Acuerdo con el FMI, China y estabilidad regional: los temas de la reunión entre Fernández y Biden
Acuerdo con el FMI, China y estabilidad regional: los temas de la reunión entre Fernández y Biden
Sputnik Mundo
La conversación presidencial estuvo atravesada por la coyuntura global y los temas de interés que cada mandatario puso sobre la mesa. Desde la necesidad de... 31.03.2023, Sputnik Mundo
El presidente argentino, Alberto Fernández, fue recibido por su par norteamericano, Joe Biden, en la Casa Blanca el 29 de marzo. Los mandatarios mantuvieron un diálogo cuyo temario estuvo signado por la búsqueda de apoyos mutuos ante los desafíos que plantea el escenario geopolítico mundial.Tras una gestión que demandó más de ocho meses —tras la suspensión del encuentro pautado para julio de 2022 debido al coronavirus que Biden contrajo la víspera—, Fernández logró llevar a la Casa Blanca las preocupaciones de su Gobierno respecto al respaldo estadounidense que el país austral requiere en sus planteos con el Fondo Monetario Internacional (FMI)."El encuentro parece mostrar un buen manejo de las autoridades argentinas, que pudieron reflotar la reunión clave que nunca se concretó en 2022", indicó a Sputnik Juan el sociólogo Gabriel Tokatlián, doctor en relaciones internacionales argentino.Sin embargo, el marco internacional en el cual iba a inscribirse originalmente la cumbre sufrió cambios radicales. "El encuentro fue pactado en otra coyuntura, cuando Argentina tenía la presidencia de la CELAC [Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños] y participaba del G-20 y del G-7, con una actitud proactiva en varios ámbitos latinoamericanos", explicó el analista.Efectivamente, en 2022 Fernández era el presidente pro témpore de la CELAC. Sin embargo, el corriente año en Argentina está inevitablemente condicionado por las elecciones, ante las que el mandatario enfrentará un adverso escenario: "Alberto está cerca del final de su mandato y es particular el recibimiento de Biden, porque podría ser interpretado como una señal de preferencia hacia el oficialismo", consideró Tokatlián.La cuestión del FMIIndependientemente de los comicios presidenciales argentinos, uno de los mayores condicionantes estructurales de la economía de la nación sudamericana —que atraviesa una profunda crisis ligada a la falta de divisas— es el cumplimiento de las metas pautadas con el FMI en el marco del refinanciamiento de la multimillonaria deuda contraída en 2018 por el entonces presidente Mauricio Macri (2015-2019).Ante este panorama, la búsqueda de apoyo en Estados Unidos, que es uno de los accionistas de mayor peso en el organismo, resulta crucial: "El pacto con el FMI es fundamental para Argentina y con esa impronta lo llevó Fernández a Washington. Es el tema principal de la reunión, y por eso asumo que el presidente trató de mostrarse como un actor confiable para la Casa Blanca", afirmó a Sputnik el politólogo Alejandro Frenkel, analista internacional e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).La fragilidad de la situación financiera de Buenos Aires se ve agravada por un evento ajeno pero demoledor: la sequía más larga de la que se tenga registro, la cual atenta directamente contra la producción agropecuaria, que es fundamental para las exportaciones.Si ya era complejo cumplir los compromisos pautados con el Fondo, el fenómeno climático termina de demoler el escaso optimismo de ejecutar lo previsto. "La sequía va a requerir cambios en las demandas del FMI: es muy grave y va a repercutir sobre las exportaciones y sobre la recaudación. Es muy difícil cumplir metas fijadas con anterioridad", apuntó Frenkel.Más allá de la solidez de los argumentos de Fernández para justificar su posición en torno a la deuda, el mandatario es consciente de que ahora la pelota queda del lado del organismo financiero. "El apoyo manifestado por Biden es de por sí alentador, pero aún no sabemos si va a reflejarse en un respaldo concreto. Por ejemplo, con una afluencia mayor de las divisas que Argentina necesita", expresó Frenkel.Las chances de éxito no son nulas, pero hay obstáculos a sortear. "Por el lado del FMI espero que haya una flexibilización de la meta fiscal y tal vez una extensión del calendario de vencimientos. Una menor entrada de dólares y una caída en la recaudación requerirá que el Gobierno tome medidas cambiarias y fiscales", planteó a Sputnik el economista Héctor Torres, quien fue representante de Argentina ante la entidad financiera internacional.Ante la carencia de reservas del Banco Central, la renegociación se torna urgente: de cara a los compromisos a enfrentar, la administración de Fernández tiene escasa capacidad de acción. "El Gobierno cuenta con poco margen de maniobra, pero la peor apuesta política es llegar a las elecciones con una economía totalmente desestabilizada", puntualizó Torres.El peso de ChinaSi la preocupación central argentina obedece a la deuda, el tópico de mayor interés para Washington orbita en torno a la creciente inserción geopolítica de China en Latinoamérica. Las multimillonarias inversiones planificadas por el gigante asiático en la región constituyen tema de primera magnitud para Estados Unidos.Para Frenkel, "probablemente el tópico más importante para Biden haya sido el crecimiento de influencia de China en Sudamérica. Estados Unidos está resignado a que la penetración de los capitales chinos es irrefrenable, y por eso no planea combatirla".La competencia silenciosa entre ambas potencias sitúa a Argentina en el ojo del huracán, y por esa razón los movimientos diplomáticos de Buenos Aires demandan una precisión quirúrgica: "la política exterior de Fernández da señales de buscar el mayor equilibrio posible en la relación tanto con Washington como con Pekín, buscando obtener de cada país aquello que le sirva en materia económica", afirmó Tokatlián.Que la potencia norteamericana haya asimilado la irrefrenable presencia china en el continente puede redundar en un activo central del país sudamericano. Según reconoció el investigador, "Washington aprendió una lección fundamental: hay que tratar de convivir con Pekín, y no intentar chantajear a los países latinoamericanos (para que) tengan una actitud anti-China. Creo que la Casa Blanca entendió que un juego de amenazas no es aceptable, y que los dos países van a buscar políticas exteriores de equilibrio".La creciente penetración de la potencia asiática no constituye la única preocupación de Estados Unidos en Latinoamérica. La marcada inestabilidad que atraviesa el continente urge a Washington a buscar canales de diálogo con líderes de la región.En ese marco se inscribió el encuentro entre Biden y el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, en febrero y la reunión del mandatario estadounidense con Fernández. "Washington ve en Lula y en Alberto a dos líderes que intentan moderar las situaciones en sus países. Son mandatarios que ofrecen la posibilidad de diálogo: ambos apuestan por la estabilidad en la región, definitivamente pueden aportar a disminuir la incertidumbre en el continente", apuntó Tokatlián.El acercamiento, no obstante, tiene sus límites. Ante el conflicto ucraniano, Argentina y Brasil han propuesto alternativas para el cese de la contienda, las cuales no fueron particularmente destacadas por la Casa Blanca. Estas señales constituyen indicios de las discrepancias existentes.
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Acuerdo con el FMI, China y estabilidad regional: los temas de la reunión entre Fernández y Biden
La conversación presidencial estuvo atravesada por la coyuntura global y los temas de interés que cada mandatario puso sobre la mesa. Desde la necesidad de respaldo para la negociación de la deuda argentina hasta la preocupación estadounidense por la creciente presencia de China en Latinoamérica.
Tras una gestión que demandó más de ocho meses —tras la suspensión del encuentro pautado para julio de 2022 debido al coronavirus que Biden contrajo la víspera—, Fernández logró llevar a la Casa Blanca las preocupaciones de su Gobierno respecto al respaldo estadounidense que el país austral requiere en sus planteos con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
"El encuentro parece mostrar un buen manejo de las autoridades argentinas, que pudieron reflotar la reunión clave que nunca se concretó en 2022", indicó a Sputnik Juan el sociólogo Gabriel Tokatlián, doctor en relaciones internacionales argentino.
Sin embargo, el marco internacional en el cual iba a inscribirse originalmente la cumbre sufrió cambios radicales. "El encuentro fue pactado en otra coyuntura, cuando Argentina tenía la presidencia de la CELAC [Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños] y participaba del G-20 y del G-7, con una actitud proactiva en varios ámbitos latinoamericanos", explicó el analista.
"Las circunstancias cambiaron. Ahora estamos en medio de un conflicto en Europa, y Argentina atraviesa una situación dramática, casi mayor a la de la pandemia: la sequía y la inflación son terribles para el país, por la falta de dólares y las repercusiones del conflicto en Ucrania", señaló el sociólogo.
Efectivamente, en 2022 Fernández era el presidente pro témpore de la CELAC. Sin embargo, el corriente año en Argentina está inevitablemente condicionado por las elecciones, ante las que el mandatario enfrentará un adverso escenario: "Alberto está cerca del final de su mandato y es particular el recibimiento de Biden, porque podría ser interpretado como una señal de preferencia hacia el oficialismo", consideró Tokatlián.
La cuestión del FMI
Independientemente de los comicios presidenciales argentinos, uno de los mayores condicionantes estructurales de la economía de la nación sudamericana —que atraviesa una profunda crisis ligada a la falta de divisas— es el cumplimiento de las metas pautadas con el FMI en el marco del refinanciamiento de la multimillonaria deuda contraída en 2018 por el entonces presidente Mauricio Macri (2015-2019).
Ante este panorama, la búsqueda de apoyo en Estados Unidos, que es uno de los accionistas de mayor peso en el organismo, resulta crucial: "El pacto con el FMI es fundamental para Argentina y con esa impronta lo llevó Fernández a Washington. Es el tema principal de la reunión, y por eso asumo que el presidente trató de mostrarse como un actor confiable para la Casa Blanca", afirmó a Sputnik el politólogo Alejandro Frenkel, analista internacional e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
La fragilidad de la situación financiera de Buenos Aires se ve agravada por un evento ajeno pero demoledor: la sequía más larga de la que se tenga registro, la cual atenta directamente contra la producción agropecuaria, que es fundamental para las exportaciones.
Si ya era complejo cumplir los compromisos pautados con el Fondo, el fenómeno climático termina de demoler el escaso optimismo de ejecutar lo previsto. "La sequía va a requerir cambios en las demandas del FMI: es muy grave y va a repercutir sobre las exportaciones y sobre la recaudación. Es muy difícil cumplir metas fijadas con anterioridad", apuntó Frenkel.
"Este es el tema central. Ante la agudización de la crisis, la idea de revisar el acuerdo con el FMI ha cobrado un lugar decisivo tanto en el Gobierno como en la oposición", resaltó el investigador.
Más allá de la solidez de los argumentos de Fernández para justificar su posición en torno a la deuda, el mandatario es consciente de que ahora la pelota queda del lado del organismo financiero. "El apoyo manifestado por Biden es de por sí alentador, pero aún no sabemos si va a reflejarse en un respaldo concreto. Por ejemplo, con una afluencia mayor de las divisas que Argentina necesita", expresó Frenkel.
Las chances de éxito no son nulas, pero hay obstáculos a sortear. "Por el lado del FMI espero que haya una flexibilización de la meta fiscal y tal vez una extensión del calendario de vencimientos. Una menor entrada de dólares y una caída en la recaudación requerirá que el Gobierno tome medidas cambiarias y fiscales", planteó a Sputnik el economista Héctor Torres, quien fue representante de Argentina ante la entidad financiera internacional.
Ante la carencia de reservas del Banco Central, la renegociación se torna urgente: de cara a los compromisos a enfrentar, la administración de Fernández tiene escasa capacidad de acción. "El Gobierno cuenta con poco margen de maniobra, pero la peor apuesta política es llegar a las elecciones con una economía totalmente desestabilizada", puntualizó Torres.
"Tanto Biden como Fernández coinciden en la importancia de evitar la precipitación de una crisis que podría desestabilizar a la Argentina", destacó el economista.
Para Frenkel, "probablemente el tópico más importante para Biden haya sido el crecimiento de influencia de China en Sudamérica. Estados Unidos está resignado a que la penetración de los capitales chinos es irrefrenable, y por eso no planea combatirla".
La competencia silenciosa entre ambas potencias sitúa a Argentina en el ojo del huracán, y por esa razón los movimientos diplomáticos de Buenos Aires demandan una precisión quirúrgica: "la política exterior de Fernández da señales de buscar el mayor equilibrio posible en la relación tanto con Washington como con Pekín, buscando obtener de cada país aquello que le sirva en materia económica", afirmó Tokatlián.
"Los temas que le importan a Estados Unidos son políticos y de seguridad: esa es la línea roja que traza la Casa Blanca. Por eso se muestra más flexible a que China tenga más presencia en materia económica, como con la incorporación de Argentina a la Ruta de la Seda", adviertió Frenkel en referencia a la cadena de suministros que China traza en el mundo.
Que la potencia norteamericana haya asimilado la irrefrenable presencia china en el continente puede redundar en un activo central del país sudamericano. Según reconoció el investigador, "Washington aprendió una lección fundamental: hay que tratar de convivir con Pekín, y no intentar chantajear a los países latinoamericanos (para que) tengan una actitud anti-China. Creo que la Casa Blanca entendió que un juego de amenazas no es aceptable, y que los dos países van a buscar políticas exteriores de equilibrio".
La creciente penetración de la potencia asiática no constituye la única preocupación de Estados Unidos en Latinoamérica. La marcada inestabilidad que atraviesa el continente urge a Washington a buscar canales de diálogo con líderes de la región.
En ese marco se inscribió el encuentro entre Biden y el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, en febrero y la reunión del mandatario estadounidense con Fernández. "Washington ve en Lula y en Alberto a dos líderes que intentan moderar las situaciones en sus países. Son mandatarios que ofrecen la posibilidad de diálogo: ambos apuestan por la estabilidad en la región, definitivamente pueden aportar a disminuir la incertidumbre en el continente", apuntó Tokatlián.
"El encuentro entre Biden y Lula es una señal de que Washington quiere pilares de estabilidad en América del Sur", sostuvo el analista.
El acercamiento, no obstante, tiene sus límites. Ante el conflicto ucraniano, Argentina y Brasil han propuesto alternativas para el cese de la contienda, las cuales no fueron particularmente destacadas por la Casa Blanca. Estas señales constituyen indicios de las discrepancias existentes.
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