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Los nuevos buques que se van al desguace y el futuro incierto de la flota de EEUU
Los nuevos buques que se van al desguace y el futuro incierto de la flota de EEUU
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Un fallo 'latente' en el sistema de propulsión de los buques de clase Freedom hizo que a finales de enero la Armada de Estados Unidos anunciara que ya no va a... 04.02.2021, Sputnik Mundo
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Actualmente, la flota de la Armada de Estados Unidos cuenta con nueve de esos barcos costeros o buques de combate litoral —LCS, por sus siglas en inglés—, como son llamados oficialmente. Otros cinco están en construcción. Defectos y averíasDurante el corto uso en servicio de estas embarcaciones, se identificó una grave falla de diseño en el mecanismo que transfiere energía desde el propulsor hasta las hélices del sistema de propulsión. En determinadas condiciones, el buque fabricado por Lockheed Martin simplemente deja de funcionar. Inicialmente, las averías se consideraron incidentes aislados, pero recientemente se las reconoció como problemas sistémicos.La eliminación de este defecto requerirá importantes inversiones financieras, un rediseño completo del LCS, además de numerosas pruebas en tierra y en el mar. Por esta razón, la cúpula de la Armada estadounidense decidió aplicar una "sanción sin precedentes" a todos los buques de la clase Freedom y no aceptarlos más en sus líneas, detalló Forbes.Los LCS de esta clase que ya están en servicio serán reparados en las bases en las que se encuentran. Además, el comando de la Marina de Guerra estadounidense recomendó el uso de estos barcos costeros con restricciones, en modo ahorrador.Las primeras averías de los Freedom, luego de que se pusieron en servicio, podían explicarse por el hecho de que todavía se trataba de un proyecto nuevo, que carecía de perfeccionamiento. Sin embargo, los buques producidos en serie también presentaron fallos constantes, destacó Protopopov.El diciembre de 2015, el USS Milwaukee, que costó más de 360 millones de dólares, se rompió en el océano Atlántico durante su primera transición de los astilleros de Halifax a su futuro puerto base. En esa ocasión, fue necesario remolcarlo de regreso a un muelle cercano.Una investigación posterior reveló que, de alguna manera, "residuos metálicos finos" ingresaron al sistema de filtro de aceite lubricante y de allí a uno de los motores. Cuando empezó a desplazarse en alta velocidad para unas fotografías, un problema de la válvula de combustible inició el apagado automático de ambas turbinas de gas de propulsión principales, detalló Defense News, en la ocasión.Cerca de un mes más tarde, el motor del USS Fort Worth se averió, durante una operación en la parte occidental del Océano Pacífico, cerca de Singapur. Es cierto que este barco, al contrario del anterior, logró servir durante unos cuatro años, participó en ejercicios y operaciones de rescate. En esa ocasión, el incidente se atribuyó a un mantenimiento inadecuado, el cual causó una escasez de aceite en el buque. Sin embargo, casi todos los barcos costeros de clase Freedom presentaron problemas. El reparo del USS Fort Worth tardó más de lo previsto y requirió decenas de millones de dólares.Buques (supuestamente) universalesEl programa de los LCS Freedom se inició en la década de 2000. El proyecto preveía la creación de numerosas embarcaciones pequeñas, maniobrables y rápidas para operaciones costeras de reconocimiento y vigilancia. Para 2030, se planeaba suministrar alrededor de 60 LCS a la Armada de EEUU. El buque insignia de la clase, el USS Freedom, fue botado en 2005 y, tres años después, entró en servicio.Estos LCS se fabrican de acuerdo con un esquema modular: las unidades reemplazables se seleccionan de acuerdo con las operaciones que deben realizar. Lo mismo se aplica a las armas. Por ejemplo, las monturas de artillería se pueden reemplazar por monturas de misiles. Los Freedom también están equipados con misiles de crucero antibuque y sistemas antiaéreos. Cuentan, además, con una plataforma de despegue y un hangar para helicópteros navales.De acuerdo con los desarrolladores de la embarcación, en cuestión de horas, un dragaminas podría convertirse en un destructor, en un barco de apoyo o incluso en un cazador de submarinos. Sin embargo, en realidad, el esquema modular no funcionó como se esperaba. Primero, porque complica mucho el diseño del buque y reduce la resistencia de su carcasa. Segundo, porque el reemplazo de cualquier módulo es un procedimiento muy laborioso, el cual requiere la remoción de la embarcación de operación.Se repite la historiaMuchos expertos estadounidenses reconocen que el proyecto Freedom fue un gran fracaso, subrayó Protopopov. Así, la Armada de EEUU decidió retirar de servicio los primeros cuatro buques de estos debido a los altos costos de reparación y modernización. El más antiguo de ellos tiene solo 12 años y el más nuevo sirvió por unos escasos seis.Pero el programa de los LSC Freedom no es el primer fracaso de la construcción naval estadounidense. Todos recuerdan la pompa con la que anunciaron la puesta en servicio de los destructores clase Zumwalt, escribió Protopopov. Se suponía que estas embarcaciones "eliminarían las amenazas en cualquier parte de los océanos del mundo" y que serían capaces de atacar barcos, destruir tropas e infraestructura enemigas en las zonas costeras con armas de alta precisión.Se esperaba construir 32 de esos buques, equipados con la última tecnología, con muchos sistemas automatizados y un sistema de propulsión que les permitiría desplazarse con tracción eléctrica. Pero ya en el primer viaje, el Zumwalt se quedó atascado en el Canal de Panamá. De alguna manera, el agua del mar inundó los motores. El segundo barco de la clase también falló en las pruebas.El costo del proyecto creció de manera constante, al punto de que un único destructor costó más de 7.000 millones de dólares, mientras que se asignaron 23.000 millones para todo el proyecto. Al final, decidieron limitarse a la construcción de tres Zumwalt, pero incluso esos ahora solo se utilizan parcialmente, ya que su operación y mantenimiento son demasiados costosos.Ahora, existen planes para desarrollar otro destructor: el prometedor DDG Next, diseñado para reemplazar a los viejos destructores de clase Arleigh Burke, así como a los cruceros lanzamisiles Ticonderoga. Todavía es temprano para decir si el proyecto será exitoso, pero, a juzgar por las últimas "victorias" de los constructores navales estadounidenses, las dificultades no podrán evitarse, concluyó Protopopov.
https://latamnews.lat/20200217/los-buques-de-guerra-de-ultima-generacion-son-un-estorbo-para-la-armada-de-eeuu-1090508148.html
https://latamnews.lat/20170719/fragata-sustituto-buques-eeuu-1070887730.html
https://latamnews.lat/20180515/washington-defensa-presupuesto-proyecto-industria-1078713139.html
https://latamnews.lat/20201020/el-destructor-sigiloso-de-eeuu-zumwalt-dispara-despues-de-cuatro-anos--video-1093193426.html
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Los nuevos buques que se van al desguace y el futuro incierto de la flota de EEUU
12:13 GMT 04.02.2021 (actualizado: 12:32 GMT 04.02.2021) Un fallo 'latente' en el sistema de propulsión de los buques de clase Freedom hizo que a finales de enero la Armada de Estados Unidos anunciara que ya no va a recibir estas nuevas embarcaciones hasta que el problema se solucione. Este grave incidente, sin embargo, no es el primer fracaso de los constructores navales estadounidenses.
Actualmente, la flota de la Armada de Estados Unidos cuenta con nueve de esos barcos costeros o buques de combate litoral —LCS, por sus siglas en inglés—, como son llamados oficialmente. Otros cinco están en construcción.
Durante el corto uso en servicio de estas embarcaciones, se identificó una grave falla de diseño en el mecanismo que transfiere energía desde el propulsor hasta las hélices del sistema de propulsión. En determinadas condiciones, el buque fabricado por Lockheed Martin simplemente deja de funcionar. Inicialmente, las averías se consideraron incidentes aislados, pero recientemente se las reconoció como problemas sistémicos.
"Los problemas han plagado este proyecto desde el principio y la mayoría de los defectos no se pueden solucionar. Llegó al punto de que unos barcos que han servido solo unos años serán desguazados", consideró Nikolai Protopopov en su artículo para la versión rusa de Sputnik.
La eliminación de este defecto requerirá importantes inversiones financieras, un rediseño completo del LCS, además de numerosas pruebas en tierra y en el mar. Por esta razón, la cúpula de la Armada estadounidense decidió aplicar una "
sanción sin precedentes" a todos los buques de la clase Freedom y no aceptarlos más en sus líneas,
detalló Forbes.
17 de febrero 2020, 20:20 GMT
Los LCS de esta clase que ya están en servicio serán reparados en las bases en las que se encuentran. Además, el comando de la Marina de Guerra estadounidense recomendó el uso de estos barcos costeros con restricciones, en modo ahorrador.
Las primeras averías de los Freedom, luego de que se pusieron en servicio, podían explicarse por el hecho de que todavía se trataba de un proyecto nuevo, que carecía de perfeccionamiento. Sin embargo, los buques producidos en serie también presentaron fallos constantes, destacó Protopopov.
El diciembre de 2015, el USS Milwaukee, que costó más de 360 millones de dólares, se rompió en el océano Atlántico durante su primera transición de los astilleros de Halifax a su futuro puerto base. En esa ocasión, fue necesario remolcarlo de regreso a un muelle cercano.
Una investigación posterior reveló que, de alguna manera, "residuos metálicos finos" ingresaron al sistema de filtro de aceite lubricante y de allí a uno de los motores. Cuando empezó a desplazarse en alta velocidad para unas fotografías, un problema de la válvula de combustible inició el apagado automático de ambas turbinas de gas de propulsión principales,
detalló Defense News, en la ocasión.
19 de julio 2017, 12:50 GMT
Cerca de un mes más tarde, el motor del USS Fort Worth se averió, durante una operación en la parte occidental del Océano Pacífico, cerca de Singapur. Es cierto que este barco, al contrario del anterior, logró servir durante unos cuatro años, participó en ejercicios y operaciones de rescate.
En esa ocasión, el incidente se atribuyó a un mantenimiento inadecuado, el cual causó una escasez de aceite en el buque. Sin embargo, casi todos los barcos costeros de clase Freedom presentaron problemas.
El reparo del USS Fort Worth tardó más de lo previsto y requirió decenas de millones de dólares.
Buques (supuestamente) universales
El programa de los LCS Freedom se inició en la década de 2000. El proyecto preveía la creación de numerosas embarcaciones pequeñas, maniobrables y rápidas para operaciones costeras de reconocimiento y vigilancia. Para 2030, se planeaba suministrar alrededor de 60 LCS a la Armada de EEUU. El buque insignia de la clase, el USS Freedom, fue botado en 2005 y, tres años después, entró en servicio.
15 de mayo 2018, 18:52 GMT
Estos LCS se fabrican de acuerdo con un esquema modular: las unidades reemplazables se seleccionan de acuerdo con las operaciones que deben realizar. Lo mismo se aplica a las armas. Por ejemplo, las monturas de artillería se pueden reemplazar por monturas de misiles. Los Freedom también están equipados con misiles de crucero antibuque y sistemas antiaéreos. Cuentan, además, con una plataforma de despegue y un hangar para helicópteros navales.
De acuerdo con los desarrolladores de la embarcación, en cuestión de horas, un dragaminas podría convertirse en un destructor, en un barco de apoyo o incluso en un cazador de submarinos. Sin embargo, en realidad, el esquema modular no funcionó como se esperaba. Primero, porque complica mucho el diseño del buque y reduce la resistencia de su carcasa. Segundo, porque el reemplazo de cualquier módulo es un procedimiento muy laborioso, el cual requiere la remoción de la embarcación de operación.
Muchos expertos estadounidenses reconocen que el proyecto Freedom fue un gran fracaso, subrayó Protopopov. Así, la Armada de EEUU decidió retirar de servicio los primeros cuatro buques de estos debido a los altos costos de reparación y modernización. El más antiguo de ellos tiene solo 12 años y el más nuevo sirvió por unos escasos seis.
20 de octubre 2020, 21:36 GMT
Pero el programa de los LSC Freedom no es el primer fracaso de la construcción naval estadounidense. Todos recuerdan la pompa con la que anunciaron la puesta en servicio de los destructores clase Zumwalt, escribió Protopopov.
Se suponía que estas embarcaciones "eliminarían las amenazas en cualquier parte de los océanos del mundo" y que serían capaces de atacar barcos, destruir tropas e infraestructura enemigas en las zonas costeras con armas de alta precisión.
Se esperaba construir 32 de esos buques, equipados con la última tecnología, con muchos sistemas automatizados y un sistema de propulsión que les permitiría desplazarse con tracción eléctrica. Pero ya en el primer viaje, el Zumwalt se
quedó atascado en el Canal de Panamá. De alguna manera, el agua del mar inundó los motores. El segundo barco de la clase también falló en las pruebas.
El costo del proyecto creció de manera constante, al punto de que un único destructor costó más de 7.000 millones de dólares, mientras que se asignaron 23.000 millones para todo el proyecto. Al final, decidieron limitarse a la construcción de tres Zumwalt, pero incluso esos ahora solo se utilizan parcialmente, ya que su operación y mantenimiento son demasiados costosos.
Ahora, existen planes para desarrollar otro destructor: el prometedor DDG Next, diseñado para reemplazar a los viejos destructores de clase Arleigh Burke, así como a los cruceros lanzamisiles Ticonderoga. Todavía es temprano para decir si el proyecto será exitoso, pero, a juzgar por las últimas "victorias" de los constructores navales estadounidenses, las dificultades no podrán evitarse, concluyó Protopopov.
