El 20 de agosto, el opositor ruso Alexéi Navalni se sintió mal durante un vuelo y fue hospitalizado en la ciudad rusa de Omsk, donde fue tratado con atropina, fármaco que suele utilizarse como antídoto para los agentes nerviosos. Sin embargo, los médicos del hospital ruso afirmaron luego que no habían detectado rastros de toxinas en la sangre y la orina del paciente, cuya condición atribuyeron a un "trastorno metabólico".

El 22 de agosto, Navalni fue trasladado al hospital universitario Charité-Universitatsmedizin de Berlín.

A principios de septiembre, el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, informó que los análisis toxicológicos realizados por un laboratorio de las Fuerzas Armadas de Alemania muestran que Navalni fue envenenado con una sustancia del grupo Novichok.

Desde Moscú tildaron de infundadas las declaraciones alemanas sobre lo ocurrido con Navalni y dijeron que esperan las respuestas oficiales a las solicitudes enviadas a Berlín.

Por su parte, Leonid Rink, uno de los desarrolladores de Novichok, señaló que los síntomas que tiene Navalni no tienen nada que ver con el envenenamiento con una sustancia de este grupo. El científico apuntó asimismo que el envenenamiento con Novichok provocaría la muerte y no un coma, como es el caso de Navalni.

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