Estos días últimos, la exportación de armamentos ha pasado a ser uno de los temas centrales de la política exterior de Israel. Todo empezó por la recomendación dada por EEUU al Estado judío de no vender armas a China e India. Luego, Tel Aviv intentó conseguir, pero en vano, que EEUU limitara sus propias exportaciones de armas a los países árabes. Y, por último, el propio Israel renunció a exportar armas a una de las ex repúblicas soviéticas bajo la que se sobreentiende Georgia.
Para no empeorar las relaciones con Rusia, los dirigentes israelíes en el último momento anularon la transacción de venta de armas a una de las ex repúblicas soviéticas. Aunque los comunicados oficiales del Gobierno procuran no mencionar el Estado concreto, todos ya saben que se trata de Georgia. En calidad de intermediario en esta transacción actuaba Roni Milo, ex alcalde de Tel Aviv, quien actualmente tiene su negocio en Georgia e incluso desempeña el cargo de asesor del ministro de Defensa de este país.
Un representante del Ministerio de Defensa de Israel manifestó a Novie Izvestia que para su país Rusia es más importante que todos los demás países en el espacio postsoviético.
En opinión del militar israelí, "a la república cuyo nombre no se menciona en un solo documento, nadie le impide quejarse del Estado judío a sus amigos allende el océano, pero es dudoso que los norteamericanos empujen a Israel a cerrar una transacción que no reportará ningún provecho a ellos".
Expertos locales creen que Tel Aviv, empeñado en poner trabas a los suministros del armamento ruso a Siria, guiándose por los intereses nacionales, decidió no irritar a Moscú en vano. Tras los escándalos generados por los intentos de vender armamento israelí a India y China, bloqueados por EEUU, el Gobierno celebra tales transacciones con mucha cautela. Por ejemplo, a primera exigencia de Washington, las autoridades israelíes anularon la venta de misiles antiaéreos Hez (Flecha) a Turquía.
