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Susana Higuchi, la mujer que se plantó contra Fujimori desde su propia casa

© AP Photo / Marcelo SalinasSusana Higuchi junto a su entonces esposo y presidente de Perú, Alberto Fujimori, durante un acto oficial en 1994
Susana Higuchi junto a su entonces esposo y presidente de Perú, Alberto Fujimori, durante un acto oficial en 1994 - Sputnik Mundo, 1920, 08.12.2021
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La exesposa de Alberto Fujimori sorprendió a Perú en 1992 cuando, siendo primera dama, denunció a la familia de su propio esposo por corrupción. Desde entonces no paró de enfrentarse a Fujimori, a quien acusó de haberla torturado con electroshocks y golpes en el lugar en el que residían.
Si bien Susana Higuchi se hizo conocida por los peruanos como la esposa del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), la ingeniera civil y congresista fallecida en 2021 a los 71 años se ganó un lugar en la historia como una de las voces más críticas contras las irregularidades cometidas por quien fuera su esposo hasta 1995.
El primer Gobierno de Fujimori tuvo a Higuchi en el papel de la primera dama, una figura protocolar tradicionalmente ligada a eventos benéficos y que tenía reservada la titularidad de la Fundación Por los Niños del Perú, una entidad que canalizaba donaciones gestionadas por el Estado peruano para distribuir entre niños de bajos recursos.
Las cosas comenzaron a cambiar en marzo de 1992, cuando la primera dama sorprendió a Perú al denunciar públicamente a la hermana del presidente y otros familiares por apropiarse de prendas de vestir que habían sido donadas al país sudamericano por el Gobierno de Japón. La acusación recayó especialmente sobre Clorinda Ebisui, esposa del hermano del presidente, Santiago Fujimori, y sobre Rosa Fujimori, también hermana del mandatario y esposa del entonces embajador peruano en Japón, Víctor Aritomi.
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Durante una entrevista en un programa radial, Higuchi acusó al entorno familiar de su esposo de desviar las donaciones para quedarse con las prendas de mejor calidad y revender las de calidad media en bazares. La ropa donada que sí llegaba a niños de bajos recursos era la que se encontraba en peor condición, generalmente con roturas.
La denuncia pública tensó al máximo su relación con su esposo, que prefirió restar trascendencia a las acusaciones contra el resto de su familia. A partir de allí, Higuchi vivió un calvario que no se detendría hasta que logró divorciarse del entonces presidente de Perú en 1995.
En 2001, con Fujimori ya fuera del poder, Higuchi contó a la fiscal Luz Ibáñez Carranza que en 1992 tuvo que hacer la denuncia de las irregularidades con las donaciones en un salón del Palacio de Gobierno, sin un abogado y con su esposo y varios de los familiares acusados observándola. Para empeorar las cosas, la mujer contó que había dos efectivos militares que "portaban metralleta apuntando con dirección a la declarante", de acuerdo a un fragmento de la declaración recogido por el portal periodístico Wayka.pe.
Los hostigamientos hacia Higuchi empeoraron cuando, por "motivos de seguridad", Fujimori se mudó junto a su familia a las instalaciones del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) del Ejército, a solo algunas semanas de la denuncia. Allí, según reveló en 2001, la entonces primera dama fue encerrada en un calabozo y obligada a permanecer "en posición fetal" en un rincón del recinto al que los militares llamaban Pentagonito.

"Sufrí torturas con electroshock. Fue luego de la denuncia de la ropa donada, luego del autogolpe, y dentro de los cuatro meses que me mantuvieron encerrada en el Pentagonito, en el Servicio de Inteligencia del Ejército", declaró Higuchi.

La mujer aseguró que era amarrada durante dos o tres horas hasta que comenzaban las torturas con electroshock que le provocaban quemaduras y marcas. En otras ocasiones, era golpeada por varios hombres hasta perder el conocimiento.
Otra de las torturas narradas por la exesposa de Fujimori fue la inyección, por la fuerza, de una sustancia que la obligaba a dormir durante días enteros. Alberto Fujimori negaba que esto sucediera cuando su propia esposa se lo contaba, asegurando que seguramente era un sueño.
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Para 1994, las desavenencias entre Fujimori e Higuchi eran conocidas por todo Perú, al punto que la mujer había anunciado públicamente su intención de ser candidata a la Presidencia en 1995. Durante ese período, dijo que su esposo la mantenía encerrada en el palacio de Gobierno, ya que su esposo había dado órdenes expresas a los guardias de no dejarla salir.
Una ley que impedía la candidatura de familiares sirvió de argumento para que el Tribunal Electoral del país sudamericano le impidiera ser candidata a la Presidencia o al Congreso. Higuchi llevó su caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que consideró que el poder electoral sí había violado sus derechos.
Higuchi logró una banca en el legislativo cinco años después y, desde allí, fue una de las responsables de difundir los Vladivideos, una serie de videos que dejaban en evidencia la corrupción del Gobierno de Fujimori y el asesor Vladimiro Montesinos. Esa denuncia precipitó la caída del fujimorismo y la huida del presidente hacia Japón.
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