"El edificio es ahora como un mercado, aquí consigues de todo, y realmente es útil, es una forma de ayudarnos entre todos, está desde el que vende las galletas hasta el que comercializa jabón y cloro", dijo Sonia García, agente inmobiliaria, residente del edificio Cristina en Guarenas (este).
Sputnik recorrió algunos edificios en Guarenas, una ciudad situada en el este de la periferia capitalina, y en ellos encontró numerosas publicaciones en las puertas de los apartamentos y pasillos, en las que los vecinos anunciaban "Se vende" seguido de variados productos, desde tortas hasta repuestos para autos y celulares.
"Aquí he comprado tapabocas, guantes, comida, detergentes, licores, tortas y hasta ropa", contó Yormi Sánchez de 48 años, administradora, y residente del edificio Piedra Blanca en Guarenas, donde en cada uno de los 17 pisos, hay al menos un vecino ofreciendo productos en la entrada de las escaleras.
El edificio en el que vive Yormi cuenta con un grupo de WhatsApp especial para publicar las ventas, al igual que la residencia Beta, situada en Santa Mónica, en el oeste de Caracas.
Múltiples emprendimientos
Entre estos emprendedores se encuentran músicos, profesores, periodistas, ingenieros y un sinfín de profesionales que encuentran mayor rentabilidad en este tipo de comercio que en sus profesiones.
Ana Choulebar es violinista de la Orquesta Simón Bolívar, y contó a Sputnik que su negocio comenzó hace tres años y aunque inicialmente vendía sus productos de Saborcasero.ve en el trabajo, la pandemia le hizo poner la mirada en un nuevo nicho, su propio edificio.
"Nosotros vendíamos en la orquesta, pero ante la pandemia nos vimos impedidas a asistir a nuestro lugar de trabajo y expandimos nuestro emprendimiento por las redes, lo hemos hecho porque la situación económica no es muy gratificante, y hay que rebuscarse con emprendimientos, nosotros hacemos dulces", expresó.
Choulebar y su hermana, chelista de la misma orquesta, comentaron que en su residencia situada en La Candelaria, un sector del oeste de Caracas, venden de todo.
La mayoría de los pequeños comerciantes contaron a Sputnik que fijan el precio de sus productos en dólares y reciben el pago en esa divisa en efectivo, por transferencia, pero también aceptan pagos en la moneda local, que es el bolívar.
En los últimos cinco años, Venezuela ha afrontado una crisis económica sin precedentes y la mayoría de los que trabajan en empresas del país han sentido la caída de su poder adquisitivo, pues la hiperinflación reduce casi a diario la posibilidad de compra de los salarios.
Desde fines de 2017 ha aumentado la comercialización de productos y servicios en dólares.
Sin embargo, el salario mínimo continúa establecido en bolívares, en el equivalente a unos dos dólares.