Banderazos, aliento y la esperanza a flor de piel: los argentinos dan color al Mundial de Catar
Banderazos, aliento y la esperanza a flor de piel: los argentinos dan color al Mundial de Catar
Sputnik Mundo
Pese a la inusitada derrota ante Arabia Saudita, los más de 35.000 argentinos presentes en el Mundial mantienen vivo el espíritu futbolero que caracteriza al... 26.11.2022, Sputnik Mundo
Si la frase que reza que la esperanza es lo último que se pierde fuera una insignia portable, Argentina sería su abanderado por excelencia. De esto dan fe los miles de hinchas que fueron a Catar para alentar al equipo liderado por Lionel Scaloni. Pese a la dura derrota en manos del seleccionado saudita, los fanáticos de la albiceleste mantienen viva la esperanza a fuerza de banderazos, canciones e invocaciones a la imagen de Diego Maradona.Captar todas las miradasEl joven oriundo de la ciudad de Buenos Aires arribó a Catar el 18 de noviembre acompañado de amigos. El celeste y blanco como uniforme: "Traje una sola camiseta, pero los chicos con los que viajé llevaron más de cinco cada uno. La valija parecía el bolso de utilería de la selección", relata.La sensación percibida por Nicolás es compartida por sus coterráneos presentes. "El banderazo fue una locura para la gente de acá: no entendían bien qué estábamos haciendo. Empezamos al mediodía y terminamos a las cinco de la tarde, lo que para ellos fue impresionante. Quizás nosotros estamos acostumbrados, pero se nota que la mayoría de los turistas no", complementa Rodrigo, de 28 años, que también está debutando en un mundial, acompañado por su hermano.Sin embargo, no hubo mayores complicaciones: "Hasta ahora nadie nos mira con desdén ni nada similar, son solo comentarios positivos y risas. Creo que es parte del color que aporta Argentina en los mundiales", agrega el joven.La ilusión como banderaEl mal resultado de la selección albiceleste en el debut impactó en el ánimo de los argentinos en Catar. "La derrota con Arabia Saudita se notó bastante, creo que el entusiasmo bajó un poco. Antes éramos como el cuco de acá: nos miraban como candidatos indiscutidos. Pero ahora nos ven cabizbajos, con el pecho menos inflado que cuando llegamos", afirma Nicolás.No obstante, la confianza en el equipo se mantiene más vigente que nunca: "La esperanza nunca la perdemos. El clima es positivo en general, pero el partido fue un baño de realidad y se nota en la actitud", completa el argentino.Rodrigo coincide con su compatriota: "Más allá del baldazo de agua fría que tuvimos en el debut, creo que es positivo que haya sido en esta fase porque esto da la posibilidad de reaccionar. No bajamos los brazos", sostiene.El impacto de las restricciones en el clima mundialistaLos estrictos controles sobre la venta e ingesta de alcohol en los estadios y sus inmediaciones son una muestra cotidiana del apego a las normas en todo el país: "Hay muchos festejos en la calle, pero ahí no se ve nada de alcohol, al igual que en los lugares muy públicos. No hay margen para el descontrol", dice Nicolás.El joven relativiza el efecto de las restricciones en el disfrute del evento deportivo: "La gente se junta a festejar en las calles de todos modos. Se puede celebrar y disfrutar todos los días pese a que no esté permitido el alcohol". Nicolás coincide: "El clima mundialista es un atractivo en sí mismo. Creo que la falta de ese entretenimiento que son los bares se ve más que compensada por el resto de cosas para hacer".Combatir el calorSi bien se postergó la competencia a noviembre y diciembre por las altas temperaturas del verano catarí, el actual invierno no es mucho más ameno: aquí entra en juego la inversión local para apaciguar el clima."Los estadios son increíbles desde el punto de vista tecnológico: tienen hasta sistemas de refrigeración para afrontar las altas temperaturas. Toda la infraestructura es alucinante, más allá de las denuncias vinculadas a las condiciones laborales que afrontaron los obreros durante la construcción", agrega.Este aspecto es subrayado también por Nicolás, que apunta que "la inversión de Catar se siente en todos los aspectos: desde la cantidad de voluntarios hasta la red de transporte. Todo es absolutamente eficiente: incluso la tecnología de los estadios es una maravilla".Duelo de hinchadasLa estridente parcialidad argentina disputa el podio de países con más convocatoria en Catar, pero tiene una dura competencia. "México trajo una cantidad increíble de gente. En el partido contra Polonia vi cosas que nunca viví en un estadio: la cancha temblaba, era una masa verde de gente cantando y moviéndose. Argentina disputa mano a mano con ellos", dice sorprendido Nicolás."Arabia Saudita también está fuertemente presente, imagino que por la cercanía geográfica. El caso de Marruecos es muy interesante: tienen mucha gente y se hace sentir bastante. Hacen banderazos como los nuestros, pero en menor escala", completa el joven.El cosmopolitismo de las calles de Catar durante estas semanas facilita el encuentro e intercambio cultural entre personas provenientes de las más disímiles culturas. Nicolás lo grafica con un ejemplo concreto: "Se arman partiditos de fútbol entre las hinchadas: todos van con las remeras de sus países para jugar un rato. El clima es muy lindo".
Pese a la inusitada derrota ante Arabia Saudita, los más de 35.000 argentinos presentes en el Mundial mantienen vivo el espíritu futbolero que caracteriza al país sudamericano. De las convocatorias masivas a las restricciones: los seguidores de la albiceleste contaron a Sputnik cómo viven el evento deportivo del año.
Si la frase que reza que la esperanza es lo último que se pierde fuera una insignia portable, Argentina sería su abanderado por excelencia. De esto dan fe los miles de hinchas que fueron a Catar para alentar al equipo liderado por Lionel Scaloni. Pese a la dura derrota en manos del seleccionado saudita, los fanáticos de la albiceleste mantienen viva la esperanza a fuerza de banderazos, canciones e invocaciones a la imagen de Diego Maradona.
Captar todas las miradas
"Hay muchísimos argentinos: te los cruzas por todos lados y llaman mucho la atención. Hace poco hubo un banderazo. Ningún otro país había convocado a un evento tan grande: la gente nos filmaba y tomaba fotos porque no había habido algo así de ruidoso y notorio hasta ese momento", dice a Sputnik Nicolás desde Doha, quien a sus 25 años está viviendo su primera experiencia mundialista.
El joven oriundo de la ciudad de Buenos Aires arribó a Catar el 18 de noviembre acompañado de amigos. El celeste y blanco como uniforme: "Traje una sola camiseta, pero los chicos con los que viajé llevaron más de cinco cada uno. La valija parecía el bolso de utilería de la selección", relata.
La sensación percibida por Nicolás es compartida por sus coterráneos presentes. "El banderazo fue una locura para la gente de acá: no entendían bien qué estábamos haciendo. Empezamos al mediodía y terminamos a las cinco de la tarde, lo que para ellos fue impresionante. Quizás nosotros estamos acostumbrados, pero se nota que la mayoría de los turistas no", complementa Rodrigo, de 28 años, que también está debutando en un mundial, acompañado por su hermano.
La efervescencia descontrolada puede derivar en excesos. "Vi a varios argentinos intentando ingresar a los estadios sin entrada, con la esperanza de que sucediera como a veces pasa en nuestro país. La seguridad fue implacable: no cedieron a pesar de la insistencia y cantos de la hinchada", cuenta Nicolás.
Sin embargo, no hubo mayores complicaciones: "Hasta ahora nadie nos mira con desdén ni nada similar, son solo comentarios positivos y risas. Creo que es parte del color que aporta Argentina en los mundiales", agrega el joven.
La ilusión como bandera
El mal resultado de la selección albiceleste en el debut impactó en el ánimo de los argentinos en Catar. "La derrota con Arabia Saudita se notó bastante, creo que el entusiasmo bajó un poco. Antes éramos como el cuco de acá: nos miraban como candidatos indiscutidos. Pero ahora nos ven cabizbajos, con el pecho menos inflado que cuando llegamos", afirma Nicolás.
No obstante, la confianza en el equipo se mantiene más vigente que nunca: "La esperanza nunca la perdemos. El clima es positivo en general, pero el partido fue un baño de realidad y se nota en la actitud", completa el argentino.
Rodrigo coincide con su compatriota: "Más allá del baldazo de agua fría que tuvimos en el debut, creo que es positivo que haya sido en esta fase porque esto da la posibilidad de reaccionar. No bajamos los brazos", sostiene.
El impacto de las restricciones en el clima mundialista
Los estrictos controles sobre la venta e ingesta de alcohol en los estadios y sus inmediaciones son una muestra cotidiana del apego a las normas en todo el país: "Hay muchos festejos en la calle, pero ahí no se ve nada de alcohol, al igual que en los lugares muy públicos. No hay margen para el descontrol", dice Nicolás.
"Es muy loco ver cómo un país que no está acostumbrado al fútbol tuvo que adaptarse en todo sentido, incluso en la apertura de una cultura tan tradicionalista como la catarí. De todos modos, no está siendo un país prohibitivo, sino que permite que el evento se desarrolle naturalmente", opina Rodrigo.
El joven relativiza el efecto de las restricciones en el disfrute del evento deportivo: "La gente se junta a festejar en las calles de todos modos. Se puede celebrar y disfrutar todos los días pese a que no esté permitido el alcohol". Nicolás coincide: "El clima mundialista es un atractivo en sí mismo. Creo que la falta de ese entretenimiento que son los bares se ve más que compensada por el resto de cosas para hacer".
Si bien se postergó la competencia a noviembre y diciembre por las altas temperaturas del verano catarí, el actual invierno no es mucho más ameno: aquí entra en juego la inversión local para apaciguar el clima.
"El calor es soportable, pero hay que mantenerse hidratado todo el día. Igual acá hay aire acondicionado hasta en el suelo: está todo preparado para disfrutar la experiencia", resalta Rodrigo.
"Los estadios son increíbles desde el punto de vista tecnológico: tienen hasta sistemas de refrigeración para afrontar las altas temperaturas. Toda la infraestructura es alucinante, más allá de las denuncias vinculadas a las condiciones laborales que afrontaron los obreros durante la construcción", agrega.
Este aspecto es subrayado también por Nicolás, que apunta que "la inversión de Catar se siente en todos los aspectos: desde la cantidad de voluntarios hasta la red de transporte. Todo es absolutamente eficiente: incluso la tecnología de los estadios es una maravilla".
La estridente parcialidad argentina disputa el podio de países con más convocatoria en Catar, pero tiene una dura competencia. "México trajo una cantidad increíble de gente. En el partido contra Polonia vi cosas que nunca viví en un estadio: la cancha temblaba, era una masa verde de gente cantando y moviéndose. Argentina disputa mano a mano con ellos", dice sorprendido Nicolás.
"Arabia Saudita también está fuertemente presente, imagino que por la cercanía geográfica. El caso de Marruecos es muy interesante: tienen mucha gente y se hace sentir bastante. Hacen banderazos como los nuestros, pero en menor escala", completa el joven.
El cosmopolitismo de las calles de Catar durante estas semanas facilita el encuentro e intercambio cultural entre personas provenientes de las más disímiles culturas. Nicolás lo grafica con un ejemplo concreto: "Se arman partiditos de fútbol entre las hinchadas: todos van con las remeras de sus países para jugar un rato. El clima es muy lindo".
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