IZVESTIA. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, volvió a reunir a los "ocho grandes" el domingo pasado, verdad que ya en el marco de la CEI. Por diferentes causas, en vez de 12 presidentes de los países que integran la Comunidad, estuvieron presentes 8 (no arribaron los de Ucrania, Georgia, Armenia y Turkmenistán).
Putin los invitó primero al Kremlin, y luego, a un hipódromo, para ver unas carreras en que se disputó la Presea del Presidente de Rusia. Según se averiguó, durante la actividad ellos hacían apuestas políticas solamente.
El resultado principal de la reunión puede resumirse del modo siguiente: se debe reformar la CEI de un modo que ésta de una organización amorfa se transforme en una que goce de influencia política no sólo en el espacio postsoviético. El respectivo acuerdo fue logrado el sábado, tras unas conversaciones poco duraderas sostenidas en el Kremlin, luego de lo cual los líderes se dirigieron al hipódromo.
Entre la segunda y la tercera carreras, los presidentes hicieron recordar que el juego principal que se desarrolló en el hipódromo es la reunión de ellos. Nursultan Nazarbaev, al bajar de su palco VIP (él se desempeña actualmente como presidente de la CEI), explicó: Todo el mundo sabe que los países de la CEI no están contentos con el funcionamiento de ésta, además, hay algunos que muestran mucho descontento. Bajo éstos últimos él entendía a algunos que estaban ausentes. Según se desprende de las palabras de Nazarbaev, pese a esta última circunstancia los presentes decidieron acometer una seria reforma del club. "Las decisiones deben adoptarse por consenso y ser de cumplimento obligatorio para todos", así expuso su concepción Nazarbaev. Es decir que en aras de la eficacia, el número de los miembros de la Comunidad puede reducirse. La decisión decisiva al respecto se tomará en noviembre, informó el presidente de Kazajstán.
Al prepararse a apostar en las carreras, los invitados no se guiaban por conceptos de la remonta. Por ejemplo, el caballo Donbass-Milenium, ganador en tres ocasiones no parecía estar malo, pero su procedencia no infundía entusiasmo: él es de Ucrania. En cambio, se consideró muy prometedor Jasil, que pertenece al primer ministro de Chechenia, Ramzan Kadirov (el caballo iba el primero casi hasta el final). También se cifraban muchas esperanzas en Llanito, el único representante de Kazajstán. Pues su victoria sería una sorpresa agradable para Nazarbaev. Pero resultaron ser ganadores Satellit (lo entrena Mahomet Kappushev), de la provincia de Moscú, y Eshkia, de Azerbaiyán, simbolizando la existencia del equilibrio en la CEI. En cierto sentido salió ganador el propio Putin, pues precisamente Kappushev entrena a algunos de los corceles que fueron regalados al presidente.
