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La naturaleza se convierte en fantasía: el cuento de Dulk
Antonio Segura (Dulk) dibuja desde pequeño. Su mayor inspiración es la naturaleza, a la que pasa por un manto de color y fantasía. Un cuento hecho cuadro o mural, en el que, tras los tonos brillantes, se esconde la realidad del planeta.

Por Alejandro Cuevas Vidal

Fotos: © Antonio Segura (Dulk)








La calle Luis Sauquillo vertebra Fuenlabrada. Cruza de norte a sur esta ciudad del extrarradio de Madrid. Los edificios delimitan las orillas de la vía. Construcciones de diferentes alturas, pero donde el color es uniforme. Las gamas de marrón pueblan el corazón de la localidad. En algunos casos, tonos rojizos. En otros, ocre. Son los pigmentos clásicos de la mayoría de barrios madrileños.

Sin embargo, de pronto, una nota de color. Al llegar al número 42 de la calle Luis Sauquillo, hay algo que llama la atención. Se trata de un mural. Una obra plasmada en la fachada de un típico bloque de viviendas de ladrillo. En ella, vuela una gran cigüeña. Porta un pueblo a su espalda. Una escalera recorre su cuello. Otras aves la acompañan. Cada una con una carga distinta. Una escena surrealista que rompe con la cotidianidad de Fuenlabrada. Una pintura firmada por Dulk.
CC BY 2.0 / Metro Centric / Madrid
Antonio Segura Donat, conocido como Dulk, fue uno de los artistas invitados a participar en el proyecto de creación del Museo de Arte Urbano de Fuenlabrada. Su aportación, titulada Settled, es su primer mural tras el confinamiento del mes de marzo. Una producción en honor a la reintroducción de la cigüeña en la ciudad hace una década. Y es que la naturaleza es la protagonista principal de su obra.

Desde pequeño, Dulk se siente atraído por el entorno natural. En concreto, por la fauna. Sus creaciones son la unión de esta con su otra pasión: el arte. "Siempre he dibujado animales. Diría que lo que hago ahora se corresponde bastante con lo que hacía cuando era niño", confiesa a Sputnik Mundo. Es más, el artista indica que le gusta investigar los comportamientos de los animales. Cámara en mano, suele fotografiar a los que serán los personajes principales de sus creaciones. "La verdad es que cada vez aplico más elementos de la realidad a mis obras", señala.


© Antonio Segura (Dulk)
© Antonio Segura (Dulk)
© Antonio Segura (Dulk)
No obstante, al observarlas, es difícil encontrar un ápice de realidad. Sus murales y cuadros son un viaje por la imaginación. El artista presenta un mundo de colores y fantasía en el que un tucán tiene un pico semitransparente o una casa crece del estómago de un lobo. Imágenes que recuerdan a los cuentos. Pero, tras el colorido se esconde la verdad. "Si te fijas, te darás cuenta que suceden cosas malas, cosas reales. La pintura es metafórica", comenta el artista.
"No me considero activista, ni un pintor reivindicativo. Pero sí que me gusta plasmar mi visión y creo que la biodiversidad pasa por serios problemas. Somos la única especie que está modificando el planeta y con nuestra actividad acabamos con la vida de muchas especies. Dañamos a la naturaleza", explica Dulk.
La historia de un muralista
"Quedábamos los sábados para pintar grafitis, en vez de para jugar a fútbol", comparte Dulk.
Ahora entre brochas y pinceles, Antonio Segura no siempre transitó por el camino del arte. Al menos, de manera literal. Dibujaba desde la niñez, pero el muralista decidió matricularse en Empresariales al empezar en la universidad. Sin embargo, no pasó demasiado tiempo con cuentas de pérdidas y ganancias. "La verdad es que me pasaba las clases enteras dibujando en los libros", ríe Dulk. Entonces, saltó a Diseño Gráfico. "No escogí Bellas Artes, porque veía difuso eso de vivir del arte. Pensaba que Diseño me brindaría más oportunidades", afirma. El cambio de carrera coincidió con su entrada en círculos artísticos. "Fue también cuando comencé a hacer grafitis. Conocí a gente nueva, a la que le gustaba dibujar y pintar. Fue una bomba. Todo esto me motivó", asegura.
Al salir de la universidad, trabajó como diseñador gráfico para una empresa dedicada a la moda. A la vez, realizaba encargos como ilustrador freelance. También acudía a festivales de muralismo y exposiciones. Precisamente, hace ocho años, dos proyectos le harían dejar su empleo para dedicarse plenamente al arte. Una profesión en la que, a veces, se "sobrevive" más que se "vive". Dulk pudo salir adelante.

"Sigo pensando que es muy complicado dedicarse al arte. Por ello, soy muy exigente con lo que hago. Hay que sacar cosas nuevas constantemente, preparar una exposición, esperar que se venda lo que vas pintando… No es fácil, pero bueno, de momento, sigo con ella".

Una vía que le ha llevado a exponer en medio planeta. Amberes, Barcelona, Roma, Londres, Los Ángeles o Miami son algunas de las ciudades que han recibido su obra. Sus cuadros han pasado por galerías de distintos países. Y no solo sus trabajos de menor dimensión.

© Antonio Segura (Dulk)
Encaramado en una grúa, el artista ha pintado en paredes de Europa, Asia y Norteamérica. En 2019, viajó hasta Almetyevsk, en pleno Tartaristán ruso, para retratar la leyenda de Ak Bure, el lobo blanco que protege la ciudad. "Recuerdo que hacía mucho frío y eso que no era invierno. Fue toda una aventura", relata. En Hawái, dibujó una ballena en honor a estas criaturas. Un panda rojo despide el otoño en las calles de Taipéi. Unos flamencos rodeados de nieve recuerdan el peligro del cambio climático en un muro de Miami. Piezas que se fusionan con el mobiliario urbano y forman parte de la vida del lugar.
"Lo bonito de los murales es que es un arte para todos. Los cuadros y las esculturas van a una galería y lo ven los compradores o quien vaya. El mural es de la gente. Se fusiona con el lugar. Influye desde la viejecita que va a comprar el pan hasta el niño que pasa por delante con su padre. Tiene una fuerza muy chula", asevera Dulk.
Una labor artística que agradecen los habitantes del lugar donde se sitúa el mural. Según cuenta Segura, en Alemania, una mujer le sacaba un café a diario. En la ciudad francesa de Grenoble, un matrimonio de ancianos le invitaba a comer todos los días.

"Lo mejor es el feedback de la gente. Sobre todo cuando se trata de personas mayores, por lo general, mucho más reacios a los cambios", admite.
Proyectos futuros
"La verdad es que viajar es de lo más enriquecedor. Te ayuda a conocer a creadores de otros países. Los festivales de muralistas son geniales para originar círculos de artistas. Tengo ganas de que podamos volver a movernos", lamenta Dulk.
© Antonio Segura (Dulk)
© Antonio Segura (Dulk)
La pandemia ha golpeado con fuerza al mundo del arte. En el caso del muralista, la situación sanitaria se ha llevado por delante varios proyectos. Algunos han sido aplazados, otros directamente cancelados. En 2020, más allá del mural de Fuenlabrada, el artista no ha podido dibujar en la calle. Sin embargo, el coronavirus le ha permitido concentrarse en el trabajo de estudio.

"Estoy trabajando en varias exposiciones que se han mantenido. Si te soy sincero, si hubiese tenido que hacer también murales, habría ido muy justo de tiempo. Para preparar una exposición necesito entre ocho y nueve meses. Compaginar esto con la pintura en exteriores es complicado. Al tener que quedarme en casa, he podido centrarme".
En estos momentos, Dulk prepara desde su residencia en Ontinyent tres muestras para 2021. Una en Nueva York, de pintura y escultura. Otra es en Valencia, para el Centro del Carme. El creador ideará una instalación inspirada en el Parque Natural de la Albufera. "En Valencia, mi ciudad, nunca había hecho nada fuerte y esta obra es una manera de representar el mal estado en el que se encuentra este paraje. Un humedal que nos estamos cargando y al que no le estamos dando el valor que tiene", sentencia.
CC BY 2.0 / Keith Ellwood / Parque Natural Albufera Valencia


La tercera exposición también se celebrará en la ciudad del Turia. El objetivo de esta es presentar la figura del artista a la ciudadanía. Y es que Dulk es el encargado de diseñar la Falla Municipal de Valencia. "Hacer la falla de todos los valencianos es un orgullo para mí. Siempre me han gustado y me hace mucha ilusión. Me encanta ver cómo se van construyendo".

"Como artista urbano que pinta murales, la falla es casi lo mismo, pero en 3D. Para mí es una muestra más de arte en la calle y merece todo el respeto que muchas veces no se le tiene. Cualquier persona de fuera de España a la que le enseño las fallas alucina. Es más, no entienden cómo puede ser que después las quememos", apunta.

© Antonio Segura (Dulk)
La estructura lucirá este 2021 frente al Ayuntamiento, si el virus da una tregua. La falla traerá la vibra del cuento. Pondrá luz y color a una temporada aciaga. Casi monocromática, como es el centro de Fuenlabrada. Tal vez, mejor decir era. Al menos, la calle Luis Sauquillo.
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Fotos: Antonio Segura (Dulk)

Texto: Alejandro Cuevas Vidal

Diseño: Alejandro Cuevas Vidal
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