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¿Y si Einstein fuera mujer? Una campaña española señala la discriminación por género en la ciencia

© Foto : Cortesía de @NoMoreMatildasIlustración de la campaña #NoMoreMatildas
Ilustración de la campaña #NoMoreMatildas - Sputnik Mundo, 1920, 23.02.2021
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La iniciativa #NoMoreMatildas trata de reflejar la desigualdad de oportunidades en este sector e insiste en que el talento no depende del sexo, aunque falten modelos.
Imaginemos que delante Einstein no hubiera un nombre masculino sino femenino. O que Erwin Schrödinger, premio Nobel de Física en 1933, hubiese sido mujer. Entonces habría que echarle eso, imaginación, para encontrar sus teorías o sus fotos en un libro de texto. Porque habrían sido relegadas al olvido, a pesar de tener un papel determinante. Basta con mencionar a la naturalista Hildegarda de Bingen, a la genetista Nettie Stevens, a la química Rosalind Franklin o a Matilda Joslyn Gage, activista y autora neoyorquina por la que se acuñó el término efecto Matilda.
Ese que se produce cuando el discurso oficial esconde a las mujeres y que han utilizado en la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) para lanzar la campaña #NoMoreMatildas. Pretenden denunciar los prejuicios del sector e insistir en que "el talento no tiene géneros", a pesar de que solo haya un 7,5% de apariciones de mujeres en las asignaturas de Educación Secundaria Obligatoria o de que la cifra de matrículas femeninas en las carreras científicas se sitúa en el 28,5%, según dos estudios a los que aluden desde la organización española.
"Por efecto Matilda entendemos la invisibilización del trabajo realizado por las mujeres. En nuestra campaña de AMIT nos centramos en las científicas. La frecuencia y la localización de este efecto es imposible de conocer objetivamente por su propia naturaleza. Lo que sí sabemos es que existe una correlación directa y positiva entre desarrollo económico y social de un país y su grado de respeto a las mujeres. Y por respeto también entendemos otorgarles los méritos que merece su trabajo", comentan Maite Paramio, vicepresidenta de AMIT y Catedrática de Producción Animal de la Universitat Autònoma de Barcelona y Adela Muñoz Páez, vocal de la junta directiva de AMIT y catedrática de Química Inorgánica de la Universidad de Sevilla.
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Muñoz y Paramio explican a Sputnik cómo han reunido 19 casos de "Matildas oficiales" en esta iniciativa (que comprende un manifiesto, una web, acciones en redes sociales y un libro), solo como muestra de lo que ocurre: "Hay muchísimas más en todos los ámbitos que se van descubriendo poco a poco, gracias al trabajo de muchos investigadores, usualmente mujeres, que se están dedicando a 'resucitarlas'. No podemos conocer la identidad y el trabajo de la gran mayoría de las Matildas: aquellas que no dejaron huella".
Aluden, por ejemplo, a la física austriaca Lise Meitner, a la critalógrafa inglesa Rosalind Franklin o a la física chino-norteamericana Chien Wu. "No recibieron el Premio Nobel de Ciencias que merecían por los experimentos que realizaron sobre temas que fueron premiados por el comité Nobel, según se ha reconocido y debatido en la comunidad científica", reseñan las profesionales de AMIT.
"La primera propuso la existencia de la fisión nuclear, por la cual su colaborador Otto Hahn recibió el premio Nobel de Física en 1944; la segunda realizó los experimentos que permitieron desentrañar la estructura del ADN, por la cual Watson, Crick y Wilkins recibieron el premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1962. La tercera realizó el experimento que puso de manifiesto la violación de la paridad, que explica, entre otras cosas, que no toda la materia se aniquilara con la antimateria, por lo que en el universo existe materia. Por este descubrimiento Yang y Lee recibieron el Premio Nobel de Física en 1957", enumeran, detallando que la selección ha atendido a que incluyera varios campos de conocimiento y épocas históricas, así como que estuviera perfectamente documentado.
Una discriminación que no es exclusiva de la ciencia. "Las condiciones culturales, sociales y económicas en que se han desenvuelto las mujeres a través de la historia les han dirigido prácticamente hacia un único objetivo valorado: su función maternal, casi exclusivamente", indican. "En este ambiente, solo las diferentes y marginales podían dedicarse a otros temas como la ciencia. Por eso fueron mujeres excepcionales en la ciencia pero también muy valientes personalmente", agregan Muñoz y Paramio. La situación "ha mejorado sustancialmente", anotan, "pero todavía nos queda el lastre de muchas generaciones".
Según afirman, ahora hay más mujeres en ciencia y se amplían los modelos. Sin embargo, "todavía la imagen de mujer atractiva para la reproducción sigue siendo muy fuerte en todo el mundo", aunque no sea la única. "No debemos olvidarnos de los millones de mujeres que no solo sufren el efecto Matilda en el mundo sino que incluso no tienen asegurados todos los derechos como seres humanos", inciden, puntualizando que los contenidos de la campaña se ha revisado con dos objetivos: "Queríamos comprobar que la información era veraz y que era asequible para alumnado de últimos cursos de Primaria y primeros de Secundaria", defienden.
Para ello, han considerado "más visual" utilizar a científicos mundialmente reconocibles y simular qué hubiera pasado si hubieran nacido mujeres, como en el ejercicio del principio. Las dificultades no solo se basarían en gozar de tiempo y condiciones adecuadas, sino también de lograr resultados impactantes y convencer a la sociedad científica.
"Era más fácil hacer que un colega o a veces el propio marido se atribuyeran el mérito. Sería menos contestable y más fácilmente aceptado. Lo importante para ellas como científicas y mujeres excepcionales no era su ego si no su aportación científica" comentan, señalando cómo se ha ido limando esta desigualdad.
De los 15,4 millones de personas dedicadas a la ciencia y la tecnología en la Unión Europea en 2019, el 41% son mujeres (unos 6,3 millones). En España, la relación es aproximadamente de la mitad. Y en el resto de países, el rango varía desde el 55% en Lituania al 28% en Luxemburgo, acorde a un informe de Eurostat. El Efecto Matilda, no obstante, se sigue dando a la hora de recibir premios o de alcanzar protagonismo en medios de comunicación, advierten. Además, la realidad del continente no es igual que en el resto del mundo: la media es en este caso del 29,3%, según un estudio de la Unesco.
"En la UE no existe una gran brecha en número de mujeres, pero sí en reconocimiento y en liderazgo de la ciencia. Como sucede con las otras actividades económicas y artísticas. Nosotras nos hemos comprometido con la ciencia, ahora entre todas y todos nos debemos comprometer con romper ese techo de cristal que impide que las mujeres lleguen a los puestos de responsabilidad", esgrimen, culpando a la ausencia de modelos y a la falta de oportunidades. Afecta la escasa promoción en las carreras universitarias y, como han observado en el ejemplo español, los recortes en ciencia y en contrataciones.
No es algo exclusivo del gremio, alegan, pero sí muy característico. De ahí que jueguen con vidas hipotéticas y construyan la de una tal Matilda Schrödinger cuyo trabajo en el terreno de la física cuántica se desestima, a pesar de que ilumina el camino (y los galardones) de otros colegas masculinos. "Creemos que la pandemia está siendo un buen ejemplo del efecto", sentencian las profesionales de AMIT: "Sabemos desde hace años que el tema de la salud está mayoritariamente en manos de las mujeres tanto desde el punto de vista asistencial como científico, y sin embargo en los medios de comunicación los hombres tienen tanta presencia o más que ellas".
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