La Fiscalía rusa presentó el 5 de febrero una serie de nuevos cargos contra Mijaíl Jodorkovsky y Platón Lebedev, principales protagonistas del ‘caso Yukos' que están pagando una condena carcelaria de nueve años por evasión fiscal.
Ahora se les incriminan también los delitos de apropiación ilícita y malversación de fondos, así como legalización de ingresos criminales, cargo que podría merecerles hasta 25 años en prisión. De hecho, ambos empresarios son acusados de haber creado una asociación delictiva y blanqueado más de 23 mil millones de dólares.
Yukos, previamente al arresto de sus ejecutivos, había sido una empresa rectora tanto en materia de la producción petrolera como en lo concerniente a los indicadores financieros. Jodorkovsky estaba entre los primeros empresarios rusos que empezaron a hablar de calidad en el ámbito de la gestión corporativa e introdujeron las normativas de contabilidad internacionales. También concedía gran importancia a proyectos benéficos y programas educacionales. Pero ya fue en ausencia de Jodorkovsky cuando estos temas realmente se hicieron relevantes. El Estado fue imponiendo a las corporaciones una política de responsabilidad social; la disciplina fiscal entre las grandes empresas registró una mejora notable después de la contundente derrota de Yukos; y la renuncia a los denominados esquemas de optimización fiscal - iniciativa que Jodorkovsky había defendido en su momento- se hizo efectiva cuando él ya estaba en prisión. Incluso Alexander Shokhin, jefe de la Asociación rusa de empresarios y directores industriales, admite que los últimos tres o cuatro años, es decir, el período del ‘caso Yukos', han inculcado a los hombres de negocios el hábito de pagar religiosamente los impuestos. ‘En este sentido, Jodorkovsky ha cumplido cierta misión sacrificando su libertad y sus activos' - señala él.
La culpa y los méritos de Jodorkovsky, lejos de perder su importancia para la economía rusa, van adquiriendo nuevas connotaciones.
Cuanto queda de la empresa creada por él todavía representa enorme interés para otros jugadores. Las entidades públicas apenas tienen recursos para comprar esos activos, y algunos expertos explican la presentación de nuevos cargos contra Jodorkovsky por el hecho de que el Estado quiere tener acceso a las cuentas y al patrimonio de Yukos en el extranjero.
El propio Jodorkovsky confesó ayer, desde su página web, que su objetivo es ‘demostrar con ejemplo propio el carácter comprometido de la Justicia en la Rusia contemporánea'. No todos están de acuerdo con el Grupo Helsinki de Moscú, el cual ha calificado a Jodorkovsky y Lebedev como presos políticos. Pero cualquiera que fuese el resultado del nuevo ‘caso Yukos', las peculiaridades de la Justicia rusa van a acaparar la atención universal. Y es posible que Jodorkovsky, lo mismo que en el caso de la disciplina fiscal, consiga cambiar la situación en esta materia pagándolo con libertad propia.
