"Cuatro países albergan zonas que podrían padecer una situación de hambruna en breve si sus condiciones se deterioran aún más en los próximos meses", dice el comunicado.
Se trata de Burkina Faso —en la región del Sahel de África occidental—, Nigeria nororiental, Sudán del Sur y Yemen.
El texto alerta de que algunos sectores de la población en esas zonas ya están sufriendo una situación crítica de hambre, y la escalada de los conflictos junto con una mayor reducción del acceso humanitario podrían conducir a un riesgo de hambruna.
Según las agencias alimentarias, la evolución de la situación en los países de mayor riesgo, entre otras cosas, dependerá del desarrollo de los conflictos regionales, los precios de los alimentos, los fenómenos meteorológicos extremos, el impacto de la pandemia del nuevo coronavirus, así como del acceso humanitario y los donantes.
Por su parte, el director de Emergencias y Resiliencia de la FAO, Dominique Burgeon, expresó su preocupación por "el impacto combinado de varias crisis que están erosionando la capacidad de las personas para producir y acceder a los alimentos" e instó a garantizar el acceso de los organismos alimentarios en esas zonas problemáticas "para asegurarnos de que [las personas] dispongan de alimentos y de los medios para producirlos y mejorar sus medios de vida para evitar el peor de los escenarios".
La ONU también instó a tomar medidas urgentes al respecto, ya que una demora amenaza con el primer brote de hambruna desde que se declaró por última vez en 2017 en algunas áreas de Sudán del Sur.
La situación de catástrofe/hambruna es la más grave de las cinco fases del sistema de Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) para indicar los grados de inseguridad alimentaria.
La declaración de esta fase, significa que las personas ya han empezado a morir de inanición.