La campaña anticorrupción, que se desplegó después de haber dirigido el presidente su mensaje a la Asamblea Federal, ya está marcando récords. En un poco más de un mes, 14 funcionarios de nivel federal perdieron sus puestos, contra 6 altos funcionarios se abrieron expedientes penales, se efectúa investigación sumarial de la actividad de decenas de funcionarios regionales. ¿Significará ello que a comienzos del verano de 2006 en la política rusa hayan surgido nuevas tendencias?
Vladimir Zhirinovski, líder del Partido Liberal-Demócrata: La campaña presidencial va a desarrollarse teniendo por fondo una decidida lucha contra la corrupción. Si no se acercasen las elecciones, probablemente no habría ningunos desenmascaramientos. Estos les convienen a los de arriba.
Stanislav Belkovski, director del Instituto de Estrategia Nacional: Los hechos demuestran que la nomenclatura se ha escindido. Además, ello era inevitable. Nuestras élites tienen un carácter parasitario, no producen nada, sólo se ocupan de repartir la propiedad y el poder. La unidad a largo plazo se logra sólo por medio de realizar proyectos creativos. Y fuera de éstos, inevitablemente unos empiezan a servir de trabas para otros. Cuanto menos jugadores hay, de tanto mayores pedazos se apropian cuantos quedan.
Gueorgui Satarov, presidente de la Fundación INDEM: Suceden cosas banales, en esencia, que eran conocidas desde hace mucho: se agudiza la lucha entre los clanes cercanos a Putin. Es probable que esta campaña tenga que ver con las elecciones de 2008, pero en primer lugar se trata de la lucha por ejercer influencia y hacerse con propiedad.
Guennady Gudkov, miembro del comité para la seguridad de la Duma de Estado: En nuestro país, la influencia de uno se determina en mucho grado por su cercanía al primer dignatario del país y la posibilidad de hacerle llegar determinados puntos de vista que forman la posición mantenida por el dignatario. Este es el recurso más importante en el Estado, en torno al cual se desarrolla la lucha. Y en ésta todos los métodos son buenos. Actualmente, la pelea se desarrolla por debilitar o fortalecer las influencias sobre el primer dignatario del Estado, pues se acercan las elecciones de 2007 y 2008.
