La autoproclamada República de Artsaj, hermana de la vecina Armenia, ubicada en la zona del Cáucaso sur conocida como Nagorno Karabaj, vive desde el 27 de septiembre el recrudecimiento de hostilidades militares históricas con la también fronteriza Azerbaiyán, que es apoyada por las fuerzas armadas de Turquía. Gracias a la mediación de Rusia, se alcanzó un alto al fuego, que entró en efecto hoy, 10 de noviembre.
La diáspora es el resultado de la huida de miles como consecuencia del genocidio armenio, ocurrido entre 1915 y 1923, que fue el exterminio de fundamento religioso de dos millones de personas de este pueblo, por ser una minoría cristiana dentro del Imperio Otomano, llevado a cabo por el Gobierno con sede en Constantinopla (hoy Estambul, Turquía), un holocausto que es negado hasta la fecha por este país.
En señal de apoyo, la colectividad expatriada en Argentina realiza desde el inicio del conflicto en Nagorno Karabaj diversas acciones de concientización social, como las multitudinarias caravanas que se llevaron a cabo el 8 y 31 de octubre en diferentes ciudades del país, replicada también en Uruguay, Chile y Brasil.
"Desde ese 27 de septiembre, la vida del pueblo armenio y la diáspora ha cambiado drásticamente, estamos movilizados, ha generado una angustia, un dolor y una sensación de resiliencia muy fuerte para tratar de asistir y ayudar humanitariamente a toda la población armenia que está sufriendo hoy en la madre patria", dijo a Sputnik Alejandro Kalpakián, presidente de la Fundación Armenia, filial en Argentina del Fondo Nacional Armenia.
Organizados internacionalmente, se realizan colectas solidarias que a nivel mundial superan ya los 160 millones de dólares, y además voluntarios viajan a colaborar con diferentes organizaciones sociales de asistencia a desplazados, heridos y soldados.
¿Qué pasa entre Armenia y Azerbaiyán?
El pueblo armenio asentado en Nagorno Karabaj se autoproclamó independiente en 1991 como República de Artsaj (hasta 2017, República del Alto Karabaj) cuando se libró la primera guerra del Alto Karabaj contra Azerbaiyán, que duró hasta 1994, por el territorio de 11.400 km2 donde viven 140.000 habitantes, pero que el Estado azerí reclama como propio.
Durante tres décadas, se han producido diversas violaciones del alto el fuego por parte de Azerbaiyán, principalmente los enfrentamientos de Alto Karabaj de 2016 y las escaramuzas de julio de 2020, antesala de la escalada bélica que comenzó en septiembre.
"Los hechos son muy duros de ver para los descendientes de armenios. Es asombroso ver a miembros de la comunidad argentina que empatizan con el dolor del pueblo armenio, que también acercan con sus ayudas para que sean trasladadas como a Ereván, capital de Armenia y Stepanakert, capital de Artsaj", comentó Kalpakián.
El llamado de la tierra
La diáspora armenia representa al conjunto de comunidades de descendientes de este origen que viven fuera de los territorios de Armenia y Artsaj. Se calcula que cuatro quintas partes de la nación armenia vive fuera de la madre patria.
Argentina alberga la colectividad armenia más grande de Latinoamérica, alrededor de 125.000 personas distribuidas principalmente en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba capital y Rosario (provincia de Santa Fe).
"Me crié en la comunidad armenia desde que nací, mi instrucción desde chico fue bastante alineado a celebrar la cultura, conocer la historia y celebrar mis raíces, como miembro del club de la Federación Revoucionaria Armenia, que es un partido político socialdemócrata nacionalista", dijo a Sputnik Ignacio Analián, de 27 años y oriundo de la provincia de Córdoba, que es uno de los voluntarios que decidieron viajar a aportar con sus propias manos en la causa.
Analián viajó por primera vez a Armenia cuando era adolescente y hace dos años viajó a realizar su primer voluntariado con la organización Birthright , que finalizó hace exactamente un año.
Decidido en parte por el despertar del conflicto y su vocación de asistencia con los desplazados, a quienes siente que puede ayudar por compartir la sensación de exilio, tomó la determinación de radicarse en el país del Transcáucaso y estará volando hacia Ereván a finales de noviembre.
Y concluyó: "El pueblo de Artsaj no va a tirar bombas de racimo sobre hospitales, escuelas y jardines de infantes, ahí no hay objetivos militares. Pelear contra las fake news de la propaganda azedí, bancada con petrodólares en un mundo de intereses muy grandes, se torna un poco complicado. Entonces ahí es donde nosotros venimos llevando adelante un trabajo hace años, como contra el negacionismo turco, porque se sigue abusando de los derechos humanos desde los poderes políticos y económicos".