TeleSUR / 25/07/2006
Habitantes de Budapest, capital de Hungría, disfrutan de los ritmos y los bailes del tango gracias a una iniciativa de bailarines húngaros mantenida desde 1999.
El escenario dramático, los compases remarcados y la inspiración nostálgica son presentados por quienes, desde el otro lado del mundo, también aman este ritmo.
"En Argentina sólo la gente de más edad bailaba tango. Me dije a mí mismo que esa sensación que inunda quien lo baila es increíble. Enseñé a mis estudiantes a conectarse con eso y así cuando ellos tengan una edad avanzada seguirán bailando el tango desde Budapest", dijo Laszlo Budai, coreógrafo de tango.
Intimidad, reconocimiento de la importancia de la pareja de baile y la carga energética del compañero permiten a estos intérpretes subirse a las tablas para desarrollar un ritmo que hasta hace poco era inalcanzable para ellos.
En 1999 se ideó este experimento, un proyecto al cual actualmente asisten cientos de personas interesados en descubrirse a través del tango.
"He aprendido a ser mujer, no tengo que hacer nada más que eso. Me dejo guiar por mi pareja, esa es una de las dificultades del tango. Pero cuando se logra no es sólo un aprendizaje académico sino también personal", manifestó Andrea Ezsol, bailarina de tango.
