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Multiplicación de peces muy lejos de Galilea
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MANAGUA (Sputnik) — El río Chamelecón discurre hacia el Caribe, muy lejos del bíblico mar de Galilea, pero por estos días en sus orillas humildes campesinos de... 07.01.2021, Sputnik Mundo
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Mucha gente de las comunidades ribereñas está viviendo en champas, tiendas provisionales de palma, porque aún no se recupera de los estragos causados por las inundaciones que trajeron las tormentas Eta e Iota, en noviembre.Entonces cuesta poco imaginar el regocijo de los estómagos estragados cuando a finales de diciembre el río comenzó a traerles su peculiar maná, que esta vez no cayó del cielo.Regalo divinoEn comunidades donde el arte de la pesca viene incorporado en el ADN, ahora tal práctica productiva se desarrolla de la forma más elemental.Tantos peces, en su mayoría sardinas, trasiega el Chamelecón que la gente puede prescindir de anzuelos, redes y arpones.Con las manos les basta para asegurarse el sustento que la corriente les regala.Y muchos lugareños no encuentran mejor explicación a la superabundancia que la intervención de una mano divina, compadecida de la situación de emergencia en que viven tras el diluvio conjunto de dos tormentas caribeñas con nombres griegos."¡Nunca había visto algo igual!", agregó exultante, y con su exclamación certificó que la empobrecida zona del occidente de Honduras asiste a uno de esos acontecimientos que marcan su historia anodina."Realmente es algo muy bonito lo que está pasando, creo que es un regalo de parte de Dios, para que los que tenemos necesidad por haber perdido todo con los huracanes, los podamos atrapar para comerlos. Es como si Dios nos proveyera de comida, así como cuenta la Biblia", abundó Rivera en su versión del río preñado de peces.Walter Escalón, residente en la colonia San Jorge de la propia zona bendecida, reforzó la tesis del obsequio celestial: "la verdad es algo maravilloso y son cosas que no se ven seguido. Creo que es algo milagroso, porque después de lo que pasamos y ahora aparecen estos animalitos que nos sirven de comida, solo puede ser un milagro".Los testimonios hechos a la prensa local coinciden en explicar que tras los cardúmenes de sardinas suelen venir peces de talla y peso mucho mayor.En la desembocadura los ríos de esta parte de Honduras, incluidos los llamados bajos del Chamelecón, abunda el sábalo, conocido allí como tarpón (sábalo real).Catádromas y anádromasLa migración de los peces es un tema muy antiguo en la agenda científica de los biólogos marinos.Hasta tiene su Día Mundial, que desde 2014 se celebra el 21 de abril con carácter bianual."Los peces migratorios viajan diariamente o anualmente a través de los cursos de los ríos y de los océanos con el propósito de reproducirse, alimentarse y completar sus ciclos de vida. Constituyendo un eslabón crucial en la cadena alimentaria y jugando un papel ecológico más que determinante en los sistemas fluviales sanos y productivos, al ejercer de modeladores de las redes alimenticias, desplazando biomasa entre diferentes regiones. Junto con lo anterior, brindan un significante suministro alimentario para millones de personas alrededor del mundo, además de cuantiosos servicios ecosistémicos", apunta la revista chilena Endémico, especializada en el movimiento medioambiental.Hasta más de 10.000 kilómetros al año puede atravesar una de esas migraciones, que se valen para ello de sus propios sentidos, las corrientes y hasta los campos magnéticos.La condición de "diadromía" de los peces migratorios posibilita su movimiento entre aguas dulces y saladas, en ambas direcciones.Las especies migratorias pueden ser "catádromas, las que nacen en el mar y se trasladan al río, donde crecen y se dotan de las reservas suficientes para volver a desovar al océano donde nacieron, como el caso de la anguila americana (Anguilla rostrata), explica la publicación chilena.Y también están las anádromas, "que al contrario nacen y se desarrollan en los cursos de agua de los ríos, para luego emigrar hacia el mar a prepararse para su última travesía, en la que vuelven a retornar hacia las aguas dulces para desovar, tal como acontece con la trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss)".
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Multiplicación de peces muy lejos de Galilea
MANAGUA (Sputnik) — El río Chamelecón discurre hacia el Caribe, muy lejos del bíblico mar de Galilea, pero por estos días en sus orillas humildes campesinos de Honduras creen asistir a otra multiplicación divina, por lo menos de peces.
Mucha gente de las comunidades ribereñas está viviendo en champas, tiendas provisionales de palma, porque aún no se recupera de los estragos causados por las
inundaciones que trajeron las tormentas Eta e Iota, en noviembre.
17 de diciembre 2020, 20:32 GMT
Entonces cuesta poco imaginar el regocijo de los estómagos estragados cuando a finales de diciembre el río comenzó a traerles su peculiar maná, que esta vez no cayó del cielo.
En comunidades donde el arte de la pesca viene incorporado en el ADN, ahora tal práctica productiva se desarrolla de la forma más elemental.
Tantos peces, en su mayoría sardinas, trasiega el Chamelecón que la gente puede prescindir de anzuelos, redes y arpones.
Con las manos les basta para asegurarse el sustento que la corriente les regala.
Y muchos lugareños no encuentran mejor explicación a la superabundancia que la intervención de una mano divina, compadecida de la situación de emergencia en que viven tras el diluvio conjunto de dos tormentas caribeñas con nombres griegos.
"Es como milagroso, ya que son miles de peces los que el río nos está regalando y con los que muchos se están alimentando", contó a un periódico hondureño Dayana Rivera, residente en el sector ribereño de La Playita.
"¡Nunca había visto algo igual!", agregó exultante, y con su exclamación certificó que la empobrecida zona del occidente de Honduras asiste a uno de esos acontecimientos que marcan su historia anodina.
3 de enero 2021, 03:21 GMT
"Realmente es algo muy bonito lo que está pasando, creo que es un regalo de parte de Dios, para que los que tenemos necesidad por haber perdido todo con los huracanes, los podamos atrapar para comerlos. Es como si Dios nos proveyera de comida, así como cuenta la Biblia", abundó Rivera en su versión del río preñado de peces.
Walter Escalón, residente en la colonia San Jorge de la propia zona bendecida, reforzó la tesis del obsequio celestial: "la verdad es algo maravilloso y son cosas que no se ven seguido. Creo que es algo milagroso, porque después de lo que pasamos y ahora aparecen estos animalitos que nos sirven de comida, solo puede ser un milagro".
"Hace tres años pasó algo similar, pero no con la cantidad como ahora. Creo que es una bendición, porque muchas personas nunca habían pescado y hoy lo pueden hacer con las manos, y más ahora que hay necesidad", concordó Gabriel Solano, habitante de Nuevo Chamelecón.
Los testimonios hechos a la prensa local coinciden en explicar que tras los cardúmenes de sardinas suelen venir peces de talla y peso mucho mayor.
En la desembocadura los ríos de esta parte de Honduras, incluidos los llamados bajos del Chamelecón, abunda el sábalo, conocido allí como tarpón (sábalo real).
La migración de los peces es un tema muy antiguo en la agenda científica de los biólogos marinos.
22 de octubre 2020, 17:09 GMT
Hasta tiene su Día Mundial, que desde 2014 se celebra el 21 de abril con carácter bianual.
"Los peces migratorios viajan diariamente o anualmente a través de los cursos de los ríos y de los océanos con el propósito de reproducirse, alimentarse y completar sus ciclos de vida. Constituyendo un eslabón crucial en la cadena alimentaria y jugando un papel ecológico más que determinante en los sistemas fluviales sanos y productivos, al ejercer de modeladores de las redes alimenticias, desplazando biomasa entre diferentes regiones. Junto con lo anterior, brindan un significante suministro alimentario para millones de personas alrededor del mundo, además de cuantiosos servicios ecosistémicos", apunta la revista chilena Endémico, especializada en el movimiento medioambiental.
Hasta más de 10.000 kilómetros al año puede atravesar una de esas migraciones, que se valen para ello de sus propios sentidos, las corrientes y hasta los campos magnéticos.
La condición de "diadromía" de los peces migratorios posibilita su movimiento entre aguas dulces y saladas, en ambas direcciones.
10 de diciembre 2020, 04:45 GMT
Las especies migratorias pueden ser "catádromas, las que nacen en el mar y se trasladan al río, donde crecen y se dotan de las reservas suficientes para volver a desovar al océano donde nacieron, como el caso de la anguila americana (Anguilla rostrata), explica la publicación chilena.
Y también están las anádromas, "que al contrario nacen y se desarrollan en los cursos de agua de los ríos, para luego emigrar hacia el mar a prepararse para su última travesía, en la que vuelven a retornar hacia las aguas dulces para desovar, tal como acontece con la trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss)".
