- Sputnik Mundo, 1920, 11.02.2021
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Dollar Selmouni: "Siempre me he sentido rechazado, pero ahora los pijos quieren ser mis amigos"

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Jamel Selmouni Guerrero sigue siendo el chico de barrio donde creció en la isla de Mallorca y donde continúa viviendo junto a su familia. Pero para la industria de la música y para el gran público es Dollar Selmouni, la última revolución del rap español. Canta, compone sus propios temas y no usa autotune.
Dollar Selmouni tiene solo 24 años pero su vida podría servir para un guion de Hollywood, y quizá el hecho de tener una historia propia que contar (y con tantos ingredientes) es lo que le hace diferente al resto, aparte del talento evidente. La gran pantalla también se lo rifa y ya cuenta con dos películas y una serie en Netflix.
Nació en la cárcel madrileña de Soto del Real mientras su madre cumplía condena por tráfico de drogas y se crio en un barrio humilde de Mallorca junto a su padre, de origen argelino. Tuvo una infancia rebelde y pasó tres años en un reformatorio de menores, aunque según confiesa en esta entrevista para Sin Tapujos, "era un chico normal".
"Era rebelde, un poco inquieto, siempre estaba en la calle, pero no hacía nada malo. Ahora me encuentro por el barrio con mis educadores de entonces y me dicen: 'Menos mal que has cambiado y que te va todo bien'", asegura.
Empezó a rapear de casualidad y ya cuenta con dos discos en el mercado, una serie de Netflix y dos películas bajo la dirección de Daniel Calparsoro. Este chico es una mina, aunque él no parece darse cuenta todavía. Compone sus propias canciones, huye del lenguaje soez en sus letras y busca "lo sencillo, lo natural y contar mis experiencias personales". Mezcla el soul, el hip hop, la electrónica, una pizquita de flamenco y también los ritmos latinos.
Continúa viviendo con su familia en el mismo barrio y atendiendo de vez en cuando el restaurante de kebabs de su padre. Cuando era adolescente, pasó un año en Argelia junto a su abuela y lo recuerda como un año que le cambió la vida: "Aquello es la puta selva. Entendí lo bien que se vive en España y por qué esos chicos arriesgan su vida cruzando el mar".
A Dollar Selmouni le molesta que le cuelguen la etiqueta de bala perdida: "El dinero no me ha cambiado y sigo siendo el de siempre. No me drogo, no salgo de fiesta y mira cómo visto. Soy un chico normal", sentencia.
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