Torpeza política: la derecha y sus repetidos fracasos por sacar a los presidentes en Perú
Torpeza política: la derecha y sus repetidos fracasos por sacar a los presidentes en Perú
Sputnik Mundo
LIMA (Sputnik) — El 28 de marzo, la oposición derechista del Congreso legislativo de Perú fracasó por segunda vez en su intento de destituir al presidente... 29.03.2022, Sputnik Mundo
Se debe apuntar que desde el inicio de la gestión de Castillo, quien asumió el poder en julio de 2021, los sectores de la derecha no sólo no lo reconocieron como ganador legítimo en un balotaje calificado como limpio por todas las misiones internacionales de observadores, sino que empezaron a urdir la destitución como su estrategia opositora.En lo que va de su gestión, el mandatario ha tenido diversos problemas relacionados a temas de corrupción en su entorno cercano, además de nombramientos de funcionarios —muchos de ellos ministros— que tenían antecedentes judiciales, policiales o que estaban bajo investigación fiscal por diversos delitos.Es decir, el Gobierno de Castillo tiene flancos débiles que le pueden permitir a la oposición hacer una labor de fiscalización con razones sustentadas en motivos ciertos, sin embargo ha optado por una salida extremista: sacar al presidente a como dé lugar, descartando otra estrategia tal vez menos drástica, pero quizá más efectiva.Fujimori empezóY es que en Perú, desde que en 2016 Fuerza Popular (derecha), partido liderado por Keiko Fujimori, halló en la destitución la forma de, en aquel entonces, sacar al presidente Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), se ha repetido la misma estrategia en cinco ocasiones, teniendo solo éxito cuando se destituyó al expresidente Martín Vizcarra (2018-2020).El problema de esta casi tradición de la política peruana reciente es que ha instalado en la oposición derechista una única manera para oponerse a gobiernos que no han sido de su agrado o contrarios a sus intereses: plantear la destitución bajo la causal constitucional de incapacidad moral permanente del presidente.¿En qué consiste esto que se ha querido aplicar en absolutamente todos los intentos de destitución presidencial de los últimos seis años? En acogerse al inciso 2 del artículo 113 de la Constitución, el cual indica que un presidente puede ser destituido "por su permanente incapacidad moral declarada por el Congreso".Como lo moral es un asunto subjetivo, porque finalmente ¿quién determina que algo es moral o no?, esa causal para sacar a un presidente se ha reducido a una cuestión de tener o no tener los votos necesarios para que prospere. Finalmente, y considerando la subjetividad de la figura, el motivo puede ser cualquiera, es decir son pretextos más que motivos.Todo se presumeDe hecho, en todos los intentos de destitución presidencial bajo la causal de incapacidad moral permanente se han utilizado como argumentos para descalificar moralmente a un presidente presuntos delitos que, en su momento, no habían sido comprobados por instancia judicial alguna.Es sintomático de lo antojadizo e indiscriminado que ha sido el uso de este drástico recurso opositor el que ninguno de los presuntos delitos o faltas que se le achacaron a los presidentes como razón para sacarlo, en su momento, del cargo por "inmoral", haya superado la etapa de investigación preliminar en la fiscalía y menos aun que haya merecido el inicio de un juicio oral y, aun menos, que haya sido sancionado con una sentencia de parte de la justicia.Con Castillo ha sucedido lo mismo, y ya van dos intentos de destitución en tan sólo poco más de 7 meses de gestión, lo que redunda en el desprestigio de una oposición que se muestra en un punto tramposa y abusiva en sus métodos, a pesar de la baja popularidad que tiene el presidente, la cual bordea el 70% de rechazo a su gestión.Por los resultados, pareciera que la derecha ha equivocado el camino, pero también parece que adolece de una alarmante falta de ideas para ejercer una oposición cuya tarea no se limite a conseguir los votos para sacar a su antojo al presidente como única estrategia, y con una ciudadanía que se da perfectamente cuenta de ello.
LIMA (Sputnik) — El 28 de marzo, la oposición derechista del Congreso legislativo de Perú fracasó por segunda vez en su intento de destituir al presidente, Pedro Castillo, lo que traería consecuencias quizá no favorables al mandatario, pero definitivamente negativas para sus adversarios.
Se debe apuntar que desde el inicio de la gestión de Castillo, quien asumió el poder en julio de 2021, los sectores de la derecha no sólo no lo reconocieron como ganador legítimo en un balotaje calificado como limpio por todas las misiones internacionales de observadores, sino que empezaron a urdir la destitución como su estrategia opositora.
En lo que va de su gestión, el mandatario ha tenido diversos problemas relacionados a temas de corrupción en su entorno cercano, además de nombramientos de funcionarios —muchos de ellos ministros— que tenían antecedentes judiciales, policiales o que estaban bajo investigación fiscal por diversos delitos.
Es decir, el Gobierno de Castillo tiene flancos débiles que le pueden permitir a la oposición hacer una labor de fiscalización con razones sustentadas en motivos ciertos, sin embargo ha optado por una salida extremista: sacar al presidente a como dé lugar, descartando otra estrategia tal vez menos drástica, pero quizá más efectiva.
Y es que en Perú, desde que en 2016 Fuerza Popular (derecha), partido liderado por Keiko Fujimori, halló en la destitución la forma de, en aquel entonces, sacar al presidente Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), se ha repetido la misma estrategia en cinco ocasiones, teniendo solo éxito cuando se destituyó al expresidente Martín Vizcarra (2018-2020).
El problema de esta casi tradición de la política peruana reciente es que ha instalado en la oposición derechista una única manera para oponerse a gobiernos que no han sido de su agrado o contrarios a sus intereses: plantear la destitución bajo la causal constitucional de incapacidad moral permanente del presidente.
¿En qué consiste esto que se ha querido aplicar en absolutamente todos los intentos de destitución presidencial de los últimos seis años? En acogerse al inciso 2 del artículo 113 de la Constitución, el cual indica que un presidente puede ser destituido "por su permanente incapacidad moral declarada por el Congreso".
Como lo moral es un asunto subjetivo, porque finalmente ¿quién determina que algo es moral o no?, esa causal para sacar a un presidente se ha reducido a una cuestión de tener o no tener los votos necesarios para que prospere. Finalmente, y considerando la subjetividad de la figura, el motivo puede ser cualquiera, es decir son pretextos más que motivos.
Todo se presume
De hecho, en todos los intentos de destitución presidencial bajo la causal de incapacidad moral permanente se han utilizado como argumentos para descalificar moralmente a un presidente presuntos delitos que, en su momento, no habían sido comprobados por instancia judicial alguna.
Es sintomático de lo antojadizo e indiscriminado que ha sido el uso de este drástico recurso opositor el que ninguno de los presuntos delitos o faltas que se le achacaron a los presidentes como razón para sacarlo, en su momento, del cargo por "inmoral", haya superado la etapa de investigación preliminar en la fiscalía y menos aun que haya merecido el inicio de un juicio oral y, aun menos, que haya sido sancionado con una sentencia de parte de la justicia.
Con Castillo ha sucedido lo mismo, y ya van dos intentos de destitución en tan sólo poco más de 7 meses de gestión, lo que redunda en el desprestigio de una oposición que se muestra en un punto tramposa y abusiva en sus métodos, a pesar de la baja popularidad que tiene el presidente, la cual bordea el 70% de rechazo a su gestión.
Por los resultados, pareciera que la derecha ha equivocado el camino, pero también parece que adolece de una alarmante falta de ideas para ejercer una oposición cuya tarea no se limite a conseguir los votos para sacar a su antojo al presidente como única estrategia, y con una ciudadanía que se da perfectamente cuenta de ello.
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