Tallinn, 18 de agosto, RIA Novosti. El primer ministro de Estonia, Andrus Ansip, considera inaceptable que en el territorio de este país báltico haya monumentos a invasores, entre ellos, Pedro el Grande.
Ansip declaró que los estonios no tienen ningún motivo para venerar a este emperador ruso, quien había deportado a los vecinos de Tartu y Narva en la primera década del siglo XVIII y ordenado matar a gente enferma o anciana.