- Sputnik Mundo, 1920, 11.02.2021
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Los fantasmas del pantano emergen en España | Fotos

© Europa Press / Rosa Veiga Aceredo (Ourense)
Aceredo (Ourense) - Sputnik Mundo, 1920, 19.02.2022
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La sequía devuelve a la superficie a las localidades que fueron borradas por la construcción de embalses. Desde Cataluña hasta Galicia, los pueblos sumergidos se cuentan por centenares en el país. La mayoría comparten un relato que aúna la tristeza de sus vecinos con el interés económico. Los antiguos campanarios recuerdan su historia.
Los días sin llover se acumulan en España. Las nubes se cuentan con los dedos de la mano en el cielo despejado. Además, las pocas que cruzan la bóveda celeste apenas dejan precipitaciones. Sudores fríos para los agricultores, quienes no apartan la mirada de las alturas. Las cosechas peligran por la falta de agua y las restricciones al regadío comienzan a imponerse en algunas comarcas. A estas alturas, las reservas acuáticas deberían rondar el 62% en el conjunto del país. Los últimos datos del Ministerio para la Transición Ecológica marcan una cifra por debajo del 45%. Los nervios se extienden por la campiña española.
El consumo constante y la escasez de lluvia provoca que semana tras semana el nivel de embalses descienda. La retirada de agua desvela su fondo, otrora turbio a la vista humana. También su historia. Y es que no solo el lodo se convierte en suelo agrietado por el sol. Edificios de piedra emergen desde las profundidades. Décadas atrás fueron viviendas, iglesias, establos o escuelas. Fueron lugares con vida. Hasta que llegó el pantano.
Vista de la iglesia de San Miguel de Jánovas (Huesca) - Sputnik Mundo, 1920, 25.04.2021
España
De casi ser arrasado por un pantano a la resurrección: crónica de un pueblo español
En España se estima que existen unos 500 pueblos que tuvieron que ser abandonados por sus habitantes a causa de la construcción de embalses. Algunos fueron despoblados ante la amenaza inminente de una obra hidráulica. Es el caso de Esco (Zaragoza), Jánovas (Huesca) o Granadilla (Cáceres). Sus esqueletos lucen a la luz del día tras ser víctimas de proyectos que jamás se llegaron a completar. Otras localidades sí que fueron tragadas por las aguas.

Sumergidos en Galicia

Los turistas se agolpan en las tierras grisáceas que meses atrás constituían el embalse de Lindoso, ubicado en la provincia de Ourense, en la frontera con Portugal. Allí reposan las calles de Aceredo, perteneciente al municipio de Lobios. Una antigua aldea que atrae la atención de curiosos cada vez que asoma en la superficie. "Es verdad que hay una parte nostálgica, sobre todo para los vecinos que tuvieron que dejar sus casas, pero ahora mismo es todo un reclamo", destaca la alcaldesa de Lobios, María del Carmen Yáñez, a la Voz de Galicia.
Aceredo desapareció el 8 de enero de 1992, sin embargo, su sentencia ya estaba dictada. En concreto, desde que a mediados del siglo XX Francisco Franco y su homólogo luso, António de Oliveira Salazar acordaron la construcción de un pantano que controlase el cauce del río Limia. Ni las concentraciones ni las huelgas de hambre llevadas a cabo por los vecinos de la aldea detuvieron el levantamiento de la infraestructura.
© Europa Press / Rosa Veiga Aceredo (Ourense)
Aceredo (Ourense) - Sputnik Mundo, 1920, 18.02.2022
Aceredo (Ourense)
La localidad emergió por primera vez hace una década. Su salida depende de las decisiones de la empresa Energías de Portugal, encargada de la apertura de las compuertas o de la falta de precipitación, como sucede en la actualidad. La sequía permite que los visitantes puedan pasear por Aceredo. En algunos edificios pueden observarse los tejados y las contraventanas. Solo han pasado 30 años desde que la aldea se sumergió para siempre.
Precisamente, tres décadas antes de su hundimiento, otra localidad gallega perecía bajo el peso de las aguas. La presa de Belesar se antepuso a Portomarín (Lugo). En febrero de 1963, ya estaba anegada. No obstante, no muy lejos de allí surgía una nueva población.
CC BY 2.0 / Amaianos / PortomarínPortomarín (Lugo)
Portomarín (Lugo) - Sputnik Mundo, 1920, 18.02.2022
Portomarín (Lugo)
Antes de que el pueblo quedase inundado, los vecinos decidieron levantar en lo alto de una colina las nuevas casas que le darían cobijo. Un nuevo Portomarín nacía varios metros por encima del antiguo. Eso sí, con los monumentos de la localidad original. Y es que este lugar data de la Edad Media y cuenta con una amplia historia. Incluso se cuenta que Felipe II pernoctó allí. "Como el pueblo estaba declarado conjunto histórico artístico por parte de los redactores del proyecto se decide trasladar varios monumentos del viejo al nuevo Portomarín. Es el caso de la iglesia San Nicolás, la iglesia de San Pedro, el pazo do Xeral Paredes o el pazo Condesa de Fenosa, entre otros", enumeran para Sputnik Mundo desde el Ayuntamiento de Portomarín.
La villa medieval, declarada en 1946 Conjunto Histórico-Artístico, sobrevivió en parte al interés de generar energía hidroeléctrica. El puente romano alrededor del cual se fundó no fue trasladado. Cada vez que el nivel baja, este y otras construcciones saludan a su descendiente desde la parte baja del embalse.
CC BY 2.0 / Aamainos / PortomarínPortomarín (Lugo)
Portomarín (Lugo) - Sputnik Mundo, 1920, 18.02.2022
Portomarín (Lugo)

Víctimas de Ebro y Duero

Rozas de Valdearroyo no supera los 300 vecinos. Se trata de uno de los municipios menos poblados de Cantabria. Un éxodo provocado por la construcción del embalse del Ebro. El también llamado pantano de Reinosa cambió la fisonomía de toda la comarca y el destino de las localidades que ocupó.
A principios del siglo XX, las vegas del río Ebro eran hogar de varias minas de lignito, pertenecientes a la Sociedad Vidriera Reinosana. Incluso, una fábrica de vidrio, La Luisiana, humeaba en la zona. Junto a la agricultura y la ganadería, estas dos actividades eran el motor económico de la zona. Hasta que en 1921 se iniciaron las obras del embalse. Esto causó el cese de la minería y la industria y por ende el comienzo del descenso de la curva demográfica. "La falta de trabajo ha hecho que Rozas de Valdearroyo pasará de 3.000 a 300 habitantes. La mayoría se fueron a País Vasco y Asturias", comenta el alcalde del municipio, Francisco Raúl Calderón, a Sputnik Mundo.
© Foto : Cortesía del Ayuntamiento de Rozas de ValdearroyoEmbalse del Ebro (Cantabria)
Embalse del Ebro (Cantabria) - Sputnik Mundo, 1920, 18.02.2022
Embalse del Ebro (Cantabria)
Magdalena, Quintanilla y Medianedo quedaron sumergidos. La mayor parte de sus vecinos han fallecido ya. Sin embargo, sus anécdotas todavía resuenan. "Recuerdo que un señor que nació en uno de estos pueblos decía que hubo gente que no se fue hasta que inundaron las calles", rememora Calderón. En total, 1.500 personas fueron desalojadas. La mitad del padrón de Rozas de Valdearroyo.
Bajo el Ebro quedaron decenas de casas y las tierras de labranza más fértiles de la comarca. En la superficie, las segundas residencias de los hijos de aquellos que fueron expulsados por el pantano. "Existe un fuerte arraigo con la zona, pero su visita es ocasional. No sirve para frenar el proceso de despoblación", lamenta el regidor. Entre agua y firme resta la torre de Villanueva. Es lo que queda de la iglesia de San Roque, denominada popularmente como la Catedral de los peces. Calderón prefiere que se recuerde por su nombre original.
© Foto : Cortesía del Ayuntamiento de Rozas de ValdearroyoTorre de la iglesia de San Roque (Rozas de Valdearroyo, Cantabria)
Torre de la iglesia de San Roque (Rozas de Valdearroyo, Cantabria) - Sputnik Mundo, 1920, 18.02.2022
Torre de la iglesia de San Roque (Rozas de Valdearroyo, Cantabria)
219 kilómetros al sur, en la provincia de Soria, otro gran río español tapó otra localidad. La necesidad de controlar el cauce del Duero acabó con la edificación del pantano de la Cuerda del Pozo. La Muedra no entraba en los planes de las autoridades de mediados del siglo XX. "Desalojaron a todo el pueblo. La gente se fue a Vinuesa, Abejar o Molinos del Duero", señalan desde el Ayuntamiento de Vinuesa a Sputnik Mundo.
De aquel enclave, la torre del campanario es visible todo el año. También el cementerio, única parte que no fue cubierta. El resto del pueblo prácticamente ha desaparecido. "Entre las corrientes y los robos, casi no queda nada", indican en el consistorio municipal. A pesar de todo, los visitantes se acercan cuando el nivel está bajo a través de los pinares. Incluso, cuando el agua roza el puesto de la campana, personas en kayak o lancha se aproximan. El Duero ha convertido a La Muedra en una atracción turística.
© Foto : Ayuntamiento de VinuesaLa Muerda (Soria)
La Muerda (Soria) - Sputnik Mundo, 1920, 18.02.2022
La Muerda (Soria)

Ahogados en los Pirineos

La imagen captada en Soria se repite en Barcelona. Las canoas no dudan en acercarse al campanario de Sant Romà de Sau. Se deslizan sobre el embalse hasta llegar a la torre de la iglesia románica del siglo XI. Si la climatología, la Agencia Catalana del Agua o Endesa lo deciden, no hace falta embarcarse para llegar al pueblo. Se puede pasear. Eso sí, la sequía de 2022 todavía no ha despejado el camino, aunque ya asoman las paredes del templo. "La iglesia mantiene el tejado. Pero, es inestable. Cuando hay agua las piedras no tienen peso, pero cuando no la hay, este recae en las paredes. Por eso no se puede entrar", destaca la primera teniente de alcalde de Vilanova de Sau, Mila Martínez, a Sputnik Mundo.
Sant Romà de Sau, ubicado en el municipio de Vilanova de Sau, es la localidad sumergida más conocida de Cataluña. En concreto, lleva 60 años tapada. El motivo: generar energía hidroeléctrica, dar de beber a Barcelona y domar las riadas del Ter. Durante la Segunda República se proyectó y Franco lo ejecutó. Atrás quedó un valle fructífero. "Según dicen el trigo llegaba al metro y medio de altura", apunta Martínez.
Sant Romà de Sau (Barcelona) - Sputnik Mundo, 1920, 18.02.2022
Sant Romà de Sau (Barcelona)
Su imagen del valle de Sau proviene de su suegra Montse. Ella nació en Sant Romà de Sau. Su familia era propietaria de una fonda. Los viajeros que transitaban los caminos que cruzaban el enclave de montaña paraban a descansar. Hasta que llegaron las obras. "Los payeses no estaban acostumbrados al dinero en metálico, por lo que cuando les dieron las indemnizaciones las aceptaron pese a no ser muy altas", relata Montse a través de su nuera. "Pero, ver tapada tu casa por el agua no se supera nunca", continúa.
El desalojo llegó antes de lo previsto. Unas fuertes lluvias llenaron el pantano en apenas una semana. Los habitantes se afanaron en salvar el ganado. No hubo tiempo para recolectar la cosecha. Con el agua ascendiendo y su casa hundida en las profundidades, los residentes de Sant Romà de Sau iniciaron un éxodo lejos de su hogar. "Las mejores tierras quedaron inundadas y las altas no eran tan fértiles. La gente marchó a la Plana de Vic o Manlleu, donde había industria", explica el alcalde de Vilanova de Sau, Joan Riera. Fue el destino de Montse, quien, al no ser la mayor de sus ocho hermanos, no heredó la fonda familiar. De las montañas a las fábricas. El camino del valle de Sau.
© Foto : Cortesía de Javier CarruescoMediano (Huesca)
Mediano (Huesca) - Sputnik Mundo, 1920, 18.02.2022
Mediano (Huesca)
Una ruta similar siguieron parte de los vecinos de Mediano, situado en el Pirineo oscense. Dejaron las cumbres atrás para descender a Zaragoza o Barcelona en búsqueda de un nuevo futuro. "Fue complicado para ellos, ya que pasaron de vivir en casas de campo a pisos de 50 metros cuadrados en el mejor de los casos", afirma el alcalde pedáneo de Mediano, Javier Carruesco, a Sputnik Mundo.
Al igual que en Sant Romà de Sau, la precipitación intensa forzó el abandono. "La gente se tuvo que marchar corriendo", asegura Carruesco. En 1974, Mediano quedó anegado. Su existencia se mantiene en la torre de su iglesia, siempre asomada a ras de agua. Incluso se puede bucear a su alrededor. Ahora, parte de su estructura luce ante los rayos del sol.
© Foto : Cortesía de Javier CarruescoMediano (Huesca)
Mediano (Huesca) - Sputnik Mundo, 1920, 18.02.2022
Mediano (Huesca)
En Aragón, Lanuza (Huesca) también fue sepultado por las aguas. En Castilla-La Mancha, el antiguo palacio de La Isabela (Guadalajara) pereció con el proyecto del embalse de Buendía. En Andalucía, los 1.800 de Peñarrubia (Málaga) fueron desalojados por el pantano del Teba. En Castilla y León, yacen dos negras historias. El embalse de Riaño (León) llegó un día antes de aprobarse la directiva europea que hubiese rechazado su construcción. Ante las protestas de los vecinos, el valle tuvo que ser ocupado militarmente. En Zamora, la rotura de una presa segó la vida de 144 de los 532 habitantes de Ribadelago.
El sol brilla en parte de España y revela los cadáveres de la política de levantamiento de embalses. Cuerpos pétreos que afloran por la falta de agua. Irónicamente, fue el exceso de este líquido el que acabó con sus días. La sequía muestra su recuerdo una vez más, antes de que un cambio meteorológico los devuelva a las profundidades. El agua porta vida. En su caso, se la arrebató.
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