Los investigadores han estado estudiando estos poderosos microbios desde el 2015, cuando un equipo internacional estableció la misión Tanpopo en el exterior del módulo experimental japonés Kibo, para poner a prueba unas especies de bacterias ultrarresistentes. La bacteria Radiodurans ha pasado la prueba con éxito.
Las células bacterianas fueron deshidratadas, enviadas a la EEI y colocadas en una instalación especial —una plataforma continuamente expuesta al ambiente espacial— donde estaban detrás de una ventana de vidrio que bloqueaba la luz UV a longitudes de onda inferiores a 190 nanómetros.
"Los resultados presentados en este estudio pueden aumentar la conciencia sobre los problemas de protección planetaria en, por ejemplo, la atmósfera marciana que absorbe la radiación UV por debajo de 190-200 nanómetros. Para imitar esta condición, nuestra instalación experimental incluyó una ventana de vidrio de dióxido de silicio", escribieron los científicos del equipo de Austria, Japón y Alemania en su nuevo trabajo.
La tasa de supervivencia fue mucho más baja para la bacteria desde la órbita en comparación con la muestra de control, pero las bacterias que sobrevivieron parecían estar bien. Sin embargo, quedaron cubiertas de pequeños bultos o vesículas en la superficie, también se habían activado algunos mecanismos de reparación y algunas proteínas se habían vuelto más abundantes.
El equipo no está exactamente seguro de por qué se formaron las vesículas, pero creen que una rápida respuesta al estrés es una versión plausible.
Este tipo de estudio ayuda a entender si las bacterias podrían sobrevivir en otros ambientes y también durante un viaje entre ellos, lo que podría ser importante para el futuro de los seres humanos.
"Estas investigaciones nos ayudan a entender los mecanismos y procesos a través de los cuales la vida puede existir más allá de la Tierra, expandiendo nuestro conocimiento sobre cómo sobrevivir y adaptarse en el ambiente hostil del espacio exterior", comentó la bioquímica de la Universidad de Viena Tetyana Milojevic, que participó en la investigación.