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Venezolanos apuestan al país entre la confianza y la resiliencia
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CARACAS (Spuntnik) — Quedarse en Venezuela es un difícil reto del que muchos han desistido. Sin embargo, por múltiples razones, más de 25 millones de... 19.05.2021, Sputnik Mundo
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Para algunos no ha habido más opción que quedarse, y para otros ha sido una elección."Los que nos hemos quedado hemos sido muy valientes, es adaptarse a todo, un día se va el agua, otro la luz, al siguiente no hay dinero en efectivo ni transporte público, otro día no consigues alimentos o medicamentos, y a todo eso hemos sobrevivido a cambio de no dejar nuestro país e irnos como ilegales", dijo a Sputnik Miriam Suárez, comerciante de repuestos de vehículos.Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más de 4 millones de personas se fueron del país en seis años principalmente para buscar mejoras económicas.A matar tigres"Irse es cambiar un problema por otro", dijo a esta agencia Mónica Cabanach, una comerciante de 35 años, quien pese a la hiperinflación asegura que ve una buena proyección a largo plazo de su negocio de alimentos veganos, que distribuye en bodegones, unas medianas y pequeñas tiendas que comenzaron a abrirse en 2019, y en las que se venden principalmente productos importados."Yo creo que se necesita mucha actitud positiva, porque así ves oportunidades, y aquí aún hay muchísimas oportunidades. Hay una gran parte de la población que no sé cómo hace para vivir, hay una pequeña parte que vive absurdamente en riqueza y otra, como yo, con días muy buenos y otros muy malos", explicó.Estos bodegones se encuentran casi en cada esquina del país y se suman a nuevos emprendimientos de restaurantes, turismo, entre otros."La situación económica sigue siendo muy compleja, pero el dinero se mueve más que en otros países. No pienso ni quiero volver a irme", dijo Geraldine Regalado, una docente de 26 años, que retornó hace tres meses de Perú, donde aseguró fue víctima de xenofobia pese a que su madre nació en ese país.Algo que también se ha hecho frecuente en Venezuela es tener múltiples trabajos informales o "matar tigres", como suelen decir en el país."Yo trabajo con un camioncito y hago transporte, y si sale cualquier tigrito con ventanas panorámicas de vidrio, o puertas de baño, también lo hago. Siempre digo que sobrevivo en Venezuela milagrosamente", señaló a esta agencia Luis de Alba, de 40 años.Rutina inflacionariaCuando los venezolanos consultados por Sputnik se refieren a la capacidad de adaptarse a lo que han vivido en su país en los últimos seis años, recuerdan que todo comenzó con una conflictiva convivencia entre el bolívar y el dólar.Desde 2003, el Gobierno controlaba todo el acceso de divisas al país y solo él tenía la autoridad para vender o comprar, pero a partir de 2015, con la caída del precio del crudo, el bloqueo y la caída de la producción, comenzaron a entrar menos divisas.El bolívar, la moneda local, fue perdiendo respaldo, y comenzó a valer cada vez menos. En este tiempo, el Gobierno se ha visto en la necesidad de imprimir billetes de mayor denominación y sacar los de más baja de circulación."Esta situación de hiperinflación al principio nos alarmaba, porque un día era un precio y otro día otro. Y así nos fuimos acostumbrando, y adaptándonos, que es lo vital", contó.Entre el bolívar y el dólarEn 2018, el Gobierno tuvo que realizar una reconversión que consistió en quitarle cinco ceros a la moneda, y la dinámica de emitir papeles de valor superior continuó ante la devaluación.Para ese momento, es decir hace tres años atrás, ya el dólar tenía mayor circulación, pero fue a partir de 2019 cuando hubo un apagón general. En tres ocasiones el sistema colapsó y los bolívares en efectivo fueron insuficientes, por lo que el Gobierno empezó a aceptar como legal el uso del dólar en comercios.Inicialmente era solo referencia, o el precio de los productos en dólares se decía casi a escondidas, como algo ilegal o del mercado negro, pero en los últimos meses los precios en las tiendas, supermercados y restaurantes, comenzaron a exhibirse en esa moneda extranjera con total libertad.Ahora el problema, como lo explicó el ciudadano venezolano Luis de Alba en declaraciones a esta agencia, no es la devaluación del bolívar sino la del dólar."Antes los precios subían porque era, en bolívares y el dólar subía. Ahora están cobrando en dólares, por ejemplo, la venta de repuestos de vehículos. Uno va a comprar un carburador en 20 dólares, pero a una semana lo suben a 30 dólares", añadió de Alba.El Banco Central de Venezuela indicó el martes que la inflación de abril fue de 24,6% y la acumulada de 183,8%.Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) la inflación del país se disparará en 5.500% para el cierre de 2021 y el Producto Interno Bruto (PIB) se contraerá en 10%.Pese a esas perspectivas poco alentadoras, 25 millones de venezolanos siguen pensando que quedarse continúa siendo su mejor opción, con la esperanza de que suceda con los salarios, las pensiones y los créditos bancarios lo mismo que pasó con los precios de los productos, que se establezca un monto justo en dólares.
https://sputniknews.lat/20210518/venezolanos-en-colombia-entre-el-temor-de-quedarse-y-la-incertidumbre-de-retornar-1112317042.html
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Venezolanos apuestan al país entre la confianza y la resiliencia
CARACAS (Spuntnik) — Quedarse en Venezuela es un difícil reto del que muchos han desistido. Sin embargo, por múltiples razones, más de 25 millones de habitantes se han mantenido en el país sobreviviendo al deterioro del sistema económico y a un sinfín de cambios, oscilando entre la confianza en el futuro y la resiliencia.
Para algunos no ha habido más opción que quedarse, y para otros ha sido una elección.
"Los que nos hemos quedado hemos sido muy valientes, es adaptarse a todo, un día se va el agua, otro la luz, al siguiente no hay dinero en efectivo ni transporte público, otro día no consigues alimentos o medicamentos, y a todo eso hemos sobrevivido a cambio de no dejar nuestro país e irnos como ilegales", dijo a Sputnik Miriam Suárez, comerciante de repuestos de vehículos.
18 de mayo 2021, 21:06 GMT
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más de 4 millones de personas se fueron del país en seis años principalmente para buscar mejoras económicas.
"Irse es cambiar un problema por otro", dijo a esta agencia Mónica Cabanach, una comerciante de 35 años, quien pese a la hiperinflación asegura que ve una buena proyección a largo plazo de su negocio de alimentos veganos, que distribuye en bodegones, unas medianas y pequeñas tiendas que comenzaron a abrirse en 2019, y en las que se venden principalmente productos importados.
"Yo creo que se necesita mucha actitud positiva, porque así ves oportunidades, y aquí aún hay muchísimas oportunidades. Hay una gran parte de la población que no sé cómo hace para vivir, hay una pequeña parte que vive absurdamente en riqueza y otra, como yo, con días muy buenos y otros muy malos", explicó.
Estos bodegones se encuentran casi en cada esquina del país y se suman a nuevos emprendimientos de restaurantes, turismo, entre otros.
30 de diciembre 2020, 10:41 GMT
"La situación económica sigue siendo muy compleja, pero el dinero se mueve más que en otros países. No pienso ni quiero volver a irme", dijo Geraldine Regalado, una docente de 26 años, que retornó hace tres meses de Perú, donde aseguró fue víctima de xenofobia pese a que su madre nació en ese país.
Algo que también se ha hecho frecuente en Venezuela es tener múltiples trabajos informales o "matar tigres", como suelen decir en el país.
"Yo trabajo con un camioncito y hago transporte, y si sale cualquier tigrito con ventanas panorámicas de vidrio, o puertas de baño, también lo hago. Siempre digo que sobrevivo en Venezuela milagrosamente", señaló a esta agencia Luis de Alba, de 40 años.
Cuando los venezolanos consultados por Sputnik se refieren a la capacidad de adaptarse a lo que han vivido en su país en los últimos seis años, recuerdan que todo comenzó con una conflictiva convivencia entre el bolívar y el dólar.
Desde 2003, el Gobierno controlaba todo el acceso de divisas al país y solo él tenía la autoridad para vender o comprar, pero a partir de 2015, con la caída del precio del crudo, el bloqueo y la caída de la producción, comenzaron a entrar menos divisas.
13 de mayo 2021, 22:11 GMT
El bolívar, la moneda local, fue perdiendo respaldo, y comenzó a valer cada vez menos. En este tiempo, el Gobierno se ha visto en la necesidad de imprimir billetes de mayor denominación y sacar los de más baja de circulación.
"Esta situación de
hiperinflación al principio nos alarmaba, porque un día era un precio y otro día otro. Y así nos fuimos acostumbrando, y adaptándonos, que es lo vital", contó.
Entre el bolívar y el dólar
En 2018, el Gobierno tuvo que realizar una reconversión que consistió en quitarle cinco ceros a la moneda, y la dinámica de emitir papeles de valor superior continuó ante la devaluación.
Para ese momento, es decir hace tres años atrás, ya el dólar tenía mayor circulación, pero fue a partir de 2019 cuando hubo un apagón general. En tres ocasiones el sistema colapsó y los bolívares en efectivo fueron insuficientes, por lo que el Gobierno empezó a aceptar como legal el uso del dólar en comercios.
Inicialmente era solo referencia, o el precio de los productos en dólares se decía casi a escondidas, como algo ilegal o del mercado negro, pero en los últimos meses los precios en las tiendas, supermercados y restaurantes, comenzaron a exhibirse en esa moneda extranjera con total libertad.
26 de enero 2021, 00:17 GMT
Ahora el problema, como lo explicó el ciudadano venezolano Luis de Alba en declaraciones a esta agencia, no es la devaluación del bolívar sino la del dólar.
"Antes los precios subían porque era, en bolívares y el dólar subía. Ahora están cobrando en dólares, por ejemplo, la venta de repuestos de vehículos. Uno va a comprar un carburador en 20 dólares, pero a una semana lo suben a 30 dólares", añadió de Alba.
El Banco Central de Venezuela indicó el martes que la inflación de abril fue de 24,6% y la acumulada de 183,8%.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) la inflación del país se disparará en 5.500% para el cierre de 2021 y el Producto Interno Bruto (PIB) se contraerá en 10%.
Pese a esas perspectivas poco alentadoras, 25 millones de venezolanos siguen pensando que quedarse continúa siendo su mejor opción, con la esperanza de que suceda con los salarios, las pensiones y los créditos bancarios lo mismo que pasó con los precios de los productos, que se establezca un monto justo en dólares.