GÜNTER GRASS: "NO PARTICIPÉ EN NINGÚN CRIMEN" CON LAS FUERZAS NAZIS

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TeleSUR / 17/08/2006

El premio Nobel de literatura alemán en 1999, Günter Grass, evocó el jueves, en una larga entrevista televisiva, su "ceguera" de jovencito alemán ante el régimen nazi y Adolf Hitler, y aseguró que "no participó en ningún crimen" estando en la Waffen SS.

Esta fase vergonzosa "la llevaba en el fondo de mí" y "siempre me obsesionó", dijo en un programa literario de la televisión pública ARD, y reconoció que hablaba "muy tarde o demasiado tarde". Pero, añadió, "lo que he hecho como escritor y ciudadano de este país" era exactamente "lo contrario" de ese periodo.

El autor de "El tambor de hojalata" explicó que se sumió siendo aún niño "en un encarcelamiento ideológico", entró en la Waffen SS "sin sentimiento de cometer una falta" y fue víctima de una "ceguera" desde los 12 y 13 años, sobre todo al creer que movimientos como los SS tenían una relación directa con el Führer.

"Con mi obcecación de joven hitleriano, no hice preguntas en situaciones particulares", deploró, por ejemplo, después de que un tío suyo polaco fuera fusilado por los nazis en Dantzig.

El deseo de ser "un héroe pudo jugar un papel" en el compromiso políticos, también la voluntad de huir de "las estrecheces de la vivienda familiar", dijo el escritor, comprometido con la izquierda desde hace sesenta años y cercano al Partido Socialdemócrata (SPD).

Grass afirmó que no estuvo confrontado en su familia a actitudes antisemitas. En la Alemania nazi "no había pogrom, todo sucedió por cálculo", dijo. Afirmó que no supo nada de los crímenes de los nazis y que "al principio no podía aceptar" lo que fue revelado después de la guerra porque le parecía "propaganda".

"En cuanto a crímenes comprobables, no hubo nada", insistió hablando de su unidad SS, e indicó que dos veces estuvo inmerso en combates en el frente ruso.

Cuando lean su libro autobiográfico "Pelando las cebollas", desde el miércoles en las librerías, "los lectores deben hacerse por sí mismos una idea" de su vida, dijo Grass, que entendía "lo bien fundado" de ciertas críticas, aunque pedía también una lectura atenta de este libro.

"Hice de mi silencio un tema de mi libro, no intenté escabullirme", argumentó, y se preguntó a sí mismo las razones de esta prolongada omisión, cuando él mismo denunciaba los compromisos de los políticos alemanes con el nazismo.

Preguntado acerca de la existencia de una falta colectiva de los alemanes, criticó "los juicios globales" con una generación sumida desde el nacimiento "sin alternativa" en el nacional-socialismo.

Evocando su virulenta condena en 1985 de la visita del canciller Helmut Kohl y el presidente Ronald Reagan al cementerio de Bitburg, donde estaban enterrados Waffen SS, explicó que quiso protestar contra "la utilización de los muertos" en el marco de un "acto de propaganda".

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