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"Los que más sufren siempre son los de abajo": la cruda realidad en las villas argentinas

© Sputnik / Juan LehmannEl comedor Jireh brinda almuerzo y cena a más de 100 personas cada día en Villa 21-24
El comedor Jireh brinda almuerzo y cena a más de 100 personas cada día en Villa 21-24 - Sputnik Mundo, 1920, 05.11.2022
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Los barrios populares de Argentina crecen al calor de la crisis. Entre la pobreza y la indigencia, las familias hacen lo imposible para llegar a fin de mes. Falta de servicios básicos, crisis habitacional, y precarización laboral: la deuda del Estado con más de cinco millones de personas, vista desde adentro.
Lorena tiene 42 años y nació en Uruguay. De niña, su familia "cruzó el charco" —es decir, el Río de la Plata, que separa a ambos países—, se mudó a Argentina y se asentó en la villa 21-24 (sur), uno de los barrios populares más poblados de la ciudad de Buenos Aires. Allí nacieron su hija y su nieta; su madre, Mari, es la primera de las cuatro generaciones que actualmente vive en el asentamiento, una de las 5.687 urbanizaciones precarias del país.
"La situación es muy difícil. La crisis pega mucho más en los barrios populares: los que más sufren siempre son los que están abajo. Quizás en otros sectores uno puede privarse de viajar, pero al menos llega a fin de mes y come igual", le dice a Sputnik mientras recorre las calles, saludando por su nombre a cuanto vecino se cruza.
La inflación, que carcome los ingresos de los argentinos, golpea con mayor fuerza a los sectores vulnerables: "Una familia necesita 120.000 pesos para no ser pobre [730 dólares al tipo de cambio oficial; 414 al paralelo]. En el barrio la gente no llega ni de casualidad a ganar eso. La mayoría, que son trabajadoras de casa particulares, cobra 50.000 pesos: no puede llenar su heladera [refrigeradora]", cuenta Lorena.
© Sputnik / Juan LehmannVilla 21-24, barrio popular en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires
Villa 21-24, barrio popular en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires - Sputnik Mundo
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Villa 21-24, barrio popular en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires
© Sputnik / Juan LehmannLa precariedad de las viviendas es uno de los principales problemas de los barrios populares
La precariedad de las viviendas es uno de los principales problemas de los barrios populares - Sputnik Mundo
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La precariedad de las viviendas es uno de los principales problemas de los barrios populares
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© Sputnik / Juan LehmannVilla 21-24, barrio popular en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires
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Villa 21-24, barrio popular en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires
La pobreza estructural alcanza al 36% de la población argentina. Según el Registro Nacional de Barrios Populares, en los asentamientos precarios viven más de cinco millones de personas, un 11% de la población del país.
La superpoblación de las villas afecta directamente a la calidad de vida de los residentes: en la 21-24 residen más de 80.000 personas en un área apenas superior a los dos kilómetros cuadrados. "Vivimos superhacinados. En algunas casas la gente tiene que ingresar de costado porque no entra a través de la puerta", afirma Lorena.
Las viviendas son de una inusitada precariedad. La referente barrial lo grafica: "Los que viven en el barrio no pueden acceder a la casa propia. Acá se alquilan habitaciones por 25.000 pesos [158 dólares], porque por fuera de eso no alcanza para nada, la crisis habitacional empezó hace más de 50 años".
La fragilidad de las edificaciones se refleja en las condiciones del "alquiler". "En las villas no hay títulos de propiedad: nadie es dueño de nada. Si alguien ingresa a tu casa con un arma, la perdiste. Hay momentos en los que entran, arrasan con todo y te desvalijan", relata Lorena. La inseguridad se torna cotidiana: "Uno tiene miedo de que se metan en tu casa y te echen. Muchas veces sucedió", agrega.
© Sputnik / Juan LehmannVilla 21-24, barrio popular en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires
Villa 21-24, barrio popular en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires - Sputnik Mundo, 1920, 05.11.2022
Villa 21-24, barrio popular en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires

El apoyo comunitario

Si a pesar de tan adverso contexto los habitantes más vulnerables del barrio logran tener un plato de comida en la mesa, esto se debe en gran medida a la labor solidaria. Lorena trabaja en el comedor Jireh, fundado hace seis años.
"Damos el almuerzo a 150 personas y cena a 110. Esto es una ayuda para llegar a fin de mes: no es una solución, pero suma", dice.
El Jireh se sostiene gracias a la ayuda estatal y la voluntad de los responsables: "Acá buscamos donaciones de alimentos todo el tiempo", dice la vecina, y agrega que "las chicas que están acá cobran el Potenciar Trabajo, el plan del Gobierno para remunerar el trabajo comunitario". Programas sociales de este tipo buscan sustentar la labor de estos establecimientos.
La crisis económica tiene su correlato en el aumento de la demanda del comedor. "Antes solo dábamos la cena. Ahora tuvimos que conseguir alimentos para incrementar el almuerzo. Esto se profundizó durante la pandemia, cuando mucha gente perdió el trabajo por el cierre de fábricas", cuenta Lorena.
La Asociación Civil la Vereda de Enfrente tiene también un rol social clave en el barrio. "Las personas que necesitan ropa pueden llevarla a un precio sumamente accesible para sostener el espacio y la merienda, porque acá no recibimos ninguna ayuda del Estado ni donaciones de ninguna organización", cuenta Lorena, referente del espacio.
Pero la ayuda no se limita a la vestimenta. Rocío, otra integrante de la asociación civil, dice que "la gente viene con cualquier problema, desde consultas para conseguir turnos online hasta información para inscribirse en una escuela".
Daiana, su compañera, agrega: "A veces piden ayuda con cosas sobre las que no tenemos relación, pero siempre hacemos el intento. Ayudamos a inscribirse para la vacuna del COVID, por ejemplo. Las chicas trabajaron durante todo el día sacando turnos para eso".
© Sputnik / Juan LehmannLa Asociación Civil La Vereda de Enfrente en Villa 21-24
La Asociación Civil La Vereda de Enfrente en Villa 21-24 - Sputnik Mundo
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La Asociación Civil La Vereda de Enfrente en Villa 21-24
© Sputnik / Juan LehmannLa Asociación Civil La Vereda de Enfrente ofrece prendas a precio accesible (1,20 dólares la prenda)
La Asociación Civil La Vereda de Enfrente ofrece prendas a precio accesible (1,20 dólares la prenda) - Sputnik Mundo
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La Asociación Civil La Vereda de Enfrente ofrece prendas a precio accesible (1,20 dólares la prenda)
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La Asociación Civil La Vereda de Enfrente ofrece prendas a precio accesible (1,20 dólares la prenda)

El impacto de la pandemia

En 2020, en plena pandemia de coronavirus, la Vereda de Enfrente desempeñó un papel crucial: "Íbamos casa por casa llevando alimentos a las personas que estaban aisladas. Había muchos trabajadores esenciales mal remunerados o que lo hacían de manera voluntaria", cuenta Lorena.
Los comedores también tuvieron que redoblar esfuerzos. "Fue tremendo. Había muchísima gente sin trabajo. La cantidad de gente que asistía se duplicó o triplicó", agrega la referente, que remarca el impacto de la precariedad laboral en la pandemia: "Acá hay mucha gente con trabajos informales que dejó de recibir ingresos. Muchos pasaron hambre".
© Sputnik / Juan LehmannLa Asociación Civil La Vereda de Enfrente ofrece ayuda para la inscripción a trámites a todos los vecinos de la villa 21-24
La Asociación Civil La Vereda de Enfrente ofrece ayuda para la inscripción a trámites a todos los vecinos de la villa 21-24 - Sputnik Mundo, 1920, 05.11.2022
La Asociación Civil La Vereda de Enfrente ofrece ayuda para la inscripción a trámites a todos los vecinos de la villa 21-24
Sin embargo, durante la pandemia también se profundizaron otros problemas. "Emergieron todas las problemáticas juntas, no solo el COVID. Por ejemplo, aumentó mucho la violencia de género. Pero las oficinas del Estado estaban cerradas, por eso las que conteníamos la situación éramos las organizaciones sociales", sostiene Lorena.
"Muchas de las chicas que trabajan en el comedor sufrieron violencia de género. Durante la pandemia crecieron mucho las denuncias", remarca Marianela, hija de la referente. Por ello cobran otra relevancia estas organizaciones: "Las mujeres se pueden acercar a consultar o a ser escuchadas. Tenemos un espacio privado que usamos para eso", señala Lorena.

Los servicios públicos, la otra deuda del Estado

Según el Registro Nacional de Barrios Populares, 99% de los habitantes de asentamientos precarios del país no tienen acceso a la red de gas natural, 97% no tiene saneamiento y 90% no cuenta con agua corriente. La villa 21-24 no es la excepción.
"No tenemos agua potable en muchos sectores", dice Lorena. El problema es de infraestructura: "Las redes de agua tienen más de 60 años. Los caños no dan abasto para la cantidad de población que vive en el barrio actualmente. Ya no hay buena presión", agrega.
© Sputnik / Juan LehmannVilla 21-24, barrio popular en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires
Villa 21-24, barrio popular en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires - Sputnik Mundo, 1920, 05.11.2022
Villa 21-24, barrio popular en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires
Mismo caso es el de la energía eléctrica: "Ya sabemos que en el verano no va a haber agua ni luz porque se prenden fuego los transformadores", sostiene la referente. "Y lo mismo pasa con las cloacas. Cuando llueve, se inunda y suele salir a las calles lo que ahí circula", afirma.
La precariedad de las urbanizaciones populares no es un problema nuevo. Lorena recuerda sus primeros años en el barrio: "La pobreza te marca. Es hacer largas colas para ir a buscar alimentos. El dinero nunca llegaba. Las décadas del 80 y del 90 fueron tremendas. Sobre todo el 2001: la desesperación de la gente era por no tener recursos para comer”.
Transcurridos más de 20 años de la crisis más profunda de la historia argentina reciente, muchas de las problemáticas de las villas todavía subsisten.
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