Los expertos de la Agencia Federal de Control Tecnológico de Rusia (Rostejnadzor) llegaron a la conclusión de que la bifurcación hacia Lituania del oleoducto "Druzhba" no puede seguir utilizándose para el transporte de petróleo por elevado índice de desgaste de la tubería. La compañía Transneft promete tender un nuevo oleoducto en sustitución del existente, pero los analistas se oponen a este proyecto.
El pasado verano, cuando de la tubería podrida escapó el crudo, Rostejnadzor ordenó reducir en cinco veces la presión en dos tuberías del oleoducto "Druzhba". A consecuencia, la transportación del petróleo se redujo en 12 millones de toneladas al año, volumen que se suministraba a Lituania. Los 19 millones de toneladas restantes se quedan en Bielorrusia. Tras la avería Rusia comenzó a suministrar petróleo a Lituania por mar, o sea, utilizando buques cisterna.
Ayer Rostejnadzor anunció que en el oleoducto se detectaron 7.853 defectos por lo que es preciso cambiar por completo los tubos en los tramos "Unecha-Polotsk-1" y "Unecha-Polotsk-2". El vicepresidente de Transneft, Serguei Grigóriev, prometió reparar la tubería sin fijar los plazos concretos de la ejecución del proyecto.
El analista de Troika Dialog, Valeri Nésterov, sostiene que las futuras obras requerirán de una inversión de orden de 600 millones de dólares. A su juicio, es poco probable que el proyecto prospere. "Va ganando terreno la idea de unir el tramo bielorruso del oleoducto con Primorsk -dice Nésterov-. Ante esta situación el Gobierno difícilmente aprueba asignar fuertes fondos a la rehabilitación del oleoducto ‘Druzhba".
