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Esta italiana pasó media pandemia en el Círculo Polar Ártico

© Foto : Instagram/viaggiareliberaKongsfjord, Noruega
Kongsfjord, Noruega - Sputnik Mundo, 1920, 14.06.2021
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Valentina Miozzo, una guía turística italiana, decidió aprovechar la pandemia para cambiar su soleada región de Emilia Romagna por una remota localidad noruega al otro lado del Círculo Polar Ártico. Y no lo lamenta.
"¿Tenía miedo? No. Lo vi como una preciosa oportunidad de visitar lugares que quizás nunca hubiera escogido por mi cuenta", reconoce a la CNN. Su trabajo hasta que la pandemia destrozó el turismo en todo el mundo consistía en acompañar a italianos por todo el mundo, e incluso llevaba un blog sobre viajes sostenibles por Italia, y también era muy activa en Instagram. Fue allí donde surgió la oportunidad.
Fue contactada dentro de la red social por una casa de huéspedes en el Ártico. Querían que la administrase ella. Aceptó sin pensárselo. Un mes más tarde ya estaba en Kongsfjord, a más de 3.860 kilómetros de Emilia Romagna, donde "el supermercado más cercano está a 40 kilómetros" y "el hospital, a casi 321 kilómetros".

El tiempo

El tiempo en el extremo norte de Noruega no perdona. Vientos de 120 km/h y hielo por todas partes, "por lo que es difícil moverse". Sobre todo cuando uno necesita llegar a una tienda de alimentos, ya que es necesario que las carreteras sean transitables, pues están bordeadas por acantilados y cuando el tiempo no acompaña el viaje se hace imposible.
También su cuerpo tuvo que acostumbrarse a todo aquello. "Diciembre y enero fueron dos meses de oscuridad", dice, puesto que las noches polares duran todo el día. "No tenía ninguna expectativa", dice.
"Sabía que me dirigía a un lugar muy, muy aislado, me habían advertido. Sabía que era extremo y sabía que estaba en la tundra ártica, pero nunca había estado en Noruega (…) Poco después de llegar yo, llegaron las noches polares", explica a la cadena.
Sin embargo, también reconoce que la experiencia fue increíble a pesar de vivir dos meses en completa oscuridad.
"No fue perturbador, es más difícil vivir con luz", asegura. Se refiere a las noches de sol que siguen. Con 24 horas de día siete días a la semana, el cuerpo cree que no es hora de dormir. Las noches de sol duran desde mediados de mayo a mediados de julio. "No hay puesta de sol durante dos meses y el cuerpo no acepta que es de noche".

Distanciamiento mundial

Decir que vivió completamente aislada sería poco preciso. Kongsfjord es, a pesar de su situación, una localidad multicultural. Hay 28 habitantes, y son "alemanes, letones, italianos y tailandeses", además de lugareños. En toda la pandemia no se registró ni un solo caso de COVID-19, así que reconoce que en siete meses ni una sola vez tuvo que llevar mascarilla.
Por eso no es de extrañar que tenga miedo de que poco a poco el mundo vuelva a abrirse y que su pequeño rincón deje de estar tan aislado.
"El distanciamiento físico tiene que ver con el miedo, no solo de estar infectado, sino también de contagiar. Por lo tanto, definitivamente ahora influirá en las interacciones que tendremos con las personas en un lugar. Cosas como abrazar son parte de la interacción humana natural, así que lo haremos menos y probaremos otra forma de comunicarnos y de transmitir nuestro interés por otra cultura".

Vida post-Kongsfjord

Su contrato en la casa que huéspedes finalizó en abril, pero sigue en esta localidad noruega porque su experiencia "ha sido hermosa". Ha alquilado una casa, pero se está concienciando de que debe irse. Pero no necesariamente a Italia. Quiere visitar primero el archipiélago de Svalbard, el asentamiento habitado más septentrional del mundo. Luego irá a las islas Lofoten, al sur, donde seguirá trabajando en otra casa de huéspedes.
En otoño, cuando espera que la pandemia ya haya amainado, volverá a Italia.
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