Moscú, 30 de enero, RIA Novosti. Es fácil predecir los resultados de las elecciones presidenciales anticipadas que se celebrarán en Turkmenia el 11 de febrero: ni en la propia república ni en el exterior nadie duda de que será elegido el actual presidente interino, Gurbanuguly Berdymuhammedov, de 49 años, uno de los ayudantes más cercanos del Saparmurat Niyazov.
La muerte a los 66 años de edad del "presidente vitalicio", quien gobernó el país durante 20 años, y el cambio del poder en Turkmenia coincidieron con importantes acontecimientos energéticos en Europa: el conflicto entre Rusia y Bielorrusia en materia de gas volvió a mostrarle a Occidente su dependencia con respecto a la tubería por la que llegan hidrocarburos desde el Este. A la luz de ello, Ashjabad se convierte en un jugador aún más importante en el espacio postsoviético.
Por supuesto, el nuevo dirigente turkmeno va a considerar los factores que ya están utilizando en la lucha por la influencia geopolítica las más fuertes en el aspecto militar potencias del mundo: EEUU, Rusia y China.
EEUU desde hace mucho propone construir un gasoducto desde Turkmenia hasta Pakistán y la India vía Afganistán. Washington apoya asimismo la idea de tender una tubería a través del mar Caspio, esquivando a Rusia. Ese plan lo están estudiando también los miembros de la Unión Europea.
Poco antes de morir, Niyazov aseguró a los políticos europeos de que en una perspectiva se podría tender un gasoducto de Turkmenia a Europa.
Tras la visita del "turkmenbashi" a Pekín en abril de 2006 nació el plan de construir un gasoducto de Turkmenia a China. Niyazov expresó la disposición de suministrarle a la RPCh 30 mil millones de metros cúbicos de gas al año, lo que equivale a un 50% de todo el volumen del gas que se extrae en Turkmenia actualmente. Está claro que si Ashjabad en los próximos años no aumenta sustancialmente la extracción, tras el tendido del gasoducto a China se reducirán los suministros destinados a Rusia y otros países.
Al comprender toda la importancia del papel energético que desempeña Turkmenia en el espacio postsoviético, ni EEUU ni los países europeos de hecho no plantean su democratización. La oposición turkmena no va a participar en las elecciones, por supuesto, sin embasrgo la comunidad mundial parece estar de acuerdo con ello. Pero es poco probable que acepte tan fácilmente si el nuevo presidente empieza a aplicar una política prorrusa, permitiendo que las compañías rusas asuman la explotación de nuevos yacimientos y la construcción de nuevas tuberías, escribe el periódico "Voenno-promishlenny kurier".
