Casi 148 millones de personas están habilitadas para votar en los comicios municipales de Brasil, que tienen previsto una segunda vuelta para el 29 de noviembre en caso de que los postulantes no superen el 50% más uno de los votos. Están en juego los cargos de alcaldes, vicealcaldes y concejales de los 5.569 municipios del país.
En aquella ocasión, el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula sufrió su peor revés electoral desde que en 2002 conquistó por primera vez el Gobierno. "La elección municipal pasada fue quizá la peor de la historia del PT por cuenta de la condición de Dilma y por la asunción de la extrema derecha. Ahora tenemos otra situación", valoró en diálogo con Sputnik el sociólogo brasileño Vinicius Sartorato.
A pesar de esta realidad, y de que en 2018 compitió en las nacionales sin Lula, preso en el marco de la causa Lava Jato, esta fuerza política de izquierda se mantiene como el principal grupo político.
"El PT aún es el mayor partido de Brasil en la Cámara de Diputados. Tiene cuatro gobernadores de estado, más de 250 alcaldes y casi 3.000 consejeros municipales", señaló el entrevistado a Sputnik.
Proyecciones
Si bien no la posicionará a los niveles previos a 2016, Sartorio considera que se espera una recuperación de la izquierda.
"En algunas de las capitales de estado existen cuadros del PT con condiciones de elección, en especial en el nordeste del país. Pero asimismo en ciudades medianas hay cuadros del PT con posibilidad de ganar", resumió.
El factor Bolsonaro
El presidente brasileño renunció al Partido Social Liberal en octubre de 2019, oportunidad en la que anunció que conformaría su propia agrupación, Alianza para Brasil. Sin embargo, la crisis sanitaria también alteró sus planes al no reunir la firmas necesarias.
No habrá en esta oportunidad candidatos y candidatas que lo representen directamente. Sin embargo, ha expresado apoyos puntuales por ejemplo a los postulantes de Republicanos en San Pablo, Celso Russomano, y en Río de Janeiro, Marcelo Crivella.
"En el campo de la derecha hay un movimiento de ponerlo aislado, porque en cierta medida Bolsonaro es tóxico", resumió el entrevistado. Y aseguró que están surgiendo referentes como el exjuez Sérgio Moro o el gobernador del estado de San Pablo, Joao Doria, que "son de derechas pero más moderadas. Es una nueva generación con otras configuraciones", dijo.
Pese a esto, el sociólogo brasileño consideró que el primer mandatario, aún "sin tener partido tiene un movimiento en la sociedad que está no solo entre los sectores más ricos, sino también en clase obrera".
"En gran parte de la sociedad, en especial en las grandes ciudades, Bolsonaro tiene mala imagen. Pero la situación de la pandemia curiosamente lo ha ayudado por el auxilio financiero dado a los más pobres, por ejemplo en sectores en los que el PT siempre fue más fuerte", concluyó.