El tema clave de la reunión económica de este año en Davos, The Shifting Power Equation, podría traducirse de dos maneras posibles: El cambiante equilibrio de poder, o la cambiante balanza de energía. Si esta última interpretación refleja más bien la actual relación entre Moscú y Occidente en materia energética, la otra variante es perfectamente aplicable a la situación política interna de Rusia, observa Antón Trofimov, subdirector de Nezavisimaya Gaceta.
El periodista llama la atención a la falta de empresarios realmente independientes en la delegación rusa: su estructura parece un monolito, y la integración en el poder o la proximidad al mismo juega el papel de cemento aglutinador. Los empresarios y estadistas occidentales presentes en Davos van a sacar la conclusión de que la autonomía y la influencia de un político son dos cosas excluyentes en la Rusia contemporánea.
Tanto los empresarios como los políticos que aspiran a tener influencia en Rusia, se apresuran a integrarse en la vertical del poder y, a menudo, se vuelven funcionarios. Quienes han rechazado tal opción, acaban quedando al margen y no intentan siquiera aprovechar Davos como tribuna, probablemente, para mantener a futuro el acceso a algún cargo público.