia contra el virus se centra en el establecimiento de un toque de queda nacional (del que se libran las Islas Canarias), limitar las reuniones sociales e imponer cierres perimetrales, medida aplicada en 15 de las 17 comunidades autónomas del país.
Estos cierres, impuestos sobre todo para limitar movimientos de cara al puente de Todos los Santos, implican que el 83% de la población (unos 39,1 millones de personas) tiene prohibido abandonar su área de residencia salvo por causas justificadas.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, se mostró convencido este 30 de octubre de que las restricciones servirán para limitar contagios y descartó un nuevo confinamiento domiciliario, medida que no está contemplada en el nuevo estado de alarma.
