El agravamiento de las contradicciones entre Irán y su principal aliado entre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU ha provocado un verdadero júbilo en EE.UU. El subsecretario de Energía de EE.UU., Sell Clayton, quien llegó de visita a Moscú, calificó de "absolutamente correctas" las exigencias de efectuar pagos oportunos por la construcción de la central electronuclear de Bushire, formuladas por Rusia. De otro lado, ayer, el presidente Vladimir Putin, al hacer una visita de trabajo a Italia, enfrió un tanto el ardor de Washington, al reiterar que no veía una alternativa razonable a la solución político-diplomática del problema nuclear iraní. Ello no obstante, es evidente que las posturas de Moscú y Washington sobre el problema iraní son muchos más símiles de lo que eran todavía no hace mucho.
Las negociaciones que sostienen en Teherán expertos rusos e iraníes de momento no han surtido resultados positivos. La entidad Atomstroiexport, contratista general de la obra de Bushire, acusa a Irán de suspender la financiación de este proyecto. Sergei Kirienko, director la Agencia Rusa de Energía Atómica (Rosatom), ayer dijo estar extrañado por la postura de Irán: "Da la impresión de que la parte iraní ha perdido interés por esta obra, pues desde mediados de enero no ha girado un solo centavo".
Las contradicciones entre Moscú y Teherán sobre la obra de Bushire aproximan la aprobación de una resolución rígida sobre Irán por el Consejo de Seguridad de la ONU. El borrador de este documento prohíbe la extensión de visados a los altos funcionarios iraníes responsables del desarrollo de tecnologías misilísticas y nucleares, supone embargo al suministro de armas y limita el otorgamiento de créditos a Irán. Es poco probable que Rusia defienda los intereses de Irán tan enérgicamente como lo hacía antes. Mijaíl Marguelov, presidente del comité para asuntos internacionales en el Consejo de la Federación (cámara alta del parlamento ruso), manifestó ayer: "Nadie está interesado en que Irán disponga de arma nuclear y se convierta en una potencia que no respeta las reglas de juego".
Aun sin la obra de Bushire, Rusia tienen motivos más que suficientes para estar descontenta con la conducta de Irán, opina Vladimir Averchev, experto del consejo nacional para la política externa y en el ámbito de defensa: "Lo más grave es que Irán no haya cumplido las exigencias de la anterior resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada en diciembre de 2006". En vez de cesar el enriquecimiento de uranio, Teherán puso en servicio operacional centenares de centrífugas nuevas que permiten enriquecer uranio y acumular sus reservas, hizo recordar el experto. Además, la AIEA no supo demostrar que el programa iraní de enriquecimiento de uranio no busque el objetivo de crear arma nuclear. Lo arriba expuesto, en opinión de Averchev, es más que suficiente para decretar sanciones.
