- Sputnik Mundo, 1920, 11.02.2021
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La muerte frente a la cámara: la no tan lejana costumbre de fotografiar a los difuntos

© Foto : Cortesía de Titilante EdicionesDifunto con miembros de su familia
Difunto con miembros de su familia - Sputnik Mundo, 1920, 05.06.2021
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Fotografiar a los difuntos quedó en el pasado. El actor Carlos Areces y la historiadora Virginia de la Cruz recuerdan esta tradición a través de Post Mortem. El libro incluye imágenes antiguas, venidas de países como Estados Unidos o Francia. Un género perturbador que triunfó en el siglo XIX y principios del XX.
Entre espadazos, arena y sangre, frases de épica verborrea surgían de las bocas de los protagonistas de Gladiator. Russell Crowe llegaba a decir "la muerte nos sonríe a todos, nosotros solo podemos devolverle la sonrisa". Una curiosa manera de humanizar a la parca. Curvar la comisura de los labios no es el gesto que a uno le viene a la cabeza cuando hablamos del fin de los días. Aunque compañera de vida, la muerte se percibe como frialdad, desasosiego y resistencia. Pocos están preparados para sonreírle, si tan siquiera la mayoría podemos mirarla de frente. Que cosas, Ridley Scott.
En pleno siglo XXI, la sociedad occidental de la actualidad se despide de sus seres queridos entre tejido negro y silencio. A veces, con ataúd cerrado y gafas de sol puestas. "Poco a poco, a lo largo del siglo XX hemos pasado de ver la muerte con naturalidad a apartarla de nuestras vidas", indica Virginia de la Cruz, profesora de la Universidad de Lorena, a Sputnik Mundo. Años atrás ningún cadáver se ocultaba tras una tapa de pino. Al menos, hasta el momento de ser enterrado. Los féretros acostumbraban a estar abiertos y el cuerpo sin vida preparado para ser retratado con una cámara. Una práctica conocida como fotografía post mortem. Ahora, macabra. No hace tanto, la norma.
© Foto : Cortesía de Titilante EdicionesRetrato de un difunto de avanzada de edad
Retrato de un difunto de avanzada de edad  - Sputnik Mundo, 1920, 02.06.2021
Retrato de un difunto de avanzada de edad
"Yo no estoy preparado para enfrentarme sin sentir escalofríos a la evidencia física de la muerte de la gente a la que he querido viva. Pero eso no me impide apreciar la belleza y el amor que se esconde detrás de una fotografía post mortem", reconoce el actor Carlos Areces a Sputnik Mundo. El artista siempre ha sido un aficionado a lo que él define como "coleccionismo vintage". Tebeos, discos, afiches, pósteres de cine o muñecos son algunas de sus piezas. Por supuesto, también fotografías. Tiene de antes de la Guerra Civil y más de 6.000 solo de comunión. "Me gustan especialmente las que tenían que ver con la unidad familiar, retazos de intimidad, ventanas a la rutina diaria de hace más de un siglo…", enumera. Fueron el paso previo a la búsqueda de retratos previos al entierro.
La película Los Otros de Alejandro Amenábar le descubrió este género en 2001. Desde entonces, Areces se dedicó a recopilar imágenes, incluidos daguerrotipos y ferrotipos, en mercadillos y casas de apuestas. En la actualidad, posee unas 150 fotografías de difuntos. Un conjunto encapsulado casi al completo en el libro Post Mortem. "No había muchos libros sobre este género, que a mí me parece tan fascinante. Es sociología pura: habla de los ritos, las costumbres, la simbología, la evolución de nuestra relación con la muerte… Y pensé que mi colección bien podría aportar a rellenar ese hueco", señala el actor.
© Foto : Cortesía de Titilante EdicionesPortada del libro 'Post Mortem'
Portada del libro 'Post Mortem' - Sputnik Mundo, 1920, 02.06.2021
Portada del libro 'Post Mortem'
El volumen, de 222 páginas, incluye los comentarios de De la Cruz, mayor experta europea en fotografía post mortem. Conocimiento escrito en español e inglés y contenido en una lujosa edición de tapa dura en terciopelo negro y papel arte de alto gramaje con varios desplegables. El libro viene acompañado por un sobre con 12 de las imágenes más destacadas de la colección, una cinta funeraria dorada y la reproducción de un recordatorio. La obra se entrega en una caja con lomo de tela y ventana de metacrilato. Tan solo hay 1839 unidades de Post Mortem. La cifra no es baladí. Representa el año oficial de la presentación de la fotografía.

"Las imágenes son retazos de historia fascinantes. Es sorprendente tener pruebas tan gráficas de los cambios de las costumbres y el sentir de los tiempos sobre un tema fundamental para nosotros, como es la propia finitud".

Carlos Areces
Actor

La necesidad de fotografiar a los difuntos

Virginia de la Cruz es doctora en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid. Su investigación explica la importancia del arte en los procesos de duelo y del culto a la memoria. Entre las manifestaciones artísticas, la fotografía. Precisamente, su tesis fue la primera en España sobre este género. Un estudio en el que indagó en los archivos de imágenes post mortem de Galicia.
La costumbre de retratar con la cámara a los difuntos nace casi a la par que el daguerrotipo, primer procedimiento fotográfico de la historia. Desde 1839 hasta mediados del siglo XX, la fotografía post mortem fue habitual en las familias de Europa, América y Asia. Una técnica que continuaba con la secular tradición de mostrar al fallecido. La pintura fue su anterior valedora. Sobre lienzo, el muerto solía aparecer postrado en el lecho, entre sábanas o rodeado de flores. Estética de la que beberían los artistas años después.
© Foto : Cortesía de Titilante EdicionesRetrato de un niño fallecido en un elegante sofá
Retrato de un niño fallecido en un elegante sofá - Sputnik Mundo, 1920, 02.06.2021
Retrato de un niño fallecido en un elegante sofá
De la Cruz admite que "las poses, en un principio, eran casi idénticas a las de los retratos pictóricos". Hay que resaltar el "en un principio". Y es que el género evolucionó hasta tener una escenografía propia. En muchos casos, pomposa. Los fallecidos posan tumbados en su ataúd o cama, siempre vestidos con su mejor traje. Las manos cerca del cuerpo, cruzadas o en posición de rezo. Incluso, algunos eran colocados sentados en sillas o sofás para dotar de mayor naturalidad a la imagen. A su alrededor, flores. Juguetes, en caso de tratarse de un niño. En varias ocasiones, los propios familiares lucían junto al cadáver.
"Se buscaba obtener una imagen lo más bella posible", resalta la profesora universitaria. No obstante, el resultado se entrevé tétrico para una mente criada en el siglo XXI. Genera desasosiego observar a una pequeña, velada por otras cuatro menores en una funesta procesión. Para Areces, una de las más impactantes es la de unos trillizos, probablemente fallecidos durante una epidemia. Los tres hermanos reposan en la misma cama con un ramillete de flores en las manos. Perturbadoras son aquellas en las que los allegados entran del difunto. Como la madre que sujeta al hijo muerto. "Estoy acostumbrada a verlas ya con un ojo clínico, pero eso no quiere decir que sea insensible ante ellas. Las que me impactan más son las de niños acompañadas por otros niños. En esas vemos la incomprensión de los pequeños que rodean el cuerpo sin vida de otro niño", asegura De la Cruz.
© Foto : Cortesía de Titilante EdicionesPequeña difunta acompañada por otras cuatro niñas
Pequeña difunta acompañada por otras cuatro niñas - Sputnik Mundo, 1920, 02.06.2021
Pequeña difunta acompañada por otras cuatro niñas
Tras el desolador escenario, un mensaje de recuerdo. Una manera de sobrellevar el duelo, especialmente cuando el muerto era menor de edad. "Estamos hablando de un gran número de casos en los que el fallecido no había tenido un solo retrato en vida, y se trataba de la última oportunidad de conservar su recuerdo por parte de sus seres queridos", puntualiza el propietario de la colección de imágenes post mortem. De ahí, la necesidad de que la imagen fuese tomada del mejor modo posible. No es de extrañar que este género se profesionalizase durante los pasados siglos. El trabajo del fotógrafo luego se distribuía entre los familiares que no habían podido acudir al entierro.
© Foto : Cortesía de Titilante EdicionesFamilia velando el cuerpo sin vida de un ser querido
Familia velando el cuerpo sin vida de un ser querido - Sputnik Mundo, 1920, 02.06.2021
Familia velando el cuerpo sin vida de un ser querido
La percepción de la muerte ha cambiado con el paso del tiempo. Hace no tanto, la gente no alcanzaba edades tan longevas y la mortalidad infantil era elevada. Formaba parte de la cotidianeidad de una manera más evidente. "La muerte era un hecho más habitual y visible. No se ocultaba como ahora, no se vivía de una manera tan soterrada y tétrica. La imagen de un conocido fallecido no tenía las mismas connotaciones ni provocaba la impresión que hoy en día", asevera Areces. Ahora, ya no se habla de muerte. El mutismo y la sobriedad del entierro son protagonistas. Si tratarla roza el tabú, más difícil nos es sonreírle, como aseguraba un ficticio gladiador romano. Hasta mediados del siglo XX, nuestros antepasados ponían el gesto con una cámara y metros de papel de foto.
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