El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, acusó a las compañías rusas de haber elevado 'con fines políticos' los precios del petróleo para las refinerías bielorrusas. Ahora, está amenazando con volver a implantar los aranceles al crudo ruso que transita por territorio bielorruso hacia Europa Occidental.
Lukashenko intenta suavizar de esta manera las condiciones del acuerdo petrolero con Rusia que golpea sensiblemente a la economía bielorrusa. En respuesta, Rusia puede empezar a tender tuberías rodeando a Bielorrusia.
"Lukashenko evita mencionar cifras porque entonces su engaño quedaría al descubierto -afirma una fuente en el Gobierno ruso-. Minsk está descontento de que las compañías rusas incluyan en los precios del crudo un arancel de exportación que alcanza 53 dólares". En virtud del acuerdo intergubernamental, si Minsk vuelve a implantar la tarifa de tránsito, Rusia volverá a aumentar hasta $180,7 el arancel de exportación al petróleo que vende a Bielorrusia.
"En Bielorrusia ya deja de ser ventajoso refinar petróleo ruso para reexportarlo a Europa", confiesa el presidente del comité parlamentario bielorruso para asuntos internacionales y seguridad, Nikolai Cherguinets.
El director del Centro de Estudios 'Mises' en Minsk, Yaroslav Romanchuk, explicó que los derivados de petróleo habían constituido el año pasado un 39% de los ingresos aportados por la exportación. Pero señala que en 2007 ese indicador podría alcanzar sólo un 25% y que es muy probable que suba la tasa de inflación. "O sea, Lukashenko necesita mecanismos de compensación", dice Romanchuk.
Rusia, entretanto, busca vías alternativas para exportar su petróleo, según comenta Valeri Nesterov de la agencia de corredores Troika Dialog. La compañía Nefte Compass informó que la petrolera rusa Transneft ha propuesto al Gobierno estudiar la construcción del oleoducto Unecha-Velikie Luki-Primorsk, que tendría 950 kilómetros de extensión y una capacidad de 50 millones de toneladas de petróleo anuales.
El vicepresidente de Transneft, Sergei Grigoriev, explicó que su empresa sólo ha propuesto al Gobierno tomar medidas para que las exportaciones petroleras rusas no dependan tanto de los países de tránsito.
Analistas de Deutsche UFG han calculado que dicho proyecto costaría entre 2 y 2,5 mil millones de dólares. "Rusia puede permitirse ejecutar ese proyecto porque, en definitiva, costará menos que las subvenciones a Bielorrusia", concluye Nesterov.
