Kuala Lumpur, 14 de diciembre, RIA Novosti. En Malasia, cuya población no pasa de 25 millones de personas, cada media hora aparece un nuevo drogodependiente, según dice un informe emitido por la comisión gubernamental para la lucha contra la drogadicción.
"Habida cuenta de esta tendencia manifiesta, tenemos que hacer constar que todos los meses el número de drogodependientes aumenta por término medio en 2300 personas. De manera que actualmente de los casi 26 millones de habitantes, cerca del 1% son narcómanos descubiertos u ocultos" -, se dice en el documento emitido por la Agencia Antidroga Nacional (National Anti-Drug Agency).
Según los datos que aparecen en el informe, un 21% de los drogadictos son jóvenes de 17 a 25 años que representan casi la mitad de la población del país.
"Esta tendencia al aumento de la cantidad de ciudadanos de esta categoría parece amenazante. Mientras que en 2004 fueron detectados y registrados 254 mil drogadictos, hacia fines del año corriente este terrible indicador ha crecido hasta 295 mil 500 personas" -, saca la conclusión la Agencia Antidroga de Malasia.
El año saliente ha puesto al descubierto una tendencia nueva que provoca la lógica preocupación del Gobierno del país: la narcomanía no sólo "rejuvenece" sino que penetra en el sancto sanctorum de la sociedad malasia, es decir, las fuerzas del orden público y las fuerzas armadas del Estado, según datos estadísticos del Ministerio de Defensa de Malasia.
La ley que prevé la pena capital por contrabando y tenencia de drogas fue promulgada en Malasia en 1975, 18 años después de que el Estado obtuviera su independencia. Ocho años después el campo de su aplicación fue ampliado considerablemente.
Ahora por tener 15 gramos de heroína o 200 gramos de marihuana, así como por internar en el país fuertes sustancias estupefacientes se prevé la pena de muerte sin que importe la ciudadanía del delincuente.
Las autoridades judiciales de Malasia aplican los poderes que les concede la ley con todo el rigor: tan sólo en noviembre pasado fueron condenadas a la pena de muerte diez personas, entre ellas están cuatro extranjeros y un militar retirado, padre de 11 hijos.
