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Octavo mandamiento
Cuando los principios son irreductibles. Cuando la verdad se abre paso ante una de las más graves pandemias de la actualidad: la de las noticias falsas. Ahí está 'Octavo mandamiento', para revelar lo que otros intentan ocultar.

Vuelve la Alemania de Goebbels: ¿una dictadura donde no hay libertad de expresión?

Vuelve la Alemania de Goebbels: ¿una dictadura donde no hay libertad de expresión?
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Acuerdo para suministro de gas entre Rusia y Hungría desata la histeria de Ucrania y genera un nuevo foco de tensión en Europa, mientras Alemania le declara la guerra mediática a Rusia. En tanto, altos cargos de la cartera de Defensa de EEUU se desautorizan en público y desmienten a Biden sobre Afganistán. Este y otros temas en Octavo Mandamiento.

Guerra informativa contra Rusia

Alemania le declaró una "guerra mediática" a Rusia. Lo denunció Margarita Simonián, directora de nuestro medio Sputnik, y de la cadena RT. Y es que dos canales en alemán pertenecientes a RT fueron eliminados de la plataforma YouTube sin posibilidad de recuperarlos.
Unos canales que molestaban visiblemente a la parte alemana, dado que hacían seria competencia a los principales medios del país. RT en alemán adelantaba a gigantes como Deutsche Welle, un éxito considerado como amenaza por figuras como el presidente del Parlamento alemán o el ministro del Interior de ese país, cuyas autoridades también ejercieron presión sobre Luxemburgo para que denegara a RT la licencia para transmitir en ese pequeño Estado europeo.
Ante estos hechos, Simonián hizo un llamado al Gobierno ruso a prohibir en el país a Deutsche Welle y otros medios alemanes, así como a cerrar las sedes de corresponsales de ARD y ZDF. Propuso, además, que YouTube también se enfrente a sanciones. "Al menos por autoestima deberíamos hacerlo", escibió Simonián en su perfil de Telegram.
Por su parte, la cancillería rusa calificó los hechos como una "agresión informativa sin precedentes" y adelantó que se podrían tomar medidas recíprocas.
"Considerando el carácter de lo sucedido, que se enmarca en la lógica de la guerra mediática desatada contra Rusia, es oportuno –y hasta necesario– adoptar medidas de respuesta simétricas contra los medios alemanes que trabajan en Rusia y que fueron acusados reiteradamente de participar en la injerencia en los asuntos internos de Rusia", se lee en la declaración de la Cancillería.
La reacción de la parte alemana es realmente increíble. El portavoz del Gobierno advirtió que "cualquiera que pida represalias no muestra un respeto adecuado de la libertad de prensa". El chiste se cuenta solo.
La actuación de Alemania confirma las conclusiones que recoge la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada por Reporteros Sin Fronteras, donde se constata un "notable deterioro" de la libertad de prensa en el continente europeo. "Los actos violentos ascienden a más del doble en el área de la Unión Europea y los Balcanes", sostiene la organización, subrayando que "los ataques contra los periodistas y las detenciones abusivas han aumentado sobre todo en Alemania".
El documento indica que "sólo 12 países" de los 180 Estados del ranking establecido por Reporteros Sin Fronteras, "pueden aún jactarse de que ofrecen un entorno favorable para la información". "En 2021, Alemania ya no forma parte de ese club privado", acota el documento.
Mientras, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que el bloqueo de los canales en alemán de RT en YouTube contradice las leyes de Rusia. "Sin duda alguna, hay indicios de que fueron violadas las leyes rusas, violadas de manera bastante flagrante puesto que eso tiene que ver tanto con la censura como con la obstaculización de la difusión informativa por los medios", señaló el vocero, al enfatizar que, si los organismos reguladores rusos confirman que se trata de una violación, cabe esperar medidas para hacer a la plataforma obedecer las leyes del país.

Ucrania: histeria injerencista y despotismo dictatorial

Histeria ucraniana. Al menos así interpreta el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, la reacción de Ucrania por el acuerdo sobre suministro de gas firmado el pasado entre la empresa húngara MVM CEEnergy Ltd y la compañía rusa Gazprom. Dijo textualmente: "No se violan los derechos de nadie ni tampoco las normas del comercio internacional, y ningún país, incluida Ucrania, tiene el derecho a interferir en este aspecto de las relaciones ruso-húngaras [...] No hay absolutamente ninguna razón para la crítica y, por supuesto, no debe haber ninguna razón para ese tipo de reacciones histéricas".
El acuerdo entre las gasísticas de Rusia y Hungría entra en vigor este 1 de octubre y consiste en el suministro durante 15 años de 4.500 millones de metros cúbicos de gas anuales, de los cuales Hungría recibirá 3.500 millones de metros cúbicos a través de Serbia, y 1.000 millones desde Austria.
Entonces llega la reacción "histérica" de Ucrania. Nada más firmarse el acuerdo, el Ministerio de Exteriores ucraniano lanzó un comunicado que entre otras cosas, decía: "La parte ucraniana también recurrirá a la Comisión Europea para proporcionar una evaluación de si el nuevo acuerdo de gas húngaro-ruso concuerda con la legislación comunitaria en el campo de la energía". Según la entidad, Kiev se siente decepcionado por la decisión de Budapest, "tomada en beneficio del Kremlin" que perjudicará las relaciones entre Ucrania y Hungría.
Y aquí no nos dejemos confundir y engañar por las autoridades ucranianas, porque mucho antes de este acuerdo entre Moscú y Budapest, fue Ucrania la que se encargó de iniciar el deterioro de las relaciones con Hungría tras la aprobación en septiembre de 2017 de una ley que limita el uso de las lenguas de las minorías étnicas. Y como en Ucrania hay minorías húngaras, así como de otras naciones, Hungría, Rumanía y otros países denunciaron que esta normativa ucraniana viola los derechos de las minorías. Para que ahora Ucrania venga a decir que este acuerdo Hungría y Rusia, deteriora las relaciones entre Kiev y Budapest.
En sus descargos, el ministro de Exteriores de Hungría, Peter Szijjartó, fue muy claro: "Protesto contra ese intento de injerir en los asuntos internos de Hungría y en las medidas para garantizar calefacción durante los períodos de invierno. Se trata de un asunto nuestro, ningún otro país puede influir en eso". Añadió que gracias al convenio con Gazprom "las viviendas de los húngaros estarán cálidas en invierno. Eso no tiene nada que ver con ninguna comisión, ni intergubernamental, ni mixta. Pido que no se cree confusión, son cosas muy diferentes. Cuando voy a Kiev, nunca miro quién estuvo en Kiev antes, ni quién firmó qué cosa", remachó.
Y la cosa escaló. "Hoy [por este martes] convocamos al embajador ucraniano al Ministerio del Exteriores para protestar por el intento de violar nuestra soberanía. Los ucranianos no tienen nada que ver con lo que nosotros acordamos ni con quién. Nosotros consideramos una grave violación de nuestros intereses de soberanía y de seguridad nacional que ellos quieran evitar el suministro seguro de gas a nuestro país, la calefacción de los hogares de los húngaros y la operación de la industria", escribió el canciller húngaro en su página de Facebook.
En respuesta, la cancillería ucraniana convocó al embajador húngaro también este mismo martes para expresarle la posición de Kiev hacia el acuerdo. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, Oleg Nikolenko, declaró a la agencia estatal ucraniana de noticias Ukrinform: "El Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania también invita al embajador de Hungría en Kiev a transmitir nuestra posición de principio: el transporte de gas pasando por alto a Ucrania socava la seguridad nacional de nuestro país y la seguridad energética de Europa, y el nuevo acuerdo de Hungría con Gazprom da un duro golpe a las relaciones entre Ucrania y Hungría", subrayó. Otra vez la diplomacia ucraniana con la monserga del ‘golpe a las relaciones' de parte de Hungría… Según Nikolenko, "la parte ucraniana tomará medidas decisivas para proteger los intereses nacionales".
De ahí que la reacción de las autoridades ucranianas sea calificada como histérica. Ya antes de estos llamados a consulta, el mismo lunes tras la firma del acuerdo, y viendo como venía el paño, dijo Szijjártó: "El consumo de gas [por Europa] no disminuirá, al igual que el papel de Gazprom. Para Hungría, la seguridad energética es una cuestión de seguridad, soberanía y economía, no política. No se pueden calentar casas con declaraciones políticas". Fin.

A los sablazos

Nada peor para la falta de credibilidad, que dos altos funcionarios de un mismo país, se contradigan y desautoricen en la misma audiencia, y además, desmientan al presidente del país. Fue lo que ocurrió en EEUU.
"Creo que nuestra credibilidad con nuestros aliados y socios en todo el mundo y con las advertencias está siendo revisada intensamente por ellos para ver qué camino tomará esto. Y creo que 'dañado' es una palabra que podría usarse", dijo este martes el presidente del Estado Mayor Conjunto, general Mark Milley, en un testimonio ante el Comité de Fuerzas Armadas del Senado durante una audiencia sobre la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán. Respondía así cuando se le preguntó sobre la credibilidad de EEUU en todo el mundo.
La sorpresa llegó de inmediato. Respondiendo a la misma pregunta, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, respondió que la credibilidad de EEUU entre sus aliados sigue siendo sólida. "Yo diría que la gente deposita una gran confianza en el ejército de EEUU", dijo suelto de cuerpo.
Entonces, llegó el bombazo. El general Mark Milley, y el jefe del Mando Central de EEUU, el general Kenneth McKenzie, declararon que habían estimado necesario mantener las fuerzas estadounidenses en Afganistán. "Recomendé que mantuviéramos 2.500 efectivos en Afganistán. También recomendé anteriormente en el otoño del 2020 que mantuviéramos 4.500 [efectivos] en aquel momento", afirmó McKenzie. "También considero que la retirada de esas fuerzas inevitablemente llevaría al colapso de las Fuerzas Armadas afganas y, eventualmente, el Gobierno afgano", destacó.
Paralelamente, en su discurso ante la audiencia, el general Milley también afirmó que su posición de mantener las tropas en Afganistán a fin de "avanzar hacia una solución negociada" se mantuvo constante desde 2020. Esto contradice al presidente, Joe Biden, quien en una entrevista que concedió el pasado agosto a la cadena ABC, aseveró que ninguno de sus asesores militares le había recomendado posponer la retirada.
"Por sintetizarlo en unas palabras, esto es crisis geopolítica profunda de los EEUU y de sus intenciones de unipolaridad, y crisis política interna, que tiene que ver también con una profunda crisis económica. Evidentemente, lo de Afganistán no fue parte de una estrategia planeada, sino que fue un manotazo de ahogado, una salida desesperada, propia de un equipo político militar que está desde hace ya un tiempo largo, tapando agujeros, poniendo parches, tomando medidas espasmódicas porque no tiene un proyecto, entonces pasan estas cosas. Después, cuando las cosas salen mal, todo el mundo se echa culpas internas", opina el Dr. en Ciencias Políticas Mariano Ciafardini.

Derecha chilena, del "vengan" al "fuera inmigrantes"

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, pasó de invitar a los venezolanos para que se instalaran en Chile a expulsarlos de su país y tolerar agresiones como las registradas el pasado sábado en la ciudad de Iquique, al norte del país, donde ciudadanos chilenos persiguieron a migrantes venezolanos y quemaron sus pertenencias para echarlos de la ciudad.
"Hay una estigmatización de la población migrante. Iquique es una ciudad que está al norte, que es una de las primeras ciudades a las que pasa la población que viene migrando a pie. Digo la población que viene a pie porque efectivamente este tipo de respuestas violentas se dan ante la llegada de cierto tipo de migrantes y no de todos. Los migrantes que vienen por tierra son migrantes de clases sociales más empobrecidas que, en este caso son un grupo de venezolanos y venezolanas que se encontraban acampando en una plaza pública, son venezolanos que vienen transitando diferentes países y que luego van quedando acorralados en Chile. Primero, por una razón geográfica lógica, que es que Chile es el final del continente y la gente viene a pie y no tiene hacia dónde seguir este recorrido, y luego, porque, por ejemplo, el Estado peruano definió que los venezolanos necesitan una visa de ingreso que no necesitaban antes. Entonces, la gente que vino por Perú y sigue bajando, luego no puede devolverse por la misma ruta, entonces eligen pasar por pasos no habilitados hacia Chile y también Chile solicita visa a los venezolanos para ingresar al país, una visa consular, que se solicita en el consulado del país de origen y no en el último país en el que habitaste. Entonces, todos estos ciudadanos empiezan a llegar en una situación ya muy precarizada, acampan en las calles debido a la situación de precarización a la que son sometidos por la dificultad de legalizar su estadía en Chile, y empieza a generarse una situación de molestia inculcada por parte de un grupo de extrema derecha que empieza a hacer llamados al resto de la población y, al parecer, la gente, instigada por el partido UDI, que es un partido de derecha, sale a quemar las pertenencias de estos ciudadanos después de que la policía los desalojó. Es una acción civil que vino precedida de una acción de los cuerpos represivos del Estado y, además, ningún cuerpo del Estado intervino para evitarlo", explica Taroa Zúñiga Silva, activista, miembro del comité coordinador de Argos-observatorio de migraciones y derechos humanos, y responsable de medios en español de Globetrotter.
A su vez, Zúñiga Silva apunta que estos discursos de odio contra la población migrante son sembrados por altos dirigentes de los sectores de la derecha.
"Por ejemplo, las etiquetas más posicionadas en redes sociales los días siguientes de estas acciones eran 'fuera inmigrantes ilegales'. Hay que pensar que esta es una sociedad que responde a un discurso que se ha ido tallando con mucha intensidad en los últimos dos o tres años, que son los años que coinciden con esta llegada de una inmigración más empobrecida, y se empieza a generar desde las autoridades un discurso en contra de la migración. Incluso, una de las declaraciones del presidente Sebastián Piñera era que había que "ordenar la casa", que no están de acuerdo con la migración, pero sí con la migración ilegal, pero no dan posibilidades de legalizar la migración. Todo este discurso empieza a calar socialmente en un país donde no hay acceso a la seguridad social, que no hay acceso a la salud, a la educación pública, entonces se empieza a posicionar la figura del migrante como alguien que viene a competir por esto poco, que hay que pelearse. Los derechos no están garantizados y entonces se posiciona en el imaginario que estamos compitiendo. Eso viene muy instado por las políticas gubernamentales y esta situación de Iquique no es completamente condenada. Ha habido condenas y solidaridad con los migrantes desde determinados partidos políticos y desde los movimientos sociales, pero también hay un aplauso, un respaldo a ese tipo de actitudes", lamenta Zúñiga Silva
Sin embargo, Zúñiga Silva recalca que la repulsa no es contra todos los migrantes, sino con los migrantes pobres.
"Hubo una recepción muy a conveniencia del Estado chileno al migrante venezolano que tiene formación universitaria y que llega a este país no endeudado, porque hay que recordar que en Chile cualquier persona que tenga formación universitaria tiene que invertir, por lo menos durante 20 años, parte de sus ingresos en saldar la deuda por haber pagado una carrera universitaria. Entonces, ¿qué pasa? Cuando llegan aquí venezolanos con una carrera universitaria y que no acumula deudas, les conviene porque todo lo que produce va al consumo y, por lo tanto, contribuye a la economía local. Pero cuando los migrantes que empiezan a llegar no son profesionales, deja de gustarles y deja de convenirles. Ya no estamos hablando solo de xenofobia, sino de aporofobia".
Invitamos a los oyentes de Octavo Mandamiento a compartir sus opiniones sobre los acontecimientos más importantes en sus países, enviando mensajes de voz de un máximo de dos minutos al WhatsApp del programa: +7 968 766 28 74.
El equipo del programa está integrado por Javier Benítez, Víctor Sújov y Víctor Ternovsky.
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