Según el órgano estadístico, desde el mes de marzo hasta el 8 de noviembre —el dato más actualizado del que se dispone— se registraron en España un total de 348.997 decesos, una cifra notablemente superior a las 278.971 del mismo período en 2019.
De acuerdo con los datos del Ministerio de Sanidad, un total de 41.688 personas fallecieron este 2020 tras ser diagnosticadas con coronavirus.
Ese desfase de casi 30.000 muertos entre la contabilidad de muertos por COVID-19 y el exceso de fallecimientos global se explica por varios factores.
Del mismo modo, no hay una forma exacta de determinar cuántas de esas 70.026 muertes —y tampoco de las 41.688 que sí cuenta Sanidad— se deben de forma directa al coronavirus, ya que una persona con COVID-19 también puede fallecer por otras causas o dolencias.
Además, la pandemia generó escenarios extraordinarios, como los confinamientos, la saturación del sistema de salud e incluso el miedo a acudir a centros sanitarios por el miedo al contagio, que también pueden hacer crecer la cifra de muertes por otras patologías.
Finalmente, también cabe recordar que las cifras de muertes son susceptibles de sufrir ligeras variaciones anuales sin motivo aparente, por lo que la comparación con 2019 sirve para dar una idea aproximada del impacto causado por la pandemia, pero no una cifra indiscutible.
En cualquier caso, más allá de las dificultades de contabilidad, el exceso de 70.000 muertes detectado por el INE atestigua que la pandemia se llevó a muchas más vidas de las que son reflejadas de forma directa en la contabilidad del Ministerio de Sanidad.