- Sputnik Mundo
Internacional
Todas las noticias mundiales en un mismo portal informativo. Sigue de cerca lo que pasa en diferentes regiones del planeta.

Moscú tiene que pagar por el apoyo a los países gamberros. Kommersant

Síguenos en

No hay nada sorprendente en las manifestaciones del general iraní Mohammad Baager Zolgadar quien culpó a Rusia de infringir la resolución 1747 del Consejo de Seguridad de la ONU. Algún día, un alto cargó iraní debería de lanzar esta acusación. Tal es el precio que Moscú tiene que pagar por el apoyo a los países gamberros.

 

En reiteradas ocasiones Rusia protegió a Irán contra sanciones y, cuando esto ya era imposible, las suavizaba notablemente. Moscú realizaba esta labor ingrata, pese a correr el riesgo de deteriorar definitivamente las relaciones con EEUU, ya de por sí complicadas. Pero Rusia asumía este riesgo, confiando en una correspondiente compensación, tanto económica como política.

Las ventajas económicas en forma de pagos por la construcción de la central electronuclear de Bushire pasaron a ser para Rusia bastante problemáticas. A comienzos de marzo pasado, las autoridades de Teherán acusaron a Rusia de incumplir los compromisos de construcción de la central. Las ventajas políticas derivadas de las "relaciones especiales" con Irán también comenzaron a transformarse para Moscú en daños después de que Teherán desoyera sus recomendaciones de aceptar las razonables exigencias de la AIEA. Ni siquiera surtió efecto la advertencia lanzada a los iraníes por un alto cargo del Kremlin: "No nos dejaremos involucrar en los juegos antiyanquis".

Al percatarse de que Moscú está interesado en mantener contactos con ellos, los países gamberros no dejan de aprovecharlo, obligando a esta capital a sacar para ellos castañas del fuego (defenderlos en la ONU, proteger contra sanciones), pero en un momento oportuno la exponen o simplemente renuncian a cooperar, rindiéndose (con provecho para sí mismos) a algún alto representante estadounidense.

Poco antes de la operación Tormenta en el Desierto, Sadam Husein ni siquiera prestó oído a las recomendaciones de Moscú. Rusia protegía a Slobodan Milosevic, mientras este dirigente la engañó en reiteradas ocasiones, cerrando acuerdos por separado con la OTAN y remitiendo cartas secretas a Bill Clinton.

Hoy, el Kremlin hace patente su respeto al último líder comunista Kim Chong Il, mientras éste sin remordimientos algunos de conciencia le hace una mala jugada, realizando ensayos nucleares y lanzamientos de misiles. Rusia está estructurando una unión con Bielorrusia, mientras su líder, Alexander Lukashenko, se permite invectivas groseras respecto a Moscú e incluso chantajea, amenazando con cambiar su política a favor del acercamiento con Occidente.

Por regla general, Moscú se da cuenta de un juego deshonesto practicado por regímenes problemáticos. Lo lamentable es que esta comprensión llega demasiado tarde.

 

Lo último
0
Para participar en la conversación,
inicie sesión o regístrese.
loader
Chats
Заголовок открываемого материала