El programa de apoyo a los compatriotas que viven en el exterior y quisieran mudarse a Rusia no ha suscitado mucho interés en ellos. Máxime que no los invitan a instalarse en ciudades grandes o la parte Sur del país, sino en la región de Tierras No Negras y Siberia.
Eduard Poletaev, politólogo y director de la revista internacional "El mundo de Eurasia" (Kazajstán), se presenta como un potencial cliente del programa, pero en el momento actual no está listo a dar tal paso. Para decidir mudarse, se necesitan causas objetivas, como por ejemplo la inestabilidad política o económica, o un precedente positivo: un pariente o amigo que, gracias al programa en cuestión, ha mejorado su situación, dice él.
Tras el decreto firmado por Putin, a Rusia se dirigirá un número aún mayor de gente . Y a quienes ya se encuentran allí trabajando en condiciones ilegales, se les presenta una posibilidad para legalizarse, dice el diputado del parlamento y ex primer ministro de Moldavia, Dmitri Bragish. Pero le preocupa que después de hacerlo, los repatriados procuren llevar a Rusia también a sus familiares y, como resultado, dejen de mandar dinero a Moldavia.
El director de la Filial de Tayikistán del Fondo Internacional de Apoyo a los Compatriotas, Victor Radililovski, señala que el nivel de la vida en la república sigue siendo muy bajo, lo que obliga a sus ciudadanos a buscar trabajo en otros países, fundamentalmente en Rusia. El programa aprobado en Moscú está destinado para las personas de 18 a 40 años de edad, pero a estás les corresponde no más del 10% entre los rusos y la población del habla rusa de Tayikistán. Los demás ya son jubilados, y difícilmente querrán mudarse a rincones perdidos de Rusia, dijo.
Con él se solidariza Ekaterina Solovieva, oriunda del Territorio de Krasnodar, que vive Bakú: Si alguien decide trasladarse de Bakú a Rusia, querrá vivir sólo en Moscú o San Petersburgo.
A la gente le interesa, en primer lugar, la vivienda y el trabajo. Si el programa prevé otorgarlos, alguna parte de la población se decidiría a irse. Podría parecer atractivo el salario de unos 400-500 dólares, para los bielorrusos una retribución así ya es un dinero grande. Y en lo que atañe a encontrar raíces rusas, lo pueden hacer casi todos los deseosos en la república, dice el presidente del Partido Unificado de la Ciudadanía de Bielorrusia, Anatoly Lebedko.