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¿Consigue México mantener el mismo nivel de producción de maíz tras eliminación de uso de glifosato?

© Sputnik / Vitaliy Ankov / Acceder al contenido multimediaMazorcas de maíz
Mazorcas de maíz - Sputnik Mundo, 1920, 27.08.2021
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La evaluación de los resultados del primer año del acompañamiento técnico para que México abandone el uso de herbicidas, particularmente el glifosato como principio activo, demostró cuál fue el efecto para pequeños y medianos productores de maíz. Sputnik te trae los detalles de esta lucha contra el uso de químicos en agricultura.
Una de las principales preocupaciones que la agroindustria y sectores vinculados a la producción agrícola en México manifestaron respecto a la decisión presidencial de eliminar el glifosato de los campos del país para enero de 2024 fue que, sin el químico, los rendimientos y la productividad serían los primeros en resentirse.
Según la información gubernamental difundida la última semana de agosto de 2021, respecto del seguimiento y evaluación de la llamada "estrategia de acompañamiento técnico" que forma parte del Programa de producción para el bienestar del Gobierno federal mexicano, los pronósticos agoreros no se cumplieron.
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"Es factible transitar a un sistema de producción que incorpore prácticas agroecológicas, reduciendo y eliminando el uso de químicos, entre ellos, el glifosato. Esto no va en contra de los rendimientos y nos ayuda a mejorar los costos por hectárea y tonelada", apuntó José Atahualpa Estrada Aguilar, Subsecretario de alimentación y competitividad, de la Secretaría de Agricultura y desarrollo rural mexicana (Sader)

Prevenciones

"El espíritu del decreto presidencial no es sustituir una sustancia química por otra, sino por tecnologías agroecológicas que, apegadas a la filosofía, permitan sustituir su uso sin perder capacidad productiva", señaló Javier Trujillo, Director General del Servicio nacional de sanidad, inocuidad y calidad alimentaria (Senasica)
Como autoridad encargada del criterio regulatorio de sanidad, la Senasica, por medio de su director, apuntó que "cualquiera que sea la sustancia que sustituya las usadas actualmente, tendrá que tener la confianza del usuario". Indicó que para generar esa confianza es fundamental que los desarrolladores de técnicas agroecológicas trabajen en conjunto con el Instituto nacional de investigaciones forestales agrícolas y pecuarias.
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Trujillo destacó que, por un lado, la sustancia química que sustituya al glifosato y otros herbicidas tendrá que ajustarse a la prueba de efectividad biológica contenida en la Norma Oficial Mexicana número 32.
Esta regulación junto a las otras que cubren el tema de protección del medio ambiente y de la salud humana (vinculada a la toxicidad del producto) son los elementos que la Comisión federal para riesgos sanitarios (Cofepris) considera a la hora de emitir el registro de un plaguicida en México, previo a la liberación de su uso en el país.
"Tenemos que decirle al usuario que ya no puede usar glifosato pero esta tecnología brinda los mismos resultados sin afectar tu competitividad y tu rentabilidad", sostuvo el Director de Senasica.

Resultados

La estrategia de acompañamiento técnico de Producción para el Bienestar está desarrollándose en un total de 500 municipios en 34 regiones, de 27 estados de la República mexicana.
Según la información oficial difundida, el objetivo de la misma es "fortalecer las capacidades" de los productores que se adhirieron al programa, para "transitar a sistemas agroalimentarios más sostenibles, productivos y resilientes" en pos de "mejorar la autosuficiencia alimentaria" en los cultivos de maíz, frijol, trigo harinero, arroz, amaranto, chía, caña de azúcar, cacao, miel y leche de México.
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El núcleo duro del acompañamiento se realiza a través de las llamadas escuelas de campo, establecidas en las parcelas de los productores del Programa dónde, a su vez, reciben a becarios del programa de Jóvenes construyendo futuro de la Secretaría del Trabajo, para promover el recambio generacional en el campo mexicano.
"Las escuelas de campo se realizan en parcelas de los productores, dónde muestran las tecnologías disponibles de la región, se realiza el análisis y conocimiento del suelo, el estudio de la planta y el ambiente, todo lo que está alrededor del cultivo y en el predio para prever fenómenos bióticos y abióticos", apuntó Estrada Aguilar, durante la presentación pública de los resultados del primer año de trabajo bajo este sistema, con productores de pequeña y mediana escala.
Según el diagnóstico realizado al llegar al territorio en 2019, se invertían 11.000 pesos mexicanos por hectárea en la producción de maíz de pequeña y mediana escala, de los cuales el 30% se destinaban en la compra de agroquímicos y apenas el 3% en la adquisición de bioinsumos de producción.
En el cultivo de maíz, la inversión para producir se redujo 4%. En cuanto al monto destinado para el uso de agroquímicos, éste se redujo 54%. Los bioinsumos, en cambio, aumentaron 600% al pasar la inversión de 300 pesos promedio en 2019 a 2200 pesos en 2020.
En cuanto al rendimiento del cultivo, se registró un ligero incremento de 2,3 toneladas por hectárea en 2019 a 2,5 toneladas en 2020.
"Es importante notar que en este proceso se sustituyeron los agroquímicos, se redujo el uso de herbicidas y glifosato para incorporar bio-insumos, pero no cayó la producción", apuntó el Subsecretario Estrada Aguilar.
De las 478 escuelas de campo dedicadas al cultivo de maíz que fueron analizadas en 2019, 311 de ellas equivalentes al 65% del total de las participantes del programa usó herbicidas en ese ciclo productivo, de las que el 42% se volcó por el glifosato. Por otra parte, el 69% utiliza semillas de maíz nativo frente a las híbridas. El rendimiento promedio de 2019 indicó que se cosecharon 2.3 toneladas por hectárea a un costo de 5600 pesos.
Los cambios detectados en la producción tanto de maíz como milpa se promovieron mediante la incorporación de prácticas agroecológicas, siendo las de mayor arraigo las vinculadas a la conservación y el mejoramiento de la salud del suelo, seguidas por las técnicas de manejo de nutrición de los cultivos, y en menor medida, el manejo sanitario y la preservación de la biodiversidad del entorno.
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