El primer ministro de Chechenia Ramzan Kadyrov dio un último paso hacia la plena autonomía de su república en el seno de Rusia. El Parlamento checheno, controlado totalmente por Kadyrov, presentó a los legisladores federales un proyecto que contempla traspasarle a Chechenia los poderes necesarios para establecer un régimen económico ultraliberal, a fin de propiciar la recuperación de la economía local.
Los autores de esta iniciativa se dan cuenta de que el proyecto se contradice con las normas de corrección política vigentes en el Parlamento federal. ‘Es posible que algunas de nuestras propuestas, por ejemplo, en materia de imposición y privilegios aduaneros, o la de otorgarle a Chechenia un mayor grado de autonomía en el uso de los recursos naturales, podrían parecer demasiado audaces a los legisladores rusos pero es la única manera de atraer inversiones e incentivar el negocio en Chechenia' - sostiene Abu-Rashid Zakaev, jefe del Comité presupuestario en el Parlamento checheno. El proyecto, agrega él, permitiría reducir notablemente el volumen de las asignaciones federales. En la actualidad, los impuestos recaudados a las personas físicas representan un 65% de los ingresos en el presupuesto de Chechenia.
Alexander Shokhin, presidente de la Asociación Rusa de Empresarios y Directores Industriales, manifiesta su abierto rechazo a la iniciativa diciendo que es incorrecto estimular la inversión privada con métodos exclusivos. ‘El proyecto conduce a la autonomía total de Chechenia y la coloca al margen del actual engranaje presupuestario' - observa él.
Todo indica que Ramzan Kadyrov se ha pasado esta vez. Es poco probable que la nueva iniciativa pueda cuajar sin fuertes presiones políticas por parte del Kremlin pero, de momento, no hay ningún motivo para suponer que Vladímir Putin respalde esa idea.
Tampoco se descarta que en el fondo se trate de un gesto diplomático: Kadyrov, al no haber conseguido la firma de un Tratado sobre la delimitación de competencias entre Chechenia y el Centro federal, procura demostrar que sus ambiciones reales, por ejemplo, el traspaso de la empresa energética Grozneftegaz de las manos de Rosneft a las del Gobierno checheno, son mucho más modestas que ese proyecto de ley sobre el rango económico especial de la república.
