Caracas como un lienzo: la mirada de los muralistas
© Foto : Instagram/ felipetaller57
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Las ciudades grandes, suelen tener muchas caras, realidades amables, amplias, verdes, vistosas y otras, en cambio, más crudas y hostiles. En Caracas, la capital venezolana, la mirada de los artistas cambia la ciudad.
Ellos y ellas buscan lienzos en cualquier muro y dejan sus colores. La ciudad entonces aparece con un nuevo rostro.
"Mil murales para Aquiles", una acción poética y artística dedicada al centenario del poeta venezolano Aquiles Nazoa, en su natal Caracas, ha multiplicado los lienzos intervenidos en la ciudad.
Felipe García, quien ha integrado la poesía de Nazoa en su obra, lidera con su pincel estas intervenciones. Desde el año 2000, ha llevado su obra al mural a todo el país y ahora más recientemente a Caracas, la suya y la de Aquiles.
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De tierra inca al Caribe
Felipe García es un venezolano nacido en Lima, Perú. A los 18 años amaneció en la Caracas de la Universidad Central de Venezuela, donde estudió en la Escuela de Psicología. Para pagar sus estudios llevó su arte a marcapáginas, tarjetas y afiches.
Su amor profundo por Venezuela le llevó a escogerla como su hogar e hizo raíz, se unió a Estrella Sanoja y juntos fundaron el Taller Artesanal Urquía Amarú que hoy es su proyecto familiar. Abel y Pablo siguen los pasos de sus padres ahora y se elevan para intervenir las fachadas de grandes edificios.
"Hemos pasado por todo. Pintar franelas, pintar cerámica. Por todo, por todas las ramas de la artesanía y siempre me ha gustado vincular el texto poético con la plástica. El marcalibro lleva un poema, el afiche lleva un poema y muchas veces los murales llevan frases, poemas", detalla.
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Su creación emblema es una agenda publicada cada año desde 1995. Así por 25 años, Felipe y Estrella, con poemas, pensamientos, dibujos y colores definen el año, una agenda conocida entre los seguidores del taller, docentes, estudiantes universitarios, artistas y artesanos.
"Desde hace cuatro tenemos la galería Urquía Amaru. Ya no es solo nuestro trabajo, sino el trabajo de otros artistas, otros artesanos. Creo que es importante tener un oasis en el centro de la ciudad, en medio de tanto humo, de tanta oficina, de tanto estrés, tener un espacio de arte", agrega.
El lienzo
Felipe García se dedica a los murales hace 20 años. "En los últimos tiempos he pintado más en Caracas, pero en los primeros tiempos pinté mucho más en el interior del país", contó a Sputnik Mundo.
Delta Amacuro, Barquisimeto, Táchira y Barinas han sido destinos de su obra. Nos habló de la libertad. En el mural puede gestarse todo, "tiene mucha apertura en temáticas y formas de pintar", en solitario o en colectivo.
"Hago un dibujo y dirijo a niños, ancianos, a mucha gente pintando y eso puede perder tal vez algo de calidad, pero ganas en fiesta, en participación y la gente disfruta mucho. En Las Mayas, eran como 60 o 70 personas las que estaban pintando, casi que me volví loco de dirigir a tanta gente. Además, todos decían 'quiero seguir pintando'. Ganaban a mi capacidad de dibujar", relata.
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Sus más recientes experiencias han sido obras creadas desde andamios muy altos, con la energía y destreza de un equipo que le respalda: "Básicamente son mis dos hijos, Abel y Pablo, ha estado Malú Rengifo en ese equipo, ha estado Luis Totó García y hay más, graduados o estudiantes de Unearte, y todos manejan y saben pintar mis dibujos, incluso mejor que yo".
Se combate con placer. Felipe mira el camino recorrido hasta hoy y manifiesta satisfacción. "Uno siempre está buscando un lenguaje y en buena medida he creado un lenguaje que es propio, la gente ve un trabajo mío y dice ese es el trabajo de Felipe, lo reconoce. Mi trabajo es un trabajo colorido, un trabajo hecho para ser mural, sintético, tiene mucho del trabajo popular, del arte popular, del arte ingenuo, tratando de meterle un poco de poesía a la cosa", agrega.
Aquiles
"Aquiles Nazoa siempre me ha acompañado en mi obra, siempre. Desde que empecé a hacer los marcalibros. He sido un lector de prácticamente toda la obra de Aquiles", reconoce.
Felipe conoció al escritor y poeta caraqueño a través de su amigo en común, el cuentacuentos, titiritero, pintor, dibujante, caricaturista y poeta boliviano Luis Luksic en una ocasión en que lo llevó a su casa. "Cuando saqué afiches, uno de los primeros afiches fue El Credo de Aquiles Nazoa", recuerda.
"Este año, pinté un mural en Capuchinos que se transmitió en vivo al presidente Maduro. Al presidente le gustó e hizo un comentario: 'Quiero 1.000 murales para Aquiles Nazoa'. A partir de allí, no he dejado de trabajar", explica.
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"Es de las actividades más nutritivas que he realizado"
Malú Rengifo, escritora, ilustradora, artesana, define así su experiencia como parte del equipo que pinta los grandes murales con Felipe García. Elogia la habilidad del equipo de volar para pintar las grandes obras que se aprecian desde la autopista, pero prefiere pintar en tierra firme, como ella dice.
"La obra de Felipe es una referencia de carácter nacional. En todas partes del país hay gente que lo admira e incluso que ha encontrado inspiración en él, pero él no se parece a nadie, su obra es suya. Desde la aparente ingenuidad de su dibujo dice las cosas más bellas y profundas, sin pretensiones y con resultados sinceramente conmovedores. La experiencia de pintar con él es así mismo", define.
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Malú Rengifo refiere que es una experiencia profunda e intensa: "Parece ir a hacer dibujitos, pero es mucho más profunda. Es la experiencia de someterse a un aprendizaje que va más allá de lo plástico porque incluye compartir poemas, hablar sobre política, economía y farándula, compartir música entre todos, escuchar a la gente que pasa, las cosas que nos dicen, los gestos que tienen con nosotros".
Sobre Caracas, Malú acuerda que como cualquier pueblo del mundo puede ser y es un lienzo sobre el que el artista se expresa, así como cada habitante de la ciudad pinta al vivir su propia historia.
"Recuerdo un día que me asomé a la ventana del lugar donde vivo, vi el Waraira Repano en esplendor, pasaron un par de guacamayas, vi sus colores sobre el verde del cerro y pensé que la vida es un milagro", remarca.
"Yo vivo en la Caracas que me inventé", dice. Se resiste a ver a la ciudad como un monstruo, simplemente le gusta Caracas tal como es.
Felipe García dice que Caracas es de las más verdes del mundo. Privilegiada por tener Waraira Repano, su gran pulmón, y al río Guaire, "una culebra verde que atraviesa toda la ciudad".
22 de septiembre 2020, 22:59 GMT
Sin embargo, el artista percibe que tras la pandemia queda claro que el modelo de ciudad fracasó. Explica que las ciudades, el juntar a millones con trabajos que no gustan, improductivos y estresantes, debilita la salud y el bienestar de las personas: "Por eso es que llegan los virus y hacen su fiesta con nosotros".
Entre tanto, los habitantes de las ciudades deben resistir en el ejercicio y disfrute de la belleza. "Poniendo un trabajo placentero por aquí, alguna gente cultivando en una azotea, otros pintando murales, gente manejando bicicleta".
Sin embargo, nos dice que la ciudad no se salva: "Soy de los que piensa que el modelo ciudad fracasó y tenemos que buscar otra cosa, inclusive para sobrevivir como especie".
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