Todo indica que la construcción del oleoducto Burgas-Alexandroupolis, un proyecto que permanece atascado desde hace 14 años, por fin va a salir adelante.
Bulgaria, Grecia y Rusia firmarán el jueves un acuerdo que permite disminuir el tráfico de petroleros en los Estrechos del Bósforo y los Dardanelos, así como reducir a la mitad, de US$30 a US$16 por tonelada, los costes de transporte del hidrocarburo ruso hacia Europa. A través de la nueva tubería se va a canalizar un 9 por 100 de las exportaciones rusas del crudo. En el proyecto no habrá cabida para capital privado: las entidades públicas Rosneft y Gazpromneft tendrán uso exclusivo de esas instalaciones promisorias.
El oleoducto Burgas-Alexandroupolis se extenderá a 280 Km. y va a transportar 35 millones de toneladas anuales, con posibilidad de futuro incremento a 50 millones. Una vez terminada su construcción, la obra pasará a las manos de una empresa conjunta en la que Bulgaria y Grecia tendrán una participación del 24,5% cada cual, y Rusia, el restante 51%. La participación rusa quedará repartida entre Rosneft, Gazpromneft y Transneft, reservándose a esta última el papel de operadora del proyecto.
