El 9 de noviembre Pashinián y los presidentes de Azerbaiyán y Rusia, Ilham Aliyev y Vladímir Putin, emitieron una declaración conjunta sobre el cese de hostilidades en Nagorno Karabaj.
Pashinián expresó su seguridad de que Armenia y Nagorno Karabaj "deben seguir viviendo, deben fortalecerse", y advirtió que otras soluciones antes "simplemente no resultaban posibles".
Según el primer ministro armenio, Ereván constata que lo sucedido es una caída, pero el país se detuvo al borde de un abismo.
En el marco del acuerdo, Rusia ya procedió al envío de fuerzas de paz —1.960 militares, 90 transportes blindados y 380 medios técnicos— que se desplegarán en la línea de separación entre las partes beligerantes y a lo largo del llamado corredor de Lachín, que conecta Nagorno Karabaj con Armenia.
Los bandos del conflicto deben permanecer en sus posiciones actuales, intercambiar prisioneros de guerra, otros detenidos y los cuerpos de los caídos.
Horas antes, Pashinián reconoció que le costó mucho aceptar el nuevo acuerdo del cese del fuego.
Aliyev a su vez calificó la firma de ese documento como una capitulación de Armenia y subrayó que, una vez concluida la etapa militar, se podrá dar inicio al debate de las cuestiones políticas.