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Amor, letras y política: la vida de Benito Pérez Galdós, el cronista de Madrid

© Sputnik / Mónica RodríguezCasa-Museo de Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria)
Casa-Museo de Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria) - Sputnik Mundo, 1920, 10.05.2021
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Hace 178 años, un 10 de mayo nacía en Gran Canaria Benito Pérez Galdós. El escritor es el máximo exponente de corrientes como el Realismo o el Naturalismo. Su obra sirvió para conocer la España del siglo XIX y principios del XX. Títulos como 'Fortunata y Jacinta' o 'Doña Perfecta' forman parte del imaginario español.
Madrid es una ciudad vasta. Un lugar en el que conviven distintas realidades. Desde la existente en los marmóreos portales del barrio de Salamanca hasta el día a día entre los ensanches de ladrillo del sur de la capital. Más de tres millones de historias se entrelazan para dar vida al relato de la urbe. Sus autores protagonizan Madrid. A su vez, esta vive gracias a ellos. En su novela sin fin se sumergió Benito Pérez Galdós. Contribuyó como madrileño de adopción y trasladó con su pluma lo que significaba la ciudad a las hojas de papel.
Nadie como Galdós supo describir la realidad del Madrid que le tocó vivir. Inmortalizó en su obra los barrios, sus gentes y la manera en la que vivían. O sobrevivían. El escritor se convirtió en el gran exponente del realismo español. En cierta manera, en el gran cronista de la España del siglo XIX.
Sin embargo, su existencia no comenzó en la capital. Galdós nació el 10 de mayo de 1843 en Las Palmas de Gran Canaria. Las letras y el periodismo siempre fueron de su interés, por lo que su nombre no tardó en aparecer en artículos de periódicos isleños. También firmó algunas obras satíricas y teatrales. Pero, el puente a la península ibérica se lo puso la carrera de Derecho. No pudo cursar dichos estudios en el archipiélago porque la Universidad de La Laguna estaba cerrada. Sus padres buscaron una alternativa. Esta fue Madrid. Lejos de su hogar y de su prima Sisita, con quien mantuvo un romance no bien visto por su familia.
En 1867 un joven Galdós arribaba a Madrid. El ajetreo urbano le deslumbró. Las tertulias fueron una de sus grandes aficiones, en contraposición a la carrera. Pronto abandonó Derecho, materia que nunca le atrajo. Prefería dedicar su tiempo a pasear por las calles de la ciudad, acudir a reuniones intelectuales y visitar la biblioteca del Ateneo. La lectura fue su maestra, especialmente las obras de Balzac, Dickens y los novelistas rusos. Los libros y las conversaciones que mantuvo con los habitantes de la ciudad dieron forma a su perfil literario.
Todo lo que absorbía en su día a día acabó plasmado en sus escritos. Literatura, calle y también periodismo fundamentaron su figura como escritor. Trabajó como articulista para La Nación y El Debate. En ocasiones, sus textos fueron preludio de la novela. En la serie Episodios Nacionales, en los que noveliza la historia de España del siglo XIX, Galdós denota una actitud periodística. Busca fuentes cercanas a los acontecimientos para poner en boca de sus personajes. Su misión es dotar de autenticidad a la ficción. "Galdós ha hecho más por el conocimiento de España por los españoles –por el pueblo español– que todos los historiadores juntos", dijo el escritor Max Aub tras leer Doña Perfecta.
Con Galdós se deja atrás al Romanticismo, todavía presente en sus primeras novelas, para dar paso al Realismo. La lectura de La taberna de Émile Zola le descubre el Naturalismo. Adquirió métodos propios de esta corriente como la observación científica, sobre todo, a través del análisis psicológico. Fortunata y Jacinta, Miau o Tristana se escribieron bajo este paradigma literario. Un mural en el que se muestra el perfil urbano del Madrid de Isabel II.
Más allá de las letras, Galdós era aficionado a la política. Se afilió al Partido Progresista de Sagasta y en 1886 fue diputado por Guayama (Puerto Rico) en las Cortes. A principios del siglo XX, el canario ingresó en el Partido Republicano y en las legislaturas de 1907 y 1910 fue elegido diputado en las Cortes por Madrid por la Conjunción Republicano Socialista y en 1914 lo es por Las Palmas. Precisamente, su ideología lo alejó de la posición de los tradicionalistas, quienes nunca llegaron a aceptar su obra. Es más, la oposición de los conservadores arruinó su candidatura al Premio Nobel.
Otro de sus grandes intereses fueron las mujeres. En lo personal, Galdós era un conocido mujeriego. Concha Ruth Morell, Sofía Casanova o Lorenza Cobián, madre su única hija, son algunos de los nombres de sus amantes. Entre los más sonados, Teodosia Gandarias, su amor de la vejez, y la escritora Emilia Pardo Bazán. Con la última mantuvo una relación de varios años, llevada en la más absoluta discreción. Su amorío no se conoció hasta que se descubrieron las cartas que ambos se mandaban. Tanto él como ella llevaban varios años muertos.
Galdós falleció el 4 de enero de 1920. Tras él, una inmensa lista de libros y piezas de teatro. Para María Zambrano, "después de Cervantes, Galdós es el gran novelista español". Un autor que inyectó tinta en el papel con amores y aventuras. Pero también con crítica social e historia. El relato que contaban las calles de Madrid. Una crónica de la que él mismo fue parte.
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