Un 69,5% de los ucranianos confiesan sentirse orgullosos de su identidad nacional, según indica una encuesta realizada por el Centro Sofía en vísperas del decimoquinto aniversario de la Independencia, que se celebra el 24 de agosto. Al mismo tiempo, solamente un 35,3% de los entrevistados perciben esta fecha como una fiesta, mientras que el 40,4% ven en ella un día feriado como otro cualquiera. El himno y la bandera nacionales inspiran sentimientos de entusiasmo y orgullo a un 30% de la población; otro 38% dice respetar los símbolos nacionales pero sin caer en la euforia.
‘El sentimiento patriótico de los ucranianos tiene ciertos vaivenes, pues depende directamente del bienestar económico y social - observa el politólogo local Víctor Nebozhenko -. En períodos de estabilidad relativa, la gente está contenta de ser ciudadanos de Ucrania, pero la continua sucesión de Gobiernos que cometen errores, la subida de la gasolina, la carne y la mantequilla tienen repercusiones fuertes en los ánimos patrióticos'.
Los políticos favoritos para los ucranianos son Bogdan Khmelnitsky (78%), durante cuyo gobierno Ucrania se incorporó al Imperio Ruso; Mikhail Grushevsky, primer dirigente de la Ucrania independiente a principios del siglo XX; y Leonid Brezhnev, oriundo de Ucrania y líder soviético en la década del 70. Las figuras que suscitan el mayor rechazo son el dictador Iosif Stalin (61,7%), el último presidente soviético Mikhail Gorbachev (56,4%) y el líder de los nacionalistas ucranianos Stepan Bandera (54,4%).
Al comentar estas preferencias, el politólogo Dimitri Vydrin repara en que los principales favoritos encarnan ‘épocas perezosas', cuando un hombre fuerte prometía alimentar al pueblo y tomar todas las decisiones por él. Con todo, los ucranianos detestan a Stalin, a diferencia de los rusos, porque la hambruna provocada por su política en los años 1933-1940 era de tal envergadura que eclipsa en la memoria colectiva los aspectos positivos de su gestión. El rechazo hacia Gorbachev, según los expertos, es atribuible al hecho de que él ‘ha destruido a la URSS'; y eso, a pesar de fuertes ánimos nacionalistas. En cuanto a Stepan Bandera, la aversión es consecuencia de los clichés de propaganda soviética.
