Las sanciones impuestas por el Departamento de Estado de EE.UU. contra la Agencia Rusa Exportadora de Armas (Rosoboronexport) y el holding aeronáutico ruso Sukhoi no acarrearán consecuencias económicas concretas. Ello no obstante, Moscú debería reflexionar en serio sobre la conveniencia de seguir promoviendo la cooperación con Washington en materia de altas tecnologías, opinan muchos expertos rusos.
La causa de las sanciones ha sido la cooperación de las empresas de la industria de Defensa rusa con Irán. Moscú reaccionó rigurosamente a este paso de Washington al manifestar que no se proponía acatar la legislación nacional de EE.UU. y prometió adoptar medidas de respuesta. Por ejemplo, decretar sanciones contra la corporación aeronáutica norteamericana Boeing que obtiene impresionantes ganancias en Rusia, también merced a la cooperación con Rosoboronexport y Sukhoi.
La semana pasada, el vicepresidente de Boeing se reunió con Vladimir Putin, luego de lo cual fue anunciado que las sanciones no se hacen extensivas a los proyectos civiles. O sea, Boeing va adquirir en Rusia titano para sus aviones comerciales que representa casi 40% de la cantidad necesaria para la producción de los novísimos aviones Boeing-787. Tampoco será menospreciado Sukhoi que recibirá piezas norteamericanas para su aparato civil Super Jet 100.
"No es racional promover la cooperación con EE.UU en los ámbitos de altas tecnologías -afirma Ruslán Pujov, director del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías-. Caso de que se impongan sanciones, las consecuencias económicas se dejarían sentir no pasado un día, sino dentro de 10 ó 15 años. El mismo avión Super Jet 100, ensamblado con empleo de piezas norteamericanas, a iniciativa del Departamento de Estado podría ser prohibido para la venta en determinados países, tal como ya hacen los norteamericanos en relación con Embrear brasileño".
"Las sanciones obviamente buscan el objetivo de desplazar a los productores rusos de los promisorios mercados internacionales -explica Sergei Yakimov, director adjunto del Servicio federal para el control sobre tecnologías y exportaciones-. Nuestros competidores quieren sembrar dudas respecto al cumplimiento por Rusia de sus compromisos internacionales en materia de no proliferación".
Pese a una aparente rigurosidad en temas de exportaciones, los países de Occidente están enfangados en toda clase de transacciones dudosas. A mediados de los 80, Washington apoyaba a Al-Qaeda. Soslayando el embargo decretado por EE.UU., países de la Unión Europea venden tecnologías militares a China. En caso de que Rusia sea desplazada del mercado iraní, no tardarán en ocupar este nicho Francia y Alemania. Por lo tanto, según opina el vicepresidente de la Academia de Problemas Geopolíticos, Leonid Ivashov, Moscú no sólo debe desestimar lo que dice Washington, sino que proceder a despecho de EE.UU..
