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LA GUERRA DE LA NAVIDAD. VEDOMOSTI

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La Navidad que se celebra hoy en buena parte del mundo cristiano ha dado origen a muchas polémicas en estos últimos años, y los símbolos tradicionales de la fiesta, por iniciativa de Gobiernos laicos que alegan motivos de corrección política, se han visto sometidos a una revisión en numerosos países.

 

Los adornos navideños son tabú en un 74% de las empresas británicas cuya patronal prefiere evitar posibles demandas judiciales por parte de empleados no cristianos. La administración del aeropuerto de Seattle, en Estados Unidos, optó por desmantelar nueve árboles de Navidad en medio de un escándalo, después de que un rabino local había exigido agregarles una Menorá, el candelabro simbólico de la fiesta judía de Hanuka. También hay una batalla lingüística en marcha, por reemplazar la frase tradicional de ‘¡Feliz Navidad!' por algo más neutral como ‘¡Felices Fiestas!'.

Tampoco faltan adversarios de tales iniciativas. En EE.UU. se ha formado incluso el Comité Nacional por la Preservación de la Feliz Navidad. Muchos programas de esa asociación pretenden castigar a aquellos establecimientos comerciales que hayan renegado de símbolos navideños.

La comercialización de la Navidad es algo que precede a los intentos de secularizarla. Los habituales descuentos navideños contribuyen a que un evento religioso se vaya transformando en la fiesta de compras. En su mensaje de Navidad del año pasado, el Papa Benedicto XVI hizo hincapié en esta tendencia. Los Gobiernos laicos, en su intento de convertir la Navidad en una fiesta políticamente correcta, olvidan que en realidad lo es desde hace mucho tiempo. Conste que el calendario usado hoy en la mayoría de los países también usa como punto de referencia la Natividad de Cristo, y la corrección política implica en principio la necesidad de reconciliarlo de alguna manera con otros, como el musulmán, el judío o el chino.

En Rusia hay cada vez menos personas dispuestas a celebrar la Navidad católica: un 4% de la población frente al 19% en 2003, según una encuesta realizada por el Centro Levada. La Navidad ortodoxa, que es dos semanas más tarde, tampoco figura aquí en la lista de las celebraciones favoritas, liderada tradicionalmente por la fiesta del Año Nuevo. Esta última es celebrada por un 93% de los rusos, mientras que la Navidad ortodoxa, por un 58%, de acuerdo con los datos de la Fundación Nacional de Opinión Pública.

Los símbolos navideños en Rusia coinciden con los del Año Nuevo y carecen de connotaciones religiosas. La Guerra de la Navidad todavía es imposible aquí, o ya lo es: la gente no interpreta los emblemas tradicionales como ‘navideños' y la proximidad de dos fiestas en el calendario resuelve en parte el problema de la corrección política.

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